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Del festejo a la cruda realidad

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Por un día, los poderes de la nación se trasladaron a Tijuana, Baja California, en un desplante de nacionalismo y unidad en torno al presidente de México, luego de la pírrica victoria ante sus pares de los Estados Unidos.

Humberto Melgoza Vega

TIJUANA– Lo que primero se anunció como un “Acto de Unidad en Defensa de la Dignidad de México y en Favor de la Amistad de los Estados Unidos”, una protesta frente la amenaza de Donald Trump de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas, se tornó en una celebración, donde el gabinete, los tres poderes y una veintena de gobernadores cerraron filas en torno al presidente de la República, luego que la delegación mexicana en Washington aceptó enviar a miles de elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur, para frenar la migración ilegal de Centroamérica, principal exigencia del mandatario estadounidense.

El sábado 8, todos los reflectores estaban puestos sobre Tijuana, Baja California. Aunque el espíritu “rebelde” de la convocatoria se apagó un día antes, luego que hábilmente Trump anunció, como es su costumbre por Twitter, que le daría “chance” a México, la organización del mitin ya estaba en marcha y no podía detenerse.

De convocatoria abierta y de alcance nacional, el evento tenía el carácter de histórico ya que nunca se había trasladado el gabinete en pleno para encabezar un acto político masivo en la frontera con California, con la cobertura de más de 200 medios acreditados, prensa nacional, local y regional y de los Estados Unidos, muchos transmitiendo en directo por redes sociales, tuiteando en tiempo real.

Hicieron acto de presencia los gobernadores de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval, de Baja California, Francisco Vega de la Madrid, entre abucheos y gritos de “fuera Kiko”; de Campeche, Alejandro Rafael Moreno Cárdenas, de Chiapas, Rutilio Cruz Escandón Arenas, de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien parecía que traía porra; de Durango, José Rosas Aispuro Torres, del Estado de México, Alfredo del Mazo Maza, de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, de Guerrero, Héctor Antonio Astudillo Flores y de Hidalgo, Omar Fayad Meneses.

Además los mandatarios de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, de Nayarit, Antonio Echevarría García, de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, el “Bronco”; de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, de Puebla, Guillermo Pacheco Pulido, de Querétaro, Francisco Domínguez Servín, de Quintana Roo, Carlos Manuel Joaquín González, de San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras, de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano, de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, de Veracruz, Cuitláhuac  García Jiménez, de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, y de Zacatecas, Alejandro Tello Cristerna.

Del gabinete, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, el hombre fuerte de AMLO; la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el secretario de Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán, el titular de la Sedena, general Luis Crescencio Sandoval González, el secretario de Hacienda, Carlos Manuel Urzúa Macías, de Economía, Graciela Márquez Colín y el Jefe de Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza.

En pleno centro de Tijuana, a unas cuadras de la línea fronteriza con los Estados Unidos, las banderas mexicanas ondeando por todo lo alto, con el nacionalismo a flor de piel, en medio de cánticos de campaña “es un honor estar con Obrador”, a bordo de una Suburban negra arribó al mitin el presidente de México, quien mostró que el arrastre con la gente lo mantiene intacto,  con sus apoyos sociales a viejitos y jóvenes ninis.

En medio de un impresionante pero discreto dispositivo de seguridad, los gobernadores se dieron baños de pueblo y se dejaron querer por los tijuanenses, como Claudia Sheinbaum, sin duda la más asediada para los saludos y fotos, el Bronco, carismático, en tenis, Omar Fayad, casual, al estilo clásico del PRI y hasta el diputado Gerardo Fernández Noroña, quien ha expresado su intención de buscar la Presidencia, traía sus fans.

Con la satisfacción de haber hecho la tarea, el canciller Marcelo Ebrard rindió un informe de la delegación que encabezó en Washington en la que resaltó que “no podemos decir que ganamos todos los puntos, pero lo más importante, que el lunes no va haber tarifas…”, aunque luego de echar las campanas al vuelo, en los días siguientes el presidente Trump les aguó la fiesta, al lanzar otra de sus amenazas que usa como parte de su campaña rumbo a la reelección.

Para dimensionar la gravedad del asunto, que según Marcelo tenía muy preocupado a López Obrador, resaltó que de haberse aplicado el arancel “más de 900 mil personas se pudieron haber quedado sin trabajo”, además que haría inviable el Tratado de Libre Comercio que está por firmarse junto con Canadá.

Tras saludar desde el estrado a los diputados federales Tatiana Clouthier y Mario Delgado y al senador Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard reconoció que parte del acuerdo fue reforzar las fronteras sur y norte de México, con el envío de miles de elementos de la Guardia Nacional.

También aceptaron que 8 mil personas que están esperando su audiencia en los Estados Unidos sean regresados a México, “les ofrecimos nuestro respaldo, por convicciones y fraternidad, vamos a ser solidarios mientras estén en México, vamos a proteger sus derechos humanos…”.

Enseguida remató: “No ganamos todo, no hay tarifas señor presidente, salimos con la dignidad intacta…”, frase que se llevaría algunos titulares de prensa y un sinfín de burlas por parte de los críticos de la 4T, sobre todo de los moneros gringos.

Luego siguieron una lluvia de elogios por parte de los oradores, entre ellos el del presidente de la Conago, Francisco Domínguez Servín,  los que contrastaron con el discurso de Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados, quien recordó que desde los tiempos que se firmó el Tratado de Bucareli México no había tenido una relación tan accidentada con los Estados Unidos.

Con una voz apenas audible,  Muñoz Ledo dio la nota discordante cuando soltó que “en mi criterio es inmoral e inaceptable el doble rasero entre la frontera norte y sur, por una parte exigimos que nos abran las puertas y por el otro lado sellamos el paso de los centroamericanos para hacerle un oscuro favor a los Estados Unidos…”.

“Nosotros tenemos la fuerza de la razón, y ellos la razón de la fuerza.  La migración es un derecho que debe ser respetado…no debemos aceptar que la migración sea una palabra maldita”, manifestó el legendario político de 85 años, quien debe ser apoyado para caminar.

Con francotiradores apostados en algunas de las azoteas, reciente en la memoria la serie 1994, donde retratan a Tijuana como una trampa donde cazaron al candidato Colosio, más de diez mil personas acudieron a la convocatoria, aunque los organizadores dijeron 35 mil.

El evento se prolongó más de lo necesario y dio tiempo para que hasta líderes religiosos tomaran la palabra, como el líder evangélico, Arturo Favela, quien se desbordó en elogios hacia el presidente, como del polémico padre Solalinde, de quien es conocida tanto su defensa de los migrantes como su admiración por López Obrador.

Después de unas tres horas de esperar bajo el rayo del sol, vino el esperado discurso de AMLO, quien afirmó que México y Estados no son vecinos distantes, atrás quedaron  agravios como la intervención estadounidense de 1847, ahora lo que toca es mantener una política de respeto y buena vecindad…”aprovechamos aquí en Tijuana para decirle al pueblo norteamericano que no abrigamos intención alguna de perjudicarlos…”.

En medio de gritos de apoyo, Porfirio ya cabeceando, López Obrador anunció que en el acuerdo alcanzado “reafirmamos nuestro compromiso de contribuir a evitar que migrantes atraviesen territorio nacional para alcanzar los Estados Unidos, pero jamás lo haremos violando los derechos humanos…

“Sería injusto que se pretenda castigar a México por proponer un alto a la migración mediante el impulso al bienestar y seguridad en sus puntos de origen.

“Soy un pacifista, pero como jefe y representante del Estado mexicano no puedo permitir que nadie atente contra la economía de nuestro país…al presidente Trump no le levanto el puño cerrado, sino una mano abierta y franca”.

El final del mitin, para muchos histórico, para otros fallido,  fue coronado con la arenga Pejista de “Viva México” y la entonación del Himno Nacional, que ahora sí lo cantó. @

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