La nueva normalidad en la política
El Eslabón Perdido
Humberto Melgoza Vega
Como nunca antes, el presente proceso electoral se ha prestado para que, sin el dogmatismo de las ideologías y los estorbosos principios, las alianzas y candidaturas se estén definiendo mediante un pragmatismo atroz en donde se pone por delante la posibilidad de ganar la elección, “hayga sido como hayga sido” (el teclado se resiste a aceptar el horror ortográfico, atribuido a una frase del ex presidente Felipe Calderón).
Desde que los partidos históricamente antagónicos como el PRI y el PAN acordaron ir en alianza en todo el país, junto con el PRD, con el propósito ulterior de frenar el avance de Morena, hemos ido perdiendo la capacidad de asombro.
También, el jaloneo al más alto nivel por las posiciones ha dejado en el camino a una pléyade de inconformes, tanto en los partidos que conforman la alianza Va por México –o Por Sonora—como en la que encabeza Alfonso Durazo por Morena, PT, Panal y Partido Verde.
En el PAN, donde el dirigente estatal Ernesto Munro aprovechó la coyuntura para negociar una diputación plurinominal para su hijo el alcalde reelecto de Puerto Peñasco, Kiko Munro; la candidatura como alcalde del puerto para su cuñado, Jorge Pivac, y la candidatura en Magdalena a su sobrino, Francisco Javier Zepeda Munro, pretenden agandallarse con la candidatura a la diputación local, que por lógica elemental desde el inicio se dijo que sería para alguien del PRI.
Para no verse mal con sus seguidores, en público, Darío Murillo y Paco Ochoa empujan para que la candidatura sea encabezada por un panista, el ex dirigente local David Castillo es el único alborotado; pero en privado reconocen que lo mejor es ir con alguien del PRI, para abarcar más terreno, aunque en el camino dejen a unos cuantos sentidos.
Tanto Paco Ochoa como Darío Murillo han platicado y ven con buenos ojos que el candidato a la diputación local del Primer Distrito sea el académico Carlos Silva Toledo, quien goza de buen prestigio luego de hacer buen trabajo como director general del Cesues –hoy UES—y en el Conalep, cargo al que renunció hace unas semanas, para estar listo para competir.
Caso aparte el de los compadres Manuel Baldenebro y Alonso Montes Piña, diputados federal y local con licencia, respectivamente, quienes al menos desde 2009 han hecho equipo cuando el Balde fue alcalde, al destronar 15 años de hegemonía panista, y Montes Piña su secretario particular.
Alonso Montes Piña se distanció del PES, partido por el que llegó al Congreso del Estado, y pretendió ser candidato a la alcaldía de San Luis por la Alianza Va por Sonora que encabeza como candidato a la gubernatura, Ernesto “Borrego” Gándara.
En San Luis le organizaron un evento masivo con líderes de colonias y luego el Balde en Hermosillo le reunió a un grupo importante de congregaciones religiosas.
El Balde estuvo a punto de ser el candidato de la Alianza por el Segundo Distrito local con cabecera en Puerto Peñasco, pero con el grueso de la votación en San Luis Río Colorado, en donde fue vetado por personajes influyentes dentro del tricolor.
Aunque de inicio no lo querían, al final Baldenebro será el candidato a la diputación federal del Primer Distrito, en busca de la reelección, nada menos que por Morena, en donde hará por fuerza equipo con Alfonso Durazo como candidato a la gubernatura y Santos González Yescas, seguro tirador a otro periodo en la presidencia municipal.
Su aliado y protegido Montes Piña se la rifará como candidato a la alcaldía de San Luis por Movimiento Ciudadano, partido donde el abanderado a la gubernatura, Ricardo Bours Castelo, cada día acorta la distancia entre los punteros.