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El regreso a la universidad tras la cuarentena por Covid-19

Después de 15 meses profesores e investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) regresamos a nuestros espacios de trabajo. El 14 de marzo del 2020 inició el Plan de continuidad académica y los más de 6,000 académicos de esta casa de estudios tuvimos que laborar a través de las pantallas, desde el confinamiento, en nuestros hogares.

Ayer 14 de junio del 2021 se pudo reingresar formalmente a las instalaciones universitarias. Este relato tiene una importante carga simbólico-emocional. No han vuelto todas y todos. Durante la pandemia han fallecido muchas y muchos universitarios de los 3 campus de la UABC. Se fueron en silencio. No se les pudo otorgar el adiós acostumbrado en nuestros rituales de duelo. También, hay luto en muchas familias de estudiantes y trabajadores. Hemos regresado después de un largo periodo con muchas vivencias que aún exigen reflexión.

Al llegar encontramos un conserje con termómetro en mano y gel desinfectante, en una especie de filtro sanitario. Todos portamos mascarillas cubre bocas. La mayoría hemos recibido una vacuna contra el Covid-19, sin embargo, flotan en el ánimo colectivo dudas y reservas. El comentario general es “a seguirnos cuidando”.

En términos generales el sentido del tiempo y del espacio se ha dislocado. Algo ha cambiado y así permanecerá por largo tiempo. Los significados compartidos en torno a la productividad académica y las formas de impartir docencia también han sufrido cambios importantes que aún no se terminan de pensar y documentar. Hay retos importantes hacia adelante.

La población estudiantil regresará hasta agosto cuando inicie el semestre 2021-2 si las condiciones y el semáforo camaleónico lo permiten. El modelo híbrido de educación universitaria ha llegado para quedarse. Hace algunos meses apunté en este espacio que los factores adversos originados por la emergencia sanitaria son muchos e impactaron tanto a estudiantes como a profesores.

Entre los principales: Desigualdad en el acceso a la conectividad de Internet y a equipos de cómputo en los hogares; condiciones de desventaja económica y pérdida de empleo de uno o varios miembros de las familias; deterioro de la salud mental por síntomas de ansiedad y depresión; además, escasa motivación de muchos estudiantes y una postura alejada de la gestión de su propio conocimiento, ante una modalidad de enseñanza-aprendizaje en la que algunos profesores no cuentan con los recursos pedagógicos necesarios para adaptar sus materias al trabajo en línea. Las cosas pintan similar en este momento.

Aprendí que existe un universo de metodologías activas para el trabajo docente en línea o en entornos híbridos, alcancé a experimentar algunas de ellas en este último semestre. Sin embargo, necesito continuar mi capacitación para mejorar mi práctica de enseñanza.

En el rubro de extensión universitaria, el Programa Cultura UABC demostró que hay conferencias, webinars, presentaciones de libro y conciertos, entre otras actividades, que se pueden transmitir y grabar para el consumo bajo demanda, lo que hace tengan mayor alcance entre públicos más diversos. Ahora se podrán realizar en un modelo híbrido.

Finalmente, en el ámbito de la organización para la gestión administrativa también hay cambios que han llegado para quedarse. Múltiples reuniones que se realizaban presencialmente hoy se efectúan por videoconferencia como parte de la “nueva normalidad”. Las sesiones de consejo universitario, academias y de otros cuerpos colegiados que implicaban traslados de decenas de universitarios de un municipio a otro, tienen sabor inoperante frente a las posibilidades de las plataformas virtuales. Ya fue comprobado.

La emergencia sanitaria por Covid-19 ha dejado muchos cambios en la comunidad universitaria, que por razón de espacio trataremos en otras oportunidades, lo importante es reflexionar, repensarnos como colectividad y extraer la mejor de las enseñanzas de este momento histórico pandémico, que aún no termina.

*[No. 38/2021]. El autor de esta publicación es profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Humanas, UABC.

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