AGUAS CON EL DENGUE
Luego de las recientes lluvias, los gobiernos estatal y municipal redoblaron las campañas contra el dengue, enfermedad que se transmite por la picadura de los mosquitos o zancudos y que si no se trata a tiempo y de la manera correcta, puede llegar a ser mortal. Tal es el caso del dengue hemorrágico que afectó a una residente de esta frontera, quien se debatió entre la vida y la muerte y ahora vive para contar su odisea.
Humberto Melgoza Vega
SAN LUIS RÍO COLORADO.- Alguna vez quizás todos hemos oído hablar acerca de dengue, de las campañas que hace el gobierno para prevenir su propagación y de las medidas preventivas para evitar que se reproduzcan los mosquitos o zancudos, pero hasta que lo experimentas en carne propia no sabes qué tan peligroso es y que puede llegar a ser mortal.
Aunque de acuerdo a la estadística, la mayoría de los casos que se presentan son leves y se curan tomando mucha agua y con reposo, casi de manera natural, atacando sólo los síntomas, la enfermedad también puede escalar a dengue grave o hemorrágico y poner en riesgo la vida de la persona infectada.
Esto último le sucedió hace un par de semanas a Marcela R, residente de San Luis Río Colorado, quien durante una semana se mantuvo luchando entre la vida y la muerte a causa de la gran cantidad de sangre que perdió, que sobrevivió de milagro y ahora literalmente vive para contarla.

Pero antes de contar su dramática historia –que no trágica, gracias a Dios y a la ciencia médica—es importante destacar la campaña que mantienen en marcha los gobiernos estatal y municipal para la prevención de la enfermedad y, muy importante, cuáles son sus principales síntomas y cuidados paliativos.
Más que alarmar a la población, la intención es informar, y sobre todo destacar la importancia de redoblar la limpieza de patios y fumigaciones, en especial luego de las recientes lluvias que dejaron encharcamientos por toda la ciudad.
La Secretaría de Salud de Sonora advierte que las fumigaciones tienen un efecto temporal pues eliminan solo a los mosquitos adultos que se encuentran volando al momento de la aplicación, por eso, para controlar de manera efectiva el dengue es primordial las acciones preventivas dentro de los hogares, en cada familia.
De manera coordinada, Salud Pública Municipal a través de Protección Civil y Bomberos Municipales han reforzado la campaña de fumigación domiciliaria.
Protegidos con un equipo como el de los avicultores, además de fumigar con un insecticida especial aprovechan para voltear llantas, bandejas, muebles o cualquier traste con agua acumulada, para evitar que se críen los mosquitos, transmisor de la enfermedad.
La invitación es a mantener limpio el patio de la casa, eliminar el agua estancada, voltear y tapar recipientes que acumulen agua, además de usar repelente y utilizar los clásicos mosquiteros. El dengue es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti, cuando el zancudo se alimenta de sangre de una persona enferma y luego le pica a otras personas les transmite la enfermedad.
Por eso hay que estar atentos a los síntomas, los cuales comienzan a presentarse entre cuatro y diez días después de la picadura, que en el caso del dengue clásico o no grave son: fiebre alta, de hasta 39-40°C, dolor de cabeza intenso, especialmente detrás de los ojos, dolor muscular y articular muy intenso (conocida como “fiebre rompe-huesos”), erupción cutánea, náuseas, vómito, dolor abdominal y fatiga extrema.
En algunos casos, con más riesgo en niños, la enfermedad puede evolucionar a dengue grave o hemorrágico y estos son los principales signos de alarma: fiebre alta, dolor abdominal, intenso y continuo, vómitos persistentes, sangrado por encías, nariz, heces o vómito con sangre, hinchazón, fatiga extrema y la caída brusca de plaquetas.
Este último fue el que le pegó duro a Marcela, tanto que los médicos ya no le daban esperanzas de vida a su familia.
Renacida
Todo comenzó el pasado mes de noviembre, cuando de repente le comenzó doler la cabeza, se le subió la temperatura hasta el cielo y le dolían las piernas y el estómago. Su familia la llevó a un hospital privado donde le suministraron un suero vitaminado, le dieron medicamento para la infección y la mandaron para que reposara en su casa.
Al segundo día los síntomas empeoraron, ya no pudo salir de casa, le llevaron el médico a domicilio para meterle más suero y al tercer día que comenzó a vomitar sangre y se desmayó la llevaron de inmediato a la línea internacional, donde la recibió una ambulancia que la llevó directo al Hospital Regional de Yuma.
Los siguientes cinco días permaneció inconsciente, en terapia intensiva, los médicos luchando por parar la hemorragia interna, su familia y amigos haciendo cadenas de oración, conscientes de que la fe mueve montañas.

Cuando finalmente los médicos tuvieron los resultados de los análisis sanguíneos supieron que se enfrentaban a una variante del dengue hemorrágico, muy agresivo.
“Ya no me daban esperanzas, porque tenía las plaquetas hasta el suelo, la anemia a todo, el hígado dañado, hasta diabetes me salió, todo el cuadro se me echó a perder por la pérdida de sangre”, recuerda, ya más repuesta, desde su casa en esta frontera.
Ya estaban a punto de pasarla a Phoenix cuando las plaquetas comenzaron a regenerarse, señal que la hemorragia empezaba a ceder.
Luego de diez días, en los que ya no les daban esperanzas, los médicos que la dieron de alta consideraron que se trató de un milagro ya que pocos casos con un dengue hemorrágico así de agresivo sobreviven.
Durante el tiempo que permaneció inconsciente Marcela se miraba que volaba por los cielos, pero se sentía fijada con unas estacas a la cama. “¿Qué me está pasando?”.
No alcanzó a mirar el túnel, como refieren algunas personas que han estado al borde de la muerte, incluso han estado del otro lado y regresan, pero sí sintió la presencia de su hermano menor, recientemente fallecido, quien la jalaba de las manos. “Yo le decía que me soltara, no sé si fue un sueño o estaba delirando, por la calentura”.

En la cama del hospital se sentía tan débil luego de haber ganado la batalla que no podía ni abrir los ojos, aunque sí escuchaba las voces a su alrededor.
“No me podía ni cepillar los dientes” – comenta.
La pregunta del millón: dónde contrajo la peligrosa enfermedad. Si no fue en San Luis Río Colorado fue en San Luis, Arizona, donde también tiene casa. Aunque pudo haber sido en alguna tienda o negocio abierto al público.
“Sí recuerdo que me picaron en la casa del otro lado, cuando andaban regando unas matas de mango que tengo sembradas, pero también me han picado aquí en San Luis, así que está muy difícil saberlo. En Yuma me dijeron que conmigo era el segundo caso”, menciona.
Su esposo “nunca perdió la fe y le decía a los chamacos que esto pasaría a la historia como un mal recuerdo nomás y pues bendito Dios que sí, me dio otra oportunidad de seguir aquí”. @

