Tiempo de los cínicos
El Eslabón Perdido
Humberto Melgoza Vega
Lo más lamentable del sismo del pasado 19 de septiembre, aparte de la pérdida de vidas humanas, de patrimonios reducidos a escombros, de una vida que ya no será, ha sido el rapaz comportamiento de los principales partidos políticos, lucrando sentimentalmente con la tragedia.
Al final de cuentas, esa solidaridad con los damnificados no es tan espontánea ni desinteresada, más bien parece un tianguis, como en El Precio de la Historia, en donde el regateo está a la orden del día, para ver quién da más, le llega al corazón de los mexicanos y cosecha simpatías y votos en la elección presidencial de 2018.
Y en esta lucha por el poder nadie se salva. Ni López Obrador, quien tiene el timing político muy sensible, quien comprometió primero el 20 y luego el 50 por ciento de sus prerrogativas; luego vino Enrique “Clavillazo” Ochoa, líder nacional del PRI, quien dobleteó la propuesta y desinteresadamente se desprendió del 100 por ciento de los recursos que del pago de nuestros impuestos les da el INE y tarde pero sin sueño, Ricardo Anaya, ya no a nombre del PAN sino del Frente Amplio Ciudadano elevó la apuesta.
En esta danza de las cifras millonarias, los partidos magnánimos, desprendiéndose de manera voluntaria a fuerzas por el clamor ciudadano, hay mucho de farsa y de engaño.
“Ningún chile les embona”, diría el clásico Peña Nieto, primero porque los partidos se llevan la tajada del león del presupuesto, y luego porque desean regresarlo, para ayudar en esta situación de emergencia, aunque lo cobrarán con réditos si ganan la presidencia.
Después de todo, el PRI prácticamente no necesita que el INE les dé dinero. Entre todos los partidos, los grandes como PRI, PAN, PRD y el más fuerte y nuevo, Morena, junto con la chiquillada, que se meten al gran negocio de la política mexicana, se llevarían más de 6 mil millones de pesos.
Un mundo de dinero, que se despilfarra en la compra de propaganda y de votos que ahora pretenden ahorrarse para destinarlos a los miles de afectados por el sismo en el centro del país.
Aunque suena bonito, solidario con la tragedia, si se les retira el 100 por ciento del financiamiento público a los partidos políticos, como demagógicamente está proponiendo el PRI, secundado por su supuesto enemigo el PAN, a quien más beneficiaría es al partido tricolor, ya que tranquilamente dispondrían del presupuesto de los estados y de financiamiento privado, donde residen los mayores intereses, con capitales no necesariamente de origen lícito, para arrollar en las elecciones, como históricamente lo han hecho, con métodos poco ortodoxos.
Espíritu de servicio
Hace unas semanas, el líder de Morena en Sonora les anunció a sus seguidores en San Luis Río Colorado que les urgían candidatos, pero que no que había dinero para la campaña, aunque muchos se desanimaron, al que no agarran cansado es al Santos González Yescas, quien se perfila para ser, nuevamente, el candidato a la alcaldía por el partido liderado por Andrés Manuel López Obrador.
Mientras que en Movimiento Ciudadano sonorense se desgastan, porque no comulgan con el proyecto nacional de ir juntos en el Frente Amplio Ciudadano con el PAN y el PRD, no quieren compartir las candidaturas, a nivel local emergen nuevos enroques con el Partido Verde, donde la regidora Hilda Herrera ha venido coqueteando con perredistas en fuga hacia Morena, más otros inquietos aspirantes que todavía no definen bajo qué siglas participar, si no es que por la vía independiente, en relativa igualdad de circunstancias ahora que el INE les agarre la palabra y les retire todo financiamiento con dinero público a los partidos tradicionales.
En este nuevo escenario, los que menos batallarán son el PRI y el PAN, partidos con poderosos e influyentes aliados que estarán dispuestos a meterle carretadas de dólares a la campaña, aun por debajo del agua, para seguir conservando los añejos privilegios que los han vuelto millonarios.