Feliz 105 Aniversario, San Luis Río Colorado
El río Colorado y el Monumento Internacional 204, son los ejes fundacionales para el surgimiento de San Luis Río Colorado que celebra su 105 Aniversario.
Manuel Cuen y Carina Arguilez
SAN LUIS RÍO COLORADO.- Asentado en la esquina noroeste de Sonora, San Luis Río Colorado tiene una historia rica que contar, que escribir sobre su sociedad, de los hombres y mujeres que han forjado su desarrollo a lo largo de una centuria, así como de sus instituciones políticas, culturales, educativas, deportivas, económicas y sociales, de acuerdo a la cronista oficial de Mexicali, pero de familia sanluisina, María Isabel Verdugo Fimbres.
Semanario CONTRASEÑA tuvo acceso al material de su último libro editado: “San Luis Río Colorado, un rinconcito de Sonora”.
“Si vamos a sus inicios, San Luis es una población moderna, sin ningún antecedente prehispánico, misional o colonial que pudiéramos considerar como punto de partida para un asentamiento. Sólo el río Colorado, que es una referencia geográfica y la zona fronteriza, junto al Monumento Internacional 204, son los ejes fundacionales para el surgimiento de San Luis en el siglo XX y que tanto se ha escrito en artículos y libros”.
Asegura la investigadora en su libro que “el poblamiento tardío de San Luis Río Colorado, respecto a otras ciudades, se debe a las circunstancias prevalecientes del siglo XIX en la frontera norte con los Estados Unidos, cuyo territorio estuvo deshabitado en la mayor parte, existiendo algún que otro asentamiento informal. Esta situación fue motivo para que el Gobierno General (siglo XIX) fomentara la colonización en este ámbito geográfico y dictara disposiciones para ello. Como resultado, se entregaron grandes concesiones de terrenos baldíos a particulares y a empresas”, escribe.
“De esta manera surgieron hombres que forman parte ya de nuestra historia, por el empeño que tuvieron para cumplir ese objetivo, y en nuestro contexto local, es necesario mencionar a un personaje que tuvo que ver con los orígenes de San Luis y de su nombre: Guillermo Andrade. Junto a él aparecen Manuel Martínez del Río y los hermanos nogalenses: Próspero y Aurelio Sandoval.
“A partir de los años noventa del siglo XIX, la zona del río Colorado era un vergel tanto en vegetación como en fauna silvestre, gracias a las aguas del citado río y en algunos años fue un sitio de pastoreo para grandes hatos provenientes de California y Arizona, con permiso de Andrade, quien era dueño de estos terrenos (de Baja California y Sonora)”, recuerda.
“Años después surgieron empresas para irrigar estas feroces tierras y dedicarlas a la agricultura. San Luis y su contraparte arizonense quedaron relegados en razón de las dificultades técnicas y financieras para la construcción de canales y represas, desarrollándose lo que sería después el valle de Mexicali”.
El origen
Para la investigadora y cronista “en los últimos cinco años previos al fin del Porfiriato, y casi aisladamente, surgió San Luis junto al citado Monumento Internacional 204 con antiguos moradores de colonia Lerdo y de Los Algodones, y hacia 1913-1916 hay familias asentadas en este sitio, cuyos terrenos, aunque concesionados, estaban realmente baldíos. Igualmente surgieron algunos ranchos en las vegas del río, como La Bolsa y Nochebuena, y otros puntos que sólo quedan en la memoria y en documentos, pero que no eran aptos para habitarlos.
“En estas circunstancias y en el contexto revolucionario que se vivía en el país, hizo su arribo a San Luis el capitán Carlos G. Calles en abril de 1917, con orden de poblarla, trazar su fundo legal (el primero, antecedente de los posteriores), entregar tierras a los colonos, establecer una aduana y tender cables telegráficos”, menciona.
“A partir de este momento, hasta la década de los cincuenta, se produce la formación de San Luis como comisaría de policía, pueblo, municipio y ciudad, categorías que fueron definiendo su evolución física conforme se dieron los avances para su desarrollo económico y político y no sólo urbanísticamente”, señala la autora.
“El cometido que nos ha impulsado a realizar este modesto trabajo, es enfatizar los inicios de San Luis a partir de 1917 hasta la década de los cincuenta, tomando en cuenta su topografía, su clima y la vecindad con los Estados Unidos. A partir de los años sesenta ya se inicia otra etapa de su devenir, más contemporánea y más acorde a los ritmos políticos y económicos del momento.
“Sólo es una síntesis y queremos presentarla para conocimiento de sus habitantes y que tengan una idea de su evolución a partir del emplazamiento original en los bajos del río Colorado y difundir de alguna manera parte de su desarrollo material, con la información que se ha tenido a la mano”, resalta.
“El conocimiento de nuestra historia, de quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, forman parte de las preguntas que hay que responder, porque dan identidad al sanluisino y pertenencia a este entorno; cualidades ambas que se han establecido por los vínculos entre sus habitantes, como resultado de vivencias y recuerdos acumulados a través del tiempo y que hay que rescatar del olvido, porque éste `es una forma extrema de muerte´ como decía el ameritado historiador Luis Villoro”.
Para realizarlo, aclara la autora, se consultaron fuentes archivísticas y bibliografía en general, en diversos tiempos y al final del texto se agregan. “Hay que mencionar la importante consulta de los libros de Actas de Cabildo de San Luis Río Colorado para los años de 1939 a 1959; del Ayuntamiento de Caborca para los años de 1930-1932, cuyas fichas conservo de tiempo atrás, del Registro Civil de San Luis, especialmente de los nacimientos registrados en 1923, pero nacidos en otros sitios; del Archivo Histórico del Estado de Sonora y documentos sin clasificar del Archivo Municipal de San Luis, entonces en una bodega de la oficina de turismo local.
“Respecto al título de porqué un “Rinconcito de Sonora”, es una frase acuñada por Mons. Juan Navarrete Guerrero, entonces Obispo de Sonora en 1941, para referirse a este lugar que lleva por nombre San Luis Río Colorado, solicitaba a Monseñor Felipe Torres, la posibilidad de incorporar al Vicariato de la Baja California esa comunidad, por la imposibilidad de atenderla por la lejanía y falta de vías de comunicación”.
Los invito a leer y conocer un poco de nuestra historia local, en una serie denominada Cuadernos de Historia que hoy se inicia con esta pequeña obra; nuestra pretensión es difundir la historia y la cultura de San Luis, de manera sencilla y comprensiva para nuestros lectores, cuya temática será variada conforme el tiempo y las circunstancias lo permitan, bajo el cuidado y edición de nuestro amigo Manuel Cuen Gamboa.
Barrio de la Cuauhtémoc
Al pasar por allí y como en otras ciudades ocurre también, el ruido citadino desaparece, sintiéndose la quietud y la eternidad del tiempo suspendido en ese barrio y en la fachada de sus casas de adobe.
Quedan restos de inmuebles que indican que alguna vez fueron habitados o usados por sus moradores, junto a la orilla de los medanales y de pinos salados, que rememoran un pasado ya ido, tiempo atrás.
Sin embargo, esta zona, representativa de la etapa antigua de San Luis convive con la modernidad de los tiempos actuales y se resiste a morir, por lo que hay el deber de conservarla, pues identifica el sitio donde surgió esta población.
Y digo, en palabras del doctor Luis González:
“Todos los pueblos que no se miran de cerca con amor y calma son un pueblo cualquiera, pero al acercarles el ojo, como es el caso presente, cargado de simpatía, se descubre en cada pueblo su originalidad, su individualidad, su misión y destinos singulares, y hasta se olvida lo que tiene de común con otros pueblos”. (Pueblo en vilo. Microhistoria de San José de Gracia, 1972).
La actual población de San Luis Río Colorado se inició en un pequeño espacio ubicado entre la mesa arenosa de tierra firme y la margen izquierda del río Colorado, a principios del siglo XX. Es la zona antigua de San Luis, y por ende la histórica; fue el escenario donde vivieron sus primeros habitantes a partir de la primera década, y ya más formalmente, entre 1917 y 1939 (22 años) junto al Monumento Internacional 204 y sus primeras calles: Cuauhtémoc, Morelos y la Carretera del Valle.
Con el arribo del Capitán Primero Carlos G. Calles, en abril de 1917, dentro del período revolucionario que se vivía en todo el país, esta frontera fue objeto de particular atención de parte de las autoridades, a fin de poblarla en terrenos de las antiguas concesiones porfiristas de Guillermo Andrade y Manuel Martínez del Río, vigentes en ese momento.
A partir del arribo de los colonos civiles y militares que venían en esa comitiva, se asentaron junto a la línea internacional y sobre la margen izquierda del río Colorado, donde habitaban ya las familias de Gustavo Cuevas, Granados, Oros, etc.
En ese grupo llegaron los ingenieros Betancourt, Felipe de la Garza y Enrique Soria quienes por órdenes de dicho militar levantaron el primer plano de San Luis, de fecha 21 de junio de ese año, junto al monumento 204 y de “un tuvo [tubo] señal de la línea divisoria”, señalando un kilómetro por lado, que constituiría el fundo legal, cuya superficie fue de 100 hectáreas. El ingeniero De la Garza verificó la nivelación de un pequeño canal, propiedad del señor Gustavo Cuevas.
A partir de ese momento, se fue poblando paulatinamente este lugar, en los bajos de la meseta, surgiendo los primeros comercios y changarritos, las casas de sus moradores, las oficinas de la comisaría y después del primer ayuntamiento, el cuartel militar, el resguardo aduanal, el juzgado del Registro Civil y una escuela rudimentaria.
Las rúas principales en ese entonces, fueron las calles Cuauhtémoc y la Morelos, como ya se mencionó. En ese tiempo se proyectaron la Hidalgo (hoy Calle Primera) y la Simón Bolívar (Calle Segunda), desconociéndose hasta este momento si efectivamente llevaron esos nombres o solo existieron en el plano que se anexa, proporcionado por el maestro Juan Antonio Frías, donde se aprecia que después de la actual calle Segunda aparecen algunos medanales.
Hay que decir que la calle Cuauhtémoc, con ciento cinco años de existencia –hasta 2022– es un ícono urbano, pues sobre ella y sus alrededores, surgió el barrio de ese nombre, alineándose sus moradores a lo largo de la misma y creándose el barrio que lleva ese nombre, así como un pequeño templo (Capilla de la Santa Cruz) construido varios años después, bien identificado con ese entorno y la vieja escuela federal que después recibió el nombre de Cuauhtémoc.
Así pues, en el transcurso de los años de 1917 a 1939, época de la Comisaría, no existían caminos más que los conducentes al sur, hacia La Bolsa y rancherías; hacia el norte, con Yuma y zonas aledañas, y al oeste, el límite era la zona pantanosa antes de llegar al río Colorado y, finalmente hacia el este, el desierto, por brechas que conducían a Sonoyta. Con estas palabras, más o menos, Adolfo Wilhelmy, secretario del capitán Calles, describía a San Luis hacia 1919.
En este rinconcito, San Luis fue creciendo y empezaron a establecerse las primeras dependencias federales y locales, así como la introducción de los primeros servicios públicos, de luz y agua, dentro del contexto de la Ley Seca en los Estados Unidos y fomentando el poblamiento, lento, y el comercio relacionado con este tipo de negocios. @