Alfredo Pérez, con el corazón a la izquierda
Retirado de la política activa por cuestiones de salud, el profesor Alfredo Pérez, ex candidato a la presidencia municipal de San Luis por el PRD, nos habla de su militancia socialista, de su reconocimiento al gobierno de AMLO y de su estrecha amistad con la dirigente estatal de Morena, Judith Armenta, compañera de mil batallas.
Carina Arguilez y Manuel Cuen
SAN LUIS RÍO COLORADO.- Alfredo Pérez es un maestro jubilado y un militante de la izquierda mexicana desde hace por lo menos 60 años. Encendió las luces de emergencia hace días, porque en su más reciente visita a esta ciudad, la dirigente estatal de Morena, Judith Armenta Cota, después de atender reuniones con la clase política local, pidió retirarse para ir a visitar a un amigo que se está recuperando de una cirugía.
Unas cinco camionetas último modelo llegaron y se estacionaron afuera de su casa, de la casa del profesor Pérez, y de ellas descendieron, aparte de la líder estatal del partido en el gobierno, el alcalde Iván Sandoval y otros integrantes de la clase política, además de guaruras y acompañantes.

Alfredo fue llevado de Aguascalientes a la Ciudad de México para ser atendido de sus piernas. Un tratamiento que duró un par de años y finalmente la familia decidió quedarse en la ciudad capital. La necesidad de trabajar le quitó la posibilidad de asistir a la escuela regular, pero los propietarios de la fábrica donde trabajaba le ofrecieron a los empleados un sobresueldo por cada grado que aprobaran y eso lo llevó a terminar la educación básica y luego la preparatoria.
Ser testigo de las manifestaciones de los ferrocarrileros, de los médicos y más tarde de los estudiantes universitarios le llevó luego a simpatizar con los movimientos sociales, donde conoció a líderes de la izquierda nacional, terminando por afiliarse a las organizaciones de izquierda que ya existían en México desde 1929.
Ahora es uno de los afiliados de Morena, pero la diferencia es que el maestro viene militando desde las organizaciones políticas de izquierda que terminaron inscribiéndose en el llamado Movimiento de Regeneración Nacional, hoy partido Morena, es decir, del PCM, PMS, PSUM y PRD.
Semanario CONTRASEÑA conversó con el maestro Pérez en el jardín de su casa.
De izquierda toda la vida, maestro…
Toda la vida. Más o menos.
¿Desde cuándo?
Yo tenía 18 años. Me tocó apoyar en mi juventud, en el 58, a los ferrocarrileros, allí en la estación de Buenavista. ¿Por qué? Porque mis familiares en Aguascalientes son ferrocarrileros. Trabajan en la mesa redonda, otros en los talleres; todos, o sea, mi tío Atanasio Heredia y mi tío Nicolás, todos trabajaban en el ferrocarril. Y cuando se vino el problema, pues la cuestión sentimental me decía que era necesario apoyarlos y a mí me tocó verlos ahí en Buenavista, en la Ciudad de México, haciendo los bloqueos.
Luego vino la requisa, que era el instrumento del Estado para romper las huelgas, ¿no? Vino la requisa y vino la instalación del ejército en la estación de Buenavista, pero la protesta que hacían los ferrocarrileros era enorme.
Todavía no definido de izquierda, sino de simpatizante del movimiento, por la cuestión familiar. Ya en el 60, que me tocó la huelga de los médicos, que se hizo una huelga nacional, me tocó acompañarlos. Yo no era médico, pero simpatizaba con el movimiento. Siempre estaba el ejército y el cuerpo de granaderos, que son cuerpos de represión de los gobiernos priistas. No hay que olvidar que los gobiernos priistas usaban el ejército y usaban los paramilitares para reprimir a los ciudadanos.

Yo estaba joven, podía correr todavía. Luego me tocó acompañar al maestro Othón Salazar en el MRM, Movimiento Revolucionario del Magisterio, también un maestro de izquierda, que por cierto fue el primer presidente municipal del Partido Comunista Mexicano en Alcozauca de Guerrero.
Te vas identificando con la gente que está luchando, ¿no? Y llega mi época; ya estaba consciente desde mi origen, de niño, de dónde pertenecía, porque mi ascendencia es chichimeca. Mi abuelo, mis bisabuelos eran indígenas. Nací clarito; yo creo que fue por otros factores de mezclas de mis ancestros que me hicieron más clarito, pero mi abuelo, mis bisabuelos eran indígenas. Mi abuela era indígena totalmente, hablaba en su idioma.
Mi conciencia de izquierda empezó en la juventud. Nunca había ido a una escuela pública. Llegué a la Ciudad de México en 1952. Yo tenía creo que 12 o 13 años cuando llegué. Llegué por un accidente de mi pierna derecha que se me fracturó, que llevaba el riesgo de que me la cortaran. Llegó un amigo médico de donde trabajaba mi mamá planchando ropa. Ese doctor, que esté donde esté, que Dios lo tenga en su santa gloria, me consiguió una cama en el hospital infantil de la Ciudad de México. Tardé dos años en recuperar mi pierna. Entré a los doce, salí a los 14 años.
Terminé mi primaria a los 18 años, ya grande. Los italianos donde trabajaba nos preguntaron: “¿Quiénes ya terminaron la primaria?” Creo que dos o tres habían terminado. Y ellos fueron los que dijeron: “Por cada grado que nos traigan ustedes, les agregamos 5 pesos en el salario mínimo. ¿Qué les parece? Pues a mí me parece fabuloso. Entonces fue cuando yo me fui y le dije, “Oye, a uno de los compañeros, ¿dónde hay una escuela primaria para trabajadores? Yo te llevo.” Ese compañero me llevó. Y ahí terminé mi primaria. Y les dije a los muchachos: “¿Y dónde está la secundaria?”. El mismo que me llevó a la primaria, me llevó a la secundaria nocturna para trabajadores.
Terminé la secundaria a los 21 años. Entré entonces a la Preparatoria Nocturna para Trabajadores que estaba en Justo Sierra 16, en el Centro Histórico. Terminé la preparatoria e ingresé a la Escuela Nacional de Maestros de Capacitación en el Trabajo Industrial, la primera escuela normal para preparar maestros de actividades tecnológicas. El proyecto era que hubiera una escuela de maestros para secundarias con actividades tecnológicas. Me tocó la tercera generación. Por eso llegué a trabajar aquí en San Luis a la Escuela Secundaria Técnica Industrial número 87, hoy conocida como la Técnica # 4.
Luego me involucré en el Movimiento del 68. La primera fue en Santo Tomás. Ahí conocí grandes dirigentes como a Pablo Gómez, a Marcelino Perelló, Raúl Álvarez Garín, al ingeniero Heberto Castillo y a mi compañera de preparatoria, a Roberta La Tita Avendaño, que, por cierto, ese día que ella presidía la asamblea, yo entraba con una boina roja y me la quitó y se la puso y así presidió la reunión, pero fue tremenda la represión por parte del gobierno. Las primeras manifestaciones eran enormes. Conforme se acercaba octubre, que era la inauguración de las olimpiadas, era la preocupación por parte del gobierno, porque había manifestaciones en que jamás se había reunido tal cantidad de obreros, de familias, de padres de familia. Era ya un pueblo organizado, consciente de lo que queríamos. Que el gobierno, esos cuerpos de represión desaparecieron y que el gobierno cambiara y viene el fatídico 2 de octubre y lo vamos a saltear un poquito porque nomás hablo del 2 de octubre y se me vienen las lágrimas.
Maestro, viene después un gobierno de izquierda. ¿Siente usted que con la llegada de Andrés Manuel López Obrador cambiaron las cosas en este país, hacia la dirección que pensaba cuando joven?
Totalmente. Como es un movimiento, los integrantes que se aglutinaron en torno a Andrés Manuel elaboraron los Estatutos, elaboraron la Declaración de Principios. Ese conglomerado de los primeros que entraron, que se sentaron y que dieron el visto bueno. ¿Qué es la Declaración de Principios? Hay muchos morenistas que jamás han leído lo que es la Declaración de Principios. ¿Cómo queremos ser morenistas sin conocer nuestros documentos básicos? Como siempre les he dicho a los muchachos, tu papá nunca te enseñó que robaras. No. Ese es un principio que mis padres me enseñaron. Este es un principio también. La Declaración de Principios de Morena es la que tienes que asumir si quieres ser militante de Morena. Lo que piensa el Partido lo dice ahí. Y usted, que es candidato, ¿ya leyó los estatutos? ¿Ya leyó la Declaración? Por eso ahora que se hizo el Consejo donde se dijo que se va a crear la Escuela de Cuadros, por lo menos para darles una pasadita de qué es la Declaración de Principios. El que no sabe la declaración de principios, ¿qué está haciendo?

Y por eso, ya cuando se es gobierno, un movimiento que gana posiciones, hay mucha gente que entra por el interés, más que por la convicción…
Y eso es lo que queremos que no suceda, que no sea cobija para muchos. Que se cobijen con otras intenciones. Incluso hemos estado viendo que desde adentro hay quienes están actuando de tal manera en contra de los intereses de Morena. Pongo el ejemplo de Los Monreal. Que dicen que ya se van. Quieran o no quieran, se van antes de que los boten. No se disciplinan. Luego hay cosas que aquellos que están llegando, que vienen de otros partidos, traen el mismo chip. Al único que admiro es a Bernardo Bátiz, panista. Ha sido congruente con lo que quiere Morena. Ha aprendido de lo que quiere Morena. No le he visto nada que diga que quiere hacer como panista, y es panista y de los de hueso colorado, pero también sabe lo que quiere para México.
Otros descaradamente dicen que son revolucionarios, y desgraciadamente se les ha dado mucha responsabilidad para coordinar. Son buenos para coordinar, son buenos para juntar, pero también son buenos para intrigar. Eso es lo malo y el papel que está haciendo Claudia, hasta ahorita, me parece bien. También militante de izquierda de muchos años, no es nueva en esto. Eso tiene un antecedente y la he estado escuchando con el lenguaje que utilizaba como estudiante. Y eso es lo que le da fuerza a no cambiar, a no modificar su camino, su ruta, porque hay unos que se doblan, se arrugan y realmente es lamentable. Que entren o que se venga otra gente al partido. Por eso queremos una Escuela de Cuadros donde surjan nuestros nuevos líderes, porque yo les pongo de ejemplo el 18, ¿cuántos estudiantes se integraron a nuestras brigadas? ¿Cuántos? Y dónde están. Esos jóvenes se desperdiciaron para el movimiento.
Difícil su proyecto, maestro, cuando no hay, por lo menos en San Luis Río Colorado, una estructura del partido, no hay un comité…
Yo le he planteado a Judith Armenta, nuestra líder estatal, la necesidad de una Escuela de Cuadros en Morena. Judith es mi amiga de hace mucho tiempo. Me ha dicho: “Desconozco totalmente el panorama de San Luis”. Si no es por ti. ¿Viste la fotografía cuando me abraza? Fíjate, es de amistad; como me acababan de operar, vino a visitarme a mi casa en su última visita a San Luis. Confío en que con su ayuda podemos hacer posible la Escuela de Cuadros en Morena.
Las visitas de Andrés Manuel a San Luis, que fueron muchas, ¿le tocó convivir con él?
Me tocó en Hermosillo. Me tocó verlo cuando vino a la firma del compromiso con las fuerzas del estado de Sonora. Ahí estuve. Me tocó tres veces. Me fui con mis propios recursos. Nunca quise ser enmaizado. Que te digan muchas gracias y todo. Ya está pagado, ya está liquidado todo, no hay problema. Eso en mi pueblo se llama enmaizar. Échales maicito a las gallinas y cada vez que te ven, se van a acercar a que les des su maicito.
SANTOS CONTRA BLUE DEMON
Una vez que llegamos mi hijo y yo al San Ángel. Fuimos a desayunar y salía el Santos. Ahora lo digo porque así sucedió. Me dice maestro, pero exagerado. Maestro, ¿cómo está? Tenía ganas de platicar con usted. Nunca fuimos piezas de la misma misa. No, no, mi respeto para ellos. Además, un poco injusto lo que hizo con Jesús Ramos. @