Celaya es un “fanfarrón”, alegan sus abogados
Keith Rosenblum / Especial CONCORD, NH.- A diferencia de su coacusados, Rafael Celaya hizo valer su derecho a un juicio con jurado, pero es probable que esté lamentando el ejercicio de sus derechos constitucionales.El Jurado no cree en la tesis de que el sonorense es ignorante de los hechos que lo involucran en la conspiración para traficar droga del Cártel de Sinaloa hacia los Estados Unidos.
El residente de San Luis Río Colorado, Sonora, de 41 años de edad, rechazó a principios de este mes un acuerdo con el fiscal que habría dado lugar a una sentencia de 10 a 20 años en una prisión federal.
Pero al forzar un juicio, Celaya causó a todo el elenco de la Operación Dark Water, un operativo encubierto de tres años que tenía como objetivo a Joaquín “El Chapo Guzmán” y trató de derrocar al propio líder del Cártel de Sinaloa.
Cualquiera que sea la lógica seguida por Celaya al buscar un
juicio, mostró que es defectuosa luego de que un jurado de 12 personas entregó el veredicto de culpabilidad, después de apenas cuatro horas de deliberación y lo condenó por conspiración para distribuir más de 2 mil 200 libras de cocaína, además de heroína y metanfetamina, en Estados Unidos.
Es una conclusión inevitable que cuando Celaya sea sentenciado por el Juez Joseph Laplante el 22 de enero de 2015, el castigo va a ser mucho más rígido que el que hubiera recibido el acusado de otro modo.
Lo que está por venir es tan importante como el veredicto y los tres acuerdos anteriores con el fiscal.
Los documentos sellados por la Corte indican que habrá más detenciones. En la petición para el sello por un año, el Fiscal Federal del Distrito de New Hampshire, John P. Kavacas, dijo que ese sello “es necesario con el fin de evitar poner en peligro una investigación criminal en curso, para evitar la publicidad excesiva que puede alertar a los potenciales objetivos de la investigación, que son extranjeros y tratarán de evadir la aprehensión… y para proteger la seguridad de aquellas personas que hayan colaborado en la investigación…”.
La revelación es importante porque cada uno de los cuatro acusados afirmó tener contactos profesionales y políticos que les brindan protección en México y Sudamérica.
La apuesta tomada por los tres abogados de Celaya fue presentarlo como un “aspirante”, un hombre que “se infló a sí mismo”, pero que en realidad no tenía ninguna influencia con los miembros del Cártel y a menudo era considerado también por agentes encubiertos, como una fuerza menos que influyente.
Argumentaron que la falta de autoridad y genuinas conexiones de Celaya, hicieron imposible que él fuera parte de una conspiración. A pesar de que Celaya, un contador y empresario, hablaba acerca de su influencia y declaró haberse reunido con “El Chapo”, el hecho es que casi no manejó ninguna autoridad y por lo tanto, no pudo participar en una conspiración. Sus propios abogados sugirieron que Celaya mintió acerca de la reunión con el capo para impresionar a los demás.
La abogada de oficio de New Hampshire, Julie Connolly, describió a Celaya como un hombre que no “pasó el casting” para unirse al Cártel. Jeffrey Feiler, un reconocido abogado de Miami, siguió la denigración del intelecto y la seriedad de su cliente, diciendo al jurado que Celaya “sopló y sopló, pero no pudo entrar a la casa (del Cártel)”. La referencia del abogado hacia Celaya como un fanfarrón, es comparándolo con el Lobo de “Los Tres Cochinitos”.
Celaya estaba de acuerdo con los demás sobre los términos para la importación de cocaína y lavado de dinero, pero era tan inepto o el Cártel desconfiaba tanto de él, que nunca fue incluido en una conspiración, dijo Feiler. “No se puede ser condenado por estar de acuerdo con un plan”.
Pero su estrategia, la cual intentó mostrar simultáneamente incompetencia y una manera de auto engrandecimiento, no convenció al jurado.
Los abogados también decidieron otra estrategia: mantener a Celaya fuera del estrado de los testigos.
El Juez Laplante confirmó la decisión con Celaya. “Nadie puede forzarle a testificar y nadie puede impedirle testificar en su propio nombre”, dijo el juez a través de un intérprete. “¿Está seguro de que esta es su decisión?”
“Sí”, dijo Celaya.
Feiler y Andrew Feldman, otro abogado de Miami, fueron contratados por partidarios o patrocinadores de Celaya, pero no se supo quién ni cuánto pagaron a los abogados. La divulgación de esa información no es requerida por la Corte. Bajo las leyes de la corte federal, ambos estaban obligados a trabajar con un abogado local.
Celaya estaba impasible cuando se anunció el veredicto por parte del presidente del jurado. El acusado había estado sin sujeción en la audiencia pública durante el juicio, pero fue esposado con las manos en la espalda justo después del anuncio del veredicto.
El jurado estuvo formado por nueve mujeres y cinco hombres, todos del área de Concord. Todos eran blancos. Dos de los jurados fueron designados como “suplentes” y no participaron en las deliberaciones. El jurado no fue aislado.
Después de que se anunció el veredicto, el Juez Laplante pronunció lo que se conoce como la petición en contra del artículo 29, que los abogados habían presentado el martes. La petición buscaba que los cargos fueran desechados debido a que era el lugar incorrecto. Alegaron que New Hampshire no jugó ningún papel en ninguna de las reuniones de la Operación Dark Water que se originó en 2009. Una sola visita –solicitada por agentes encubiertos del FBI- trajo a los miembros del Cártel a New Hampshire, solo una vez, y el delito no se cometió durante esa estancia, argumentaron. “New Hampshire es una jurisdicción fabricada”, dijo Connolly.
El juez buscó antecedentes de los tres y decidió que ninguno apoyó su afirmación y que New Hampshire era un lugar legítimo.
La corte estaba llena de policías cuando regresó el jurado. Muchos del FBI y la policía local que jugaron papeles en la operación encubierta, intercambiaron apretones de manos y abrazos cuando se anunció el veredicto.
El caso del gobierno fue presentado por el Fiscal Federal en jefe de los Estados Unidos Donald Feith, quien fue felicitado por Kavacas, el Fiscal Federal.
En una entrevista, Kavacas dijo que el juicio en New Hampshire debe ser “una llamada de atención a los americanos de que los traficantes operan en cada rincón del país y deben ser enfrentados en todas partes”. Nunca hubo ninguna duda en la mente del Fiscal de que New Hampshire era un lugar legítimo para tratar este caso, dijo. Kavacas no entendía por qué, dado el peso de la evidencia en su contra, Celaya optó por un juicio en lugar de aceptar un acuerdo.
Los agentes del FBI hicieron en la corte lo que estuvieron haciendo desde 2009: actuar.
Una retahíla de agentes del FBI testificó durante la semana acerca de su papel en ganarse la confianza de Celaya y sus compañeros Jesús Palazuelos Soto, Samuel Zazueta Valenzuela y Jesús Gutiérrez Guzmán, un primo del líder del Cártel de Sinaloa que fue arrestado en Mazatlán, en febrero.
En su testimonio, Feith instruyó a cada agente del FBI a jugar el papel de agentes del gobierno mientras él juega el papel del acusado. Cada uno de los agentes ha dado detalles de su papel, proporcionando por primera vez su nombre encubierto y explicando su papel en el ardid.
Al frente del teatro de los agentes estuvo Michael McGowan, un agente veterano con 28 años de experiencia, con sede en Boston. El papel de McGowan, “El Viejo”, fue el de un jefe de la mafia con cadenas de ventas en toda Norteamérica y Europa.