Marco Antonio Solís, el último de los juglares
Durante más de 40 años y hasta la fecha, primero al frente de Los Bukis y luego como solista, con sus canciones llenas de amor y esperanza Marco Antonio Solís se ha convertido en ídolo del pueblo. De México para Latinoamérica, pasando por los Estados Unidos, su música ha trascendido fronteras, generaciones, clases sociales, llenando las plazas donde se presenta, como ocurrió el fin de semana pasado en Mexicali.
Humberto Melgoza Vega
MEXICALI.-“Luego de este concierto ya me puedo morir tranquila”, fue la frase que apenas atinó a soltar una admiradora del músico, poeta y loco por la vida, Marco Antonio Solís, mejor conocido como el “Buki”, quien se presentó con bombo y platillo la noche del pasado viernes ante una atiborrada Plaza Calafia.
Y es que luego de que Juan Gabriel y Joan Sebastian se adelantaron en el camino Marco Antonio Solís es el único sobreviviente de esa generación de talentosos canta-autores mexicanos, que durante más de cuatro décadas ha interpretado como pocos el sentir de un pueblo que se enamora y sufre, que canta y baila con sus canciones.
De Ario de Rosales para el mundo salieron en 1975 los primeros éxitos de Los Bukis, agrupación que acaparó la radio comercial de todo el país a lo largo de los ochenta con éxitos como Presiento que voy a llorar, Necesito una compañera, Y ahora te vas, canciones que se convirtieron en verdaderos himnos de las clases populares de toda Latinoamérica y en los Estados Unidos.
Pero fue con Tu cárcel con la melodía que traspasaron las barreras sociales y culturales, una canción que hasta los rockeros les gusta, con más razón luego que la banda argentina Los Enanitos Verdes le hicieron un cover: “Pero recuerda, nadie es perfecto y tú lo verás. Tal vez mil cosas mejores tendrás, pero un cariño sincero jamás…”.
“El que es naco del cielo le caen Los Bukis”, era la frase que usaban en Mexicali tratando de parecer intelectuales, aunque cantaran sus canciones en la regadera, pero a partir de 1996 que Marco Antonio Solís se lanzó como solista fue cuando desplegó todo su potencial , pasando a un nivel de espectáculo más internacional.
Ese fue el Marco que vimos en la Plaza Calafia la semana anterior, donde montó un show con calidad de exportación, escenario ultra moderno, con pantallas de led gigantes, músicos, orquesta y coro y como cereza del pastel, la coreografía de hermosas bailarinas.
Organizado por la empresa Time Promotions, el concierto del Buki atrajo a más de 10 mil espectadores de toda la región, Mexicali y San Luis Río Colorado, Caléxico y Yuma, Arizona, gente de todas las edades que corearon de principio a fin las canciones del talentoso músico en esa fresca y estrellada noche.
Entre el público destacaban porque eran inmensa mayoría las fanáticas de Marco, guapas mujeres en sus 40 y 50, en la frente amarrada la banda con el nombre del artista, pero también había miles de hombres adultos que cantaban con igual entusiasmo la melodías y se las sabían.
Con sus mensajes de amor, paz y espiritualidad y la enorme cruz colgando de su pecho, el “Cristo” michoacano preguntó a la gente “¿A dónde vamos a parar?”, título de uno de sus éxitos más recientes cuya frase ha pasado a formar parte del colectivo mexicano que se pregunta lo mismo con el rumbo que ha tomado el país.
Canciones que de tan bien logradas se han vuelto clásicos siguieron desfilando por el escenario, como Más que tu amigo, Dónde está mi primavera, Morenita, O me voy o te vas y La Venia Bendita, canción estilo ranchera en donde Marco elevó su canto al ritmo de las trompetas, sin desentonar para nada con el legado heredado por José Alfredo Jiménez.
Uno de los momentos más emotivos de la noche se vivió cuando cantó una de sus mejores canciones No hay nada más difícil que vivir sin ti –“el frío de mi cuerpo pregunta por ti, y no sé dónde estás. Si no te hubieras ido sería tan feliz…”, ya que al finalizarla se quedó inmóvil, agachado, emocionado hasta el llanto, el público ovacionándolo durante casi dos minutos.
Parecía que era imposible que una canción superara a la otra pero curiosamente ni a cuál irle, la presentación fue in crescendo, llevando al público de las lágrimas con melodías como Dónde estará mi primavera y Mi eterno amor secreto, a pararse de sus asientos y bailar o al menos batir las palmas con la alegre Viva el amor, donde el melenudo artista se lució tocando los timbales, y cerrar con Tú me vuelves loco, uno de sus recientes hitazos en la radio.
Luego de dos horas de concierto, en las que Marco Antonio Solís enloqueció al público, sobre todos al sector femenino que lo ven como un verdadero “sex symbol”, la gente quería que siguiera cantando, porque le faltaron una cien canciones, pero se fue para ya no salir al escenario. @