Adele arrasó este domingo en todas las categorías en las que estuvo nominada en los Premios Grammy, pero le costó creérselo. En sus emocionados discursos insistió siempre en que su ídolo Beyoncé lo merecía más.
Como era de esperarse, el condimento de la noche fue la atmósfera anti-Donald Trump, más pudieron las baladas de despecho de la británica que el discurso osado, crítico y político de Beyoncé, que una vez más se quedó sin ganar el álbum del año.
Adele por su parte ganó las tres principales categorías (álbum, canción y grabación) por segunda vez, luego de arrasar en 2012. Es la única artista en lograrlo y suma en total 15 estatuillas.
“No puedo aceptar este premio (…), mi vida es Beyoncé y su álbum para mí, ‘Lemonade’, fue monumental y un apoyo para el alma, pudimos ver otro lado de ti que no siempre nos dejaste ver y te lo agradecemos”, le dijo a la diva del pop al recibir el gramófono por su disco “25” en la categoría más prestigiosa del premio.
“Lemonade” es de hecho el disco más osado de la carrera de Beyoncé, en el que se enfocó en las dificultades y la resistencia de las mujeres negras, cantándole a su poder de superar a un padre duro, un marido lujurioso y una larga historia de persecución.
La artista de 35 años terminó con dos galardones. Ganó Mejor Álbum Urbano Contemporáneo con este disco que fue además su mayor aproximación al hip-hop pero que al mismo tiempo coqueteó con el rock y hasta con la música country.
Fue su primera aparición pública desde que anunció por las redes sociales que estaba embarazada. Hizo una extravagante actuación con toques de espiritualidad india y del Egipto antiguo.
“Mi álbum del año era ‘Lemonade’, así que una parte de mi murió como fanática de Beyoncé”, expresó la cantante después a periodistas, insistiendo en cómo ha sido una fanática fiel desde los 11 años.
Con la emoción de haberse erigido ganadora total, la cantante rompió su premio a la mejor grabación del año por Hello (algunos medios como People dicen que lo hizo a propósito para dárselo y otros aseguran que fue de forma accidental), para acabar ofreciendo la mitad de ese Grammy a Beyoncé.