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Golfo de Santa Clara: Sol, mar y …totoaba

…Lo que no se sabe a ciencia cierta es por qué los chinos, tan buenos para el comercio, tanto legal como ilegal, están pagando cantidades estratosféricas por una vejiga con la que supuestamente preparan una sopa exótica de sabor exquisito con poderes afrodisiacos; o alguna crema mágica rejuvenecedora que además te blanquea como a Michael Jackson, ¿en cuánto las venderán..?

 

Humberto Melgoza Vega

GOLFO DE SANTA CLARA.- De unos años para acá, el otrora apacible Golfo de Santa Clara se ha vuelto foco de atención nacional por ser el único lugar junto con San Felipe donde habita la diezmada vaquita marina y la lucrativa como también prohibida totoaba.

La protección de estas especies elevada a orden presidencial por la presión de grupos ambientalistas y ecologistas internacionales ha derivado en el cierre de la pesca en el Alto Golfo de California y la puesta en marcha de un operativo de vigilancia sin precedentes en donde participan la Marina Armada de México, la Gendarmería Nacional, la Policía Federal y la de Protección al Ambiente.

Con la veda pesquera y la compensación del gobierno sobrevino la bonanza para unos cuantos y la sobrevivencia para muchos; también, alentó la clandestinidad, mientras que las cooperativas se cuidan porque les pueden quitar los permisos, pescadores furtivos desafían a la autoridad y se meten al mar a pescar lo que sea, camarón, curvina y si se atraviesa una que otra totoaba también se la traen.

Precisamente la pesca ilegal de la totoaba es la que ha generado un mercado negro de nuevos ricos en el poblado.

Algunos ya eran mañosos desde que llegaron de Sinaloa atraídos por el nuevo negocio en el tráfico de la llamada “cocaína del mar”, como se le llama al buche de la totoaba; a los pescadores locales se les hizo fácil entrarle.

Y es que las cantidades que andan pagando por el buche de la totoaba son mucha tentación: un kilo que de pescador a comprador que se entrega en el Golfo puede costar entre 4 mil y 7 mil dólares; ese mismo buche vale 10 mil en Tijuana o Ensenada, 15 ó 20 mil si lo llevan hasta Los Angeles o  San Francisco, California y una vez puesto en China la mafia oriental lo anda tasando entre 50 mil y 100 mil dólares por un buche de totoaba de kilo y medio.

Lo que no se sabe a ciencia cierta es por qué los chinos, tan buenos para el comercio, tanto legal como ilegal, están pagando cantidades estratosféricas por una vejiga con la que supuestamente preparan una sopa exótica de sabor exquisito con poderes afrodisiacos, o alguna crema mágica rejuvenecedora que además te blanquea como a Michael Jackson, ¿en cuánto las venderán..?

El complicado panorama para salvar a la vaquita marina y la pesca ilegal, y de piratas que no respetan la veda, acrecientan la incertidumbre, más bien el temor de que el gobierno de un manotazo sobre el escritorio decreten el cierre total del mar o que les retiren el subsidio a cambio de que usen una red “suripera” sustentable que para nada les sea redituable.

La vida es más sabrosa 

Es sábado en el Golfo de Santa Clara y la boda de dos jóvenes de familias reconocidas congrega a la crema y nata en el único salón social con que cuentan en el poblado. Unidades de Marinos y gendarmes recorren las arenosas calles y se bajan hasta la playa, patrullando, haciendo labores de vigilancia.

El domingo amanece con un clima agradable, el mar azulado en calma. Algunos turistas disfrutan de la playa en Las Cabinas, debajo de sus sombrillas, escuchando música, relajados tomando cerveza.

Apenas es medio día y de repente ingresan a toda velocidad unos pick-ups doble tracción a la playa. En un remolque  llevan sendas lanchas, se estacionan de reversa, las sueltan y en cuestión de segundos las pangas se pierden en el horizonte.

Pescadores relax.

Equipados con radios de banda ancha, los pescadores se coordinan para burlar la estrecha vigilancia en tierra de autoridades que se hacen de la vista gorda o que se benefician del negocio.

Aunque ahorita no es tiempo de la totoaba sino hasta que comience a hacer más frío –se espera que la zafra inicie en diciembre–, cuando menos pueden capturar algunos kilos de camarón, el oro rosado que ahorita anda costando unos 400 pesos por kilo, el grande.

En el campo de beisbol, los pescadores aficionados al llamado rey de los deportes se divierten dándoles carrilla a los jugadores a quienes gritan desde afuera del estadio, parados sobre la caja de los pick-ups.

Con una hielera a la mano se olvidan de sus problemas, de la vaquita marina y la totoaba, de Carlos Loret y de Sunshine de San Felipe, a quien presuntamente investigan por estar en el tráfico de buche.

Saben que mañana será otro día en el estira y afloja con el gobierno ,con la respiración en la nuca de la gendarmería, marinos y los llamados ambientalistas.  Mientras, disfrutan el partido de beis y destapan otro bote bien helado. @

 

 

 

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