El motín en la cárcel de San Luis, Az, desde adentro
Una semana antes de que el pasado jueves 1 de marzo estallara el motín en la cárcel de mediana seguridad de Cheyenne, ubicada en el complejo penitenciario de San Luis, Arizona, ya se sabía que los internos iban a protestar de manera violenta porque pretendían obligarlos a convivir con otras razas. Las pandillas de americanos, negros, chicanos y mexicanos mantienen rencillas irreconciliables.
Humberto Melgoza Vega
Quince minutos antes de las 7:00 pm del pasado jueves estalló un violento motín en la prisión de mediana seguridad de Cheyenne, en los límites de San Luis, Arizona, conflagración que requirió la participación de todas las corporaciones policiacas del Condado de Yuma, incluyendo cuerpo de bomberos, el cual dejó como saldo preliminar un muerto y decenas de heridos.
El motín, que provocó sicosis entre la población de la vecina ciudad arizonense, expandida a través de redes sociales ante una eventual fuga de los reos, tuvo su origen en una medida dictada por un juez federal para integrar a todas las razas al interior de los penales de Arizona.
Hace quince días comenzaron a verse las primeras señales de que la situación iba a estallar.
A través de un memorando, los casi mil 200 internos de la prisión de mediana seguridad se enteraron que por disposición de un juez federal tendrían que compartir celda con reos de otras razas y nacionalidades con la intención de integrarlos social y racialmente, que abandonen su vida de pandilleros y que una vez que recuperen su libertad, quienes no están sentenciados a vida, puedan reintegrarse de manera productiva a la sociedad.
Estas buenas intenciones del gobierno de Arizona venían acompañadas de ofrecimientos para instalarles televisiones de plasma con juegos de Play Station en los comedores y más tiempo en la visita familiar, entre otros privilegios.
La versión oficial es que el motín se debió al incidente con un reo que andaba borracho quien peleó con los custodios que lo llevaban detenido, pero los oficiales creen que se trató de una provocación.
Antes de que estallara el motín, a los reos se les hizo llegar un documento para que firmaran estar de acuerdo con las nuevas medidas, pero los jefes de las pandillas de las distintas razas dieron la orden de que nadie lo firmara so pena de pagar las consecuencias.
Históricamente, en las prisiones de Estados Unidos se ha replicado la segregación racial que se vive en las calles, por instinto de sobrevivencia se agrupan en clicas o pandillas para defenderse de sus enemigos.
Es una guerra todos contra todos, la Hermandad Aria, gringos red neck, uno de los sindicatos más grandes del crimen que operan desde adentro de las cárceles hacia las calles de EU; los negros, antes Black Panters, ahora Bloods, considerada una de las pandillas más peligrosas del mundo; lo que queda de la Mexican Mafia, los chicanos o mexicoamericanos, Barrio 18, quienes pelean la supremacía del penal junto con los Paisas, mexicanos que no nacieron en Estados Unidos pero que tienen los contactos y la protección de los grandes cárteles nacionales.
Hace quince días, cuando infructuosamente comenzaron a recabar firmas, había la amenaza de los líderes de pandillas, comenzó a circular el rumor de que iban a estallar un motín. Y lo cumplieron.
Todo inició como a las 6:45 pm del pasado 1 de marzo cuando oficiales correccionales detuvieron a uno de los reos que andaba bajo el influjo del alcohol, al menos esa versión se ha manejado de manera oficial. ¿Que cómo entra el alcohol a la prisión?, pues ahí mismo lo fabrican adentro, con frutas fermentadas y levadura; la droga, que también circula y genera riñas y conflictos permanentes la introduce la visita, aunque nunca falta algún custodio que se corrompa.
Cuando los oficiales intentaron arrestar al reo que inició la provocación, comenzó el caos. Cientos de reclusos que se encontraban en esos momentos en la zona del campo recreacional comenzaron a brincarse el cerco de tres metros que los dividía con el pasillo y la emprendieron a golpes contra los custodios, obligándolos a replegarse en el edificio principal donde se encuentra la oficina del supervisor.
Una turba como de 600 reos iniciaron la invasión de otros edificios y en los dormitorios y baños comenzaron a quemar colchones, destruyeron los zincs y sanitarios, las líneas del agua, rompieron techos y se atrincheraron con mesas que utilizaron como armas y escudos.
Ante la emergencia, las autoridades del penal solicitaron refuerzos y llegó el apoyo de todas las autoridades, US Marshall, las policías de Yuma, San Luis y Somerton, el FBI, el grupo táctico de Yuma tipo SWAT, también personal de Aduanas y de la Patrulla Fronteriza y los cuerpos de bomberos de todo el Condado.
La turba enardecida, que tumbó uno de los cercos perimetrales, lo que hizo inminente una posible fuga, tuvo que ser repelida con gases lacrimógenos por los grupos antimotines, con balas y petardos de plástico, pero también con balas de plomo.
Decenas de heridos fueron atendidos por los paramédicos y, algunos empleados y personal de seguridad así como una veintena de reos fueron trasladados bajo custodia a los hospitales más cercanos.
De manera oficial, se informa que en la refriega hubo un muerto, identificado como Adam J Coppa, de 32 años, aunque una fuente del ámbito policiaco de Arizona comenta que de manera extraoficial se dice que hubo dos muertos más.
La alerta máxima por el motín en la prisión de Cheyenne se extendió a la cárceles vecinas, Cocopah, de mínima seguridad, Dakota, de alta seguridad, La Paz, de mínima seguridad y Cibola, de mediana seguridad, un complejo penitenciario de 1 milla cuadrada que alberga a poco menos de 5 mil criminales de todo tipo.
“Todo bajo control”, reportó en su comunicado de prensa el Departamento de Correccionales de Arizona, luego de controlar la sublevación que duró unas dos horas. Mientras que todo vuelve a la normalidad en el penal, los líderes de las pandillas fueron trasladados a otra prisión de alta seguridad en Florence, en espera de que se les finquen nuevos cargos criminales por el violento motín que mantuvo en vilo a la sociedad de San Luis, Arizona. @