Pum, pum, el crimen organizado toca la puerta
Un halo de misterio y estupefacción rodea el crimen y posterior calcinamiento del comandante de zona Daniel Cortez, brazo operativo de los jefes policiacos y la posible conexión con un segundo ejecutado el día siguiente en las mismas condiciones. La crueldad con la que fueron cometidos ambos crímenes escalan los niveles de violencia hasta hace poco nunca vistos en esta ciudad.
Humberto Melgoza Vega
SAN LUIS RIO COLORADO.- Detrás del crimen del oficial Daniel Cortez Castro, quien el pasado lunes fue asesinado y después calcinado a bordo de su propio vehículo, luego que le tendieron una trampa, hay una serie de preguntas flotando en el aire que no encuentran respuesta.
De entrada, además del supuesto “lío de faldas” en el crimen de Daniel Cortez argumentado por los jefes policiacos y que nadie se lo cree, se presume que el segundo ejecutado el día martes encontrado en una construcción de la avenida Tamaulipas 38 y 39 estaría relacionado con el trágico evento del uniformado.
El instinto policiaco, que no deja de ser una hipótesis que se maneja dentro de la investigación, les hace suponer que hay una conexión entre ambos crímenes, en primera, porque en ambos casos los mataron a balazos y luego les prendieron fuego, y porque los crímenes sucedieron de un día para otro.
La línea de investigación apunta a que el segundo sujeto calcinado, que aún no ha sido identificado, sería quien la noche del domingo llamó por teléfono celular al oficial de policía para hacerle una cita con la muerte. A lo mejor él mismo fue quien lo asesinó.
Ocurre en casos de crimen organizado que se deshacen del asesino material para borrar cualquier evidencia, eliminan un eslabón de la cadena y desvanecen cualquier vínculo. Sin embargo, no deja de ser una hipótesis.
Hasta el momento, ninguno de los dos ha sido plenamente identificado porque los restos quedaron calcinados, irreconocibles, pero es oficial en el caso de Daniel Cortez por las evidencias encontradas en el lugar del crimen, de la jefatura de Policía dispusieron vigilancia las 24 horas para su familia.
Foto: Tribuna
La autoridad ministerial está siguiendo la pista a las últimas llamadas recibidas de los tres celulares que usaba el supervisor de la Comandancia del Bosque.
Uno de los aparatos estaba achicharrado, otro lo encontraron tirado sobre la arena y el tercero en un canal cercano al lugar donde fue encontrado el cuerpo envuelto en llamas en la zona de las lomas de La Grullita.
Por la saña mostrada en los crímenes, la autoridad municipal prefirió guardar un marcado silencio; ni el comandante Julio Valenzuela ni el alcalde Enrique Reina emitieron una postura institucional ante terrible crimen del jefe policiaco, compadre del subdirector de la corporación, el 10-3 Jorge Ramírez Sierra, lamentable noticia que impactó a la opinión pública y que inundó con todo tipo de comentarios las redes sociales.
Hasta hace unos meses, nunca se habían visto en San Luis crímenes cometidos con tanta saña, que después de matarlos todavía les prenden fuego para borrar evidencias y hacer más difícil la identificación de las víctimas.
Como a la diez y media de la noche del domingo, Daniel recibió una llamada en su teléfono celular. Estaba viendo una película con su esposa, en piyamas.
“Voy a atender un evento con este bato, cómo chingan”, le dijo a su pareja y se salió de la casa, molesto. Todavía antes de despedirse le dijo a su mujer que la pusiera pausa a la movie, porque no pensaba tardar mucho. Pero ya no regresó ni volvió a contestar el teléfono.
En la revisión de las cámaras de vigilancia instaladas en el C-4 quedó registrado que a las 5:30 horas del lunes se alcanza a observar un flamazo en la zona de las lomas, cuando prendieron fuego al vehículo particular del policía. Una hora después llegaron los bomberos.
Curiosamente, el crimen se perpetró durante el cambio de turno de la Policía Municipal, cuando se genera un vacío en la vigilancia en lo que los agentes se trasladan a la comandancia para entregar el equipo y ser relevados.
Aunque la esposa se resiste a creer que se trata de Daniel, en la escena del crimen se encontró su arma de cargo, también hallaron los tres teléfonos celulares que normalmente usaba y arriba entre los restos carbonizados un cráneo irreconocible que presentaba un impacto de bala detrás de la oreja del lado derecho.
Cuando trascendió que la víctima era un oficial de policía que estuvo retenido durante siete horas, que le habían metido un par de balazos y que por si fuera poco le prendieron fuego con gasolina arriba de su propio vehículo, la tropa esperaba que hubiera una reacción inmediata por parte de los altos mandos.
“Esperábamos que alguno de los jefes tomara el control por el radio y comenzara a darnos instrucciones, armar un comando para ir a reventar casas, de perdida a hacer faramalla, uno como policía sabe a dónde ir a tocar y tumbar puertas de perdida, pero como si no hubiera pasado nada…”, comentó a CONTRASEÑA un elemento de la Municipal quien pidió mantener bajo reserva su nombre.
“Aquí no hay coincidencias. Nosotros como policías sabemos quién es el que agujera los techos para meterse a robar a las casas, el que tumba candados, el que mata de esa manera, cada quien tiene su estilo”, comentó la fuente respecto al modus operandi que se replicó al día siguiente cuando otro cuerpo calcinado fue encontrado en una construcción de avenida Tamaulipas 38 y 39.
El martes a las 6:50 horas, las cámaras de vigilancia que todo lo ven registraron cuando un vehículo blanco de modelo reciente llegó hasta la obra en construcción, tiraron el bulto, le prendieron fuego y se retiraron a toda marcha
La noche del lunes durante unas tres horas, como de 7:00 a 10:00 pm, los mandos de la Dirección de Seguridad Pública se encerraron a piedra y lodo en la comandancia donde se discutió el caso del compañero asesinado. Ahí fue donde se volvió a soltar la inverosímil versión del “lío de faldas”.
Lo que no checa es que después de la declaración de la viuda de Cortez Castro ante la autoridad ministerial dispusieron que hubiera vigilancia policiaca las 24 horas en su domicilio y eso no ocurre cuando se trata de simples infidelidades.
Supervisor de la Zona 2, la mini-comandancia que tiene su base de operaciones en el Bosque de la Ciudad, o Sierra-Delta 2, como lo llamaban en clave, Daniel Castro era el brazo operativo del 10-3 Ramírez Sierra, a quien le rendía cuentas directamente. Compadres, se formaron como peritos de tránsito y en grupos especiales en la “escuela” del finado Jesse Zamora.
La comandancia del Bosque es estratégica ya que cubre una amplia zona de la ciudad donde operan tienditas y además abarca hasta la parte trasera del Cecap, pasando el canal encementado al final de la calle Novena, por donde se comenta llegan sobre ruedas cargamentos de droga provenientes del valle.
Egresado de la octava generación del Cecap en septiembre de 2002, en el último año del primer periodo de Enrique Reina como alcalde Daniel Cortez fue dado de baja por el subdirector de la Policía, Mario Chávez Espinoza el “Pirris”, porque traía un carro robado.
Luego se fue un tiempo a trabajar a la policía de Sonoyta y en el último año de la administración Palafoxiana reingresó a la corporación en la que permaneció hasta su terrible muerte, decretada con todo el sello del crimen organizado.
Nada de qué preocuparse
Crímenes como el del comandante de zona Daniel Cortez nos deben invitar a reflexionar qué es lo que se está haciendo mal para corregir y a no bajar la guardia con el apoyo de las demás corporaciones, manifestó el regidor Raudel Huízar Córdova.
Por lo pronto, exigirle a la Procuraduría que investigue a fondo y castigue a quien resulte responsable con todo el rigor de la ley, añadió.
“Como ayuntamiento nos duele que pasen este tipo de cosas, como coordinador de la Comisión de Seguridad Pública en el Cabildo pero también como ciudadano, nosotros también tenemos familia, tenemos hijos y perder a un familiar, y menos de esa manera, no ha de ser muy agradable”.
San Luis es una ciudad que sigue creciendo y eso hace que crezca su problemática, este incidente ha prendido los focos de alerta una vez más, comentó.
-¿O sea que la gente puede estar tranquila?
-Deben preocuparse las personas que andan en malos pasos, la mayoría de los ciudadanos de San Luis que se ganan la vida trabajando honestamente no deben preocuparse de nada. @