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La accidentada gira de AMLO

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A contracorriente de las recomendaciones oficiales de quedarse en casa y evitar las aglomeraciones y el contacto físico, el presidente López Obrador realizó una gira de “supervisión de obras”, que le dejó magros resultados: vino de entrada por salida a San Luis, estuvo en Mexicali y en Tijuana tuvo un incidente con un reportero. Al día siguiente amarró con el saludo de mano a la mamá de Joaquín El Chapo Guzmán. 

Humberto Melgoza Vega

SAN LUIS RÍO COLORADO.- La anunciada visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a esta frontera no resultó como se esperaba y en general, se podría decir que ese fin de semana fue hasta contraproducente, al menos para su imagen pública.

Apenas la noche del viernes, desde su habitación en el “fifí” Hotel Lucerna de Tijuana, finalmente AMLO reconocía la seriedad del problema por la pandemia del coronavirus, de las inevitables afectaciones para la salud y la economía.

Antes de iniciar la gira había dicho que no quería gente y que si había aglomeraciones seria porque los habían enviado sus adversarios políticos.

En el video difundido por todos los medios de comunicación, el primer mandatario de la nación invitaba a quedarse en casa, a guardar “Susana distancia”.

“…Ahora lo que queremos también es que se retiren todos, que estén en sus casas con sus familias, ayudándonos también a que haya distancia y que haya higiene…”, manifestó.

Lo malo es que no predicó con el ejemplo.

Al día siguiente, a contrapelo de las indicaciones de su propio gobierno, en plena Fase 2 por la pandemia del coronavirus, visitó por novena ocasión San Luis Río Colorado donde fue recibido por su amigo el alcalde Santos González Yescas, a quien dijo conocer “desde hace 20 años”, y por la gobernadora Claudia Pavlovich, a quien saludó de lejecitos, con la mano en el pecho y haciendo una reverencia.

A pesar de que se cambió la agenda de última hora, para despistar al enemigo y evitar multitudes –originalmente el evento sería en el nuevo estadio de beisbol, éste sí ya concluido en su totalidad–, de todas maneras trascendió que sería en la nueva primaria federal Topahue, que se encuentra atrás del Cecap, obra que no está concluida pero que AMLO se comprometió a regresar para ahora sí inaugurarla.

“Urge un nuevo Hospital del Issste en San Luis Río Colorado”, “Jubilados del Issste merecemos una pensión digna…”, “Queremos luz…” y un enorme desplegado denunciando la explotación de los mineros por parte del magnate Alberto Bailleres, antes de la mafia del poder, hoy consentido del régimen.

El comité ciudadano defensor del agua portaba una gran manta donde le agradecían a AMLO la decisión de cancelar los permisos para la cervecera Constellation Brands y entre todos sumaban más de 150 personas, incluido un ejército de “siervos de la nación” que infructuosamente trataron de  mantener el orden entre gritos de “sana distancia”.

Por el estricto control, normal en las giras presidenciales pero acentuado por la contingencia sanitaria, el acceso fue restringido, afuera se quedaron reporteros, funcionarios públicos, ni Petra Santos pudo entrar como tampoco el “super-delegado” Jorge Taddei, quienes ni siquiera alcanzaron a saludar al Jefe de la Nación.

Al finalizar el evento, de la misma manera como llegó se retiró, sin atender a los medios de comunicación, en medio de un remolino de gente que se acercaban hasta la ventanilla de la Suburban para saludarlo, inaccesible, lo mismo que la gobernadora del estado.

De aquí, López Obrador se pasó a Mexicali, donde inauguró unas canchas deportivas, acompañado de la alcaldesa Marina del Pilar Ávila y del gobernador Jaime Bonilla, aunque la nota la dieron los reporteros del Semanario Zeta de Tijuana y de RadarBC, Eduardo Villa y Cristian Torres, a quienes se negó el acceso al evento a pesar que estaban debidamente acreditados.

La fundación Artículo 19 condenó el hecho y manifestó que “las autoridades deben siempre garantizar el libre ejercicio de la labor periodística y dentro del contexto actual, las medidas de contingencia por la pandemia de COVID-19 deben basarse y ser compatible con los derechos a la salud, el derecho a la información y el derecho a la libertad de expresión”.

En el aeropuerto de Tijuana, el presidente se peleó con un reportero del diario Reforma que lo increpó porque no se quiso poner gel anti-bacterial antes de tomar el vuelo hacia Culiacán, video que luego se volvió viral en redes sociales.

“Y tú eres un provocador”, le dijo AMLO ante el acoso mediático.

La gira no podría terminar de peor manera, al día siguiente mientras supervisaba la construcción de una carretera que conectará la sierra de Badiraguato con Chihuahua, en pleno triángulo dorado, se apareció en un pick-up del año la mamá del Chapo Guzmán, a quien se acercó y saludó de mano.

“Ya recibí su carta”, le dijo y se retiró apresurado.

Por supuesto en la mañanera del día siguiente –y toda la semana—ha sido motivo de escarnio por sus detractores, aunque se defendió “…¿cómo le voy a dejar la mano extendida a una anciana de 92 años…? … hay veces que tengo que saludar a delincuentes de cuello blanco…”.   @

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