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Abrazos, no balazos…¿o la guerra vs el narco Parte II?

El Eslabón Perdido

Humberto Melgoza Vega

Algo grave debe estar pasando en el país en materia de seguridad pública para que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya decretado, y de esta manera oficializado, la participación de las Fuerzas Armadas en labores policiacas hasta 2024, contraviniendo su histórico discurso y posteriores promesas de sacar al Ejército y a la Marina de las calles y regresarlos a los cuarteles.

“Aunque me critiquen que quiero militarizar al país voy a insistir en que nos deben ayudar las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública, estoy convencido de que es necesario y como no tengo problemas de conciencia puedo plantearlo”, dijo el Presidente ayer jueves en su tradicional rueda de prensa mañanera. 

Ante el fiasco que resultó la Guardia Nacional, que nunca terminó de cuajar –ya los ponían de policía migratoria para contener la entrada ilegal de centroamericanos en la frontera sur, para beneplácito de Donald Trump, recientemente grabados cuando extorsionaban a un narco local de Ciudad Obregón–, al presidente no le quedó más remedio que apoyarse en el Ejército, que está jugando un papel preponderante dentro de su gobierno.

Con un Alfonso Durazo rebasado como secretario de Seguridad Pública federal, pensando más en la gubernatura de Sonora, que cada vez se ve más difuminada, que en contener el avance de la delincuencia organizada, la única opción era apoyarse en las fuerzas armadas.

Aunque no se tiene clara la estrategia del gobierno federal para combatir al crimen organizado –ya vimos que no funcionó la estrategia de “abrazos, no balazos”–, tampoco se vislumbra que tengan objetivos prioritarios, nunca se menciona por su nombre a los grandes narcos, prófugos de la justicia, nada se dice de “El Mencho”,  capo del poderoso Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), menos del intocable Mayo Zambada ni de los Chapitos, reciente la afrenta cuando tuvieron que liberar a Ovidio Guzmán en Culiacán.   

Quizás tenemos a un presidente demasiado “pacifista”, que se declara enemigo de la violencia en todas sus formas, idealista que confía en el pueblo bueno, en donde las madres les darán unos chanclazos a sus hijos sicarios para que se porten bien,  pero que lamentablemente eso podría ser visto por la mafia (del poder) como una debilidad.

Aunque es evidente que no quiere enfrentar a los narcos públicamente, están ausentes de su discurso, enfocado en el periodo neoliberal, en los conservadores y en la prensa fifí, AMLO está consciente que la inseguridad pública paradójicamente podría ser la tumba de su gobierno.

Si en el sexenio de la muerte, como se ha calificado al fallido régimen de Felipe Calderón, que desató una dirigida guerra contra el narco –en la que se protegió al Cártel de Sinaloa– se registraron 120 mil 935 muertes violentas, al paso que vamos la 4T romperá todos los récords pues apenas en 2019 se documentaron en el sistema 34 mil 582 muertes, el año más violento de la historia en México, y en este 2020 la cosa no pinta mejor, tan solo el domingo 19 de abril se reportaron 105 crímenes…

Uno más

Apenas ayer un nuevo cártel michoacano salió a la luz pública y le dio la “bienvenida” a la anunciada militarización de la seguridad pública, saludando al presidente López Obrador, al gobernador Silvano Aureoles y al secretario de Seguridad, Alfonso Durazo.

A través de un video difundido en redes sociales, el nuevo “Cártel Zicuirán Nueva Generación”, supuesto aliado del cártel del Mencho, advierte al gobierno y a sus enemigos: “Cualquier aeronave que vuele sin nuestro permiso será derribada, cualquier unidad que ingrese será retenida y decomisada, no somos autogobierno, pero queremos demostrar que con nuestras finanzas y gobierno podemos sobresalir”.

Y así, mientras que la federación busca retomar el control de la situación, que la espiral de violencia no siga creciendo y termine por convertir a este sexenio en el más sangriento de la historia, por acción u omisión; en Magdalena, Sonora, los narcos exhiben su poderío, acribillan en un “fuego cruzado” al ex alcalde Alberto Robles y desafían al gobierno estatal, en la tierra de la gobernadora, Claudia Pavlovich, quien ya el próximo año entrega la estafeta.   

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