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El Juicio del Chapo, desde adentro

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Mejor que la serie de El Chapo, que se puede ver en Netflix, resultó la trama del llamado Juicio del Siglo en donde Joaquín Guzmán Loera recientemente fue sentenciado a cadena perpetua en los Estados Unidos. La crónica del proceso fue levantada por el periodista J Jesús Esquivel quien le dio forma de libro. El volumen es un compendio de crímenes, venganzas  y traiciones relatadas por sus propios protagonistas que en un tiempo fueron asociados en el poderoso Cártel de Sinaloa.

Humberto Melgoza Vega

Como sacada del guión de una película, la historia y ascenso del Cártel de Sinaloa, sus principales asociados, las guerras emprendidas por traiciones y disputas del territorio, sus alcances internacionales y las cantidades exorbitantes que manejan en dólares y la manera tan sencilla de lavarlos, son narrados con lujo de detalles en El Juicio, Crónica de la caída del Chapo, escrito por el periodista J Jesús Esquivel, corresponsal de la revista Proceso en Washington.

El libro, también explora el lado humano de los cabecillas del crimen organizado en México, las venganzas familiares, la vida ostentosa y de lujos, los regalos extravagantes, así como la adrenalina de esconderse en las montañas, con el mejor armamento y sistemas de comunicación, con el software de espionaje más avanzado, y la corrupción política y policiaca que hacen de este negocio ilegal el más lucrativo del mundo.

De 380 páginas, bajo el sello editorial Grijalbo, el volumen retrata en boca de sus protagonistas quienes han mandado en el narcotráfico en México durante los últimos 40 años, la ruptura y guerra a muerte primero con los Arellano Félix, luego con los Carrillo Fuentes, cuando murió Amado Carrillo y finalmente con los Beltrán Leyva, a pesar de tener un parentesco y venir de la misma mata de Sinaloa.

Como en los filmes clásicos de Hollywood, el llamado “Juicio del Siglo” celebrado durante 3 meses meses en la Corte de Brooklyn, Nueva york, atrajo la atención del mundo, la opinión pública atenta a los detalles alrededor del que fue considerado Enemigo Público No 1 por la ciudad de Chicago, que se escapó dos veces de penales de máxima seguridad en México y que inundó los Estados Unidos y Canadá con todo tipo de droga por aire, en aviones de carbono, indetectables para los radares, en vagones del ferrocarril, en vehículos acondicionados, en submarinos y por supuesto a través de los “narco-tuneles”, que fueron el sello distintivo del Chapo a la largo de la frontera de Sonora y Baja California.

Evidentemente, el juicio contra Joaquín Archibaldo Guzmán Loera es una historia plagada de crímenes y traiciones, de capos arrepentidos, como los colombianos Alex y Milton Cifuentes Villa así como Carlos Ramírez Abadía alias “Chupeta”, quienes le proveyeron miles de kilos de cocaína a los narcos mexicanos; y de los mexicanos Vicente Zambada Niebla, “El Niño” o “Vicentillo”, de su tío Reynaldo Zambada García y hasta de Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado”, compadre, brazo derecho y quien ayudó a escapar al Chapo Guzmán del penal de Puente Grande, Jalisco en enero de 2001.

Mejor que la serie que lleva a su nombre, disponible en Netflix, el juicio que concluyó con la condena a cadena perpetua del Chapo Guzmán dejó establecido que Sonora es uno de los estados preferidos por el cártel para cruzar la droga hacia Arizona, una de las rutas pasa por San Luis Río Colorado, y menciona pasajes y anécdotas propias del mundo del narco, como las andanzas de Joaquín Guzmán en Los Cabos y en la vecina ciudad de Mexicali.

Contrabando y traición

De la narrativa surgida del juicio, fácil sale para hacer el guión de una película, por ahí desfilaron personajes de carne y hueso que demostraron una vez más que la realidad muchas veces supera la ficción, algunos pasajes son del dominio público, pero surgió también mucha información inédita y sensible.

Luego de haberse formado la Federación, un holding de capos que controlaban prácticamente todo el territorio nacional, la alianza se rompió en 1991, cuando El Chapo Guzmán comenzó a traficar droga por Tijuana –con la venía de su siempre aliado Ismael El Mayo Zambada, que entonces era el dueño de la plaza–, situación que provocó la ira de los hermanos Arellano Félix, quienes apoyados con las policías locales terminaron desterrándolos de Baja California.

En esta guerra, El Mayo Zambada y Amado Carrillo Fuentes tomaron partido por El Chapo, en ese entonces un narco en pleno ascenso, que gracias a su audacia y talento pronto se ganó el aprecio de los colombianos porque resultó bueno para cruzar los cargamentos de droga hacia los Estados Unidos, por lo que se ganó el mote de el “Rápido”.

En noviembre de 1992 Joaquín Guzmán pretendió asesinar a los Arellano Félix en la discoteca Christine de Puerto Vallarta, pero lograron escapar. En la balacera murieron algunos tipos que traían charolas de la Policía Judicial del Estado de Baja California, la extinta PJE.

De acuerdo al testimonio del Rey Zambada, tras ese enfrentamiento, El Azul Juan José Esparragoza Moreno, el conciliador, el capo más respetado, organizó una reunión en Tijuana para detener la guerra que apenas empezaba.

“A mi sobrino (Jesús) Vicente Zambada Niebla  y a Amado (Carrillo) casi los matan…Los Arellano Félix no aceptaron el acuerdo”, recordó el testigo.

El 24 de mayo de 1993, con la muerte del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo todo cambió cuando pistoleros de los Arellano comandados por Ramón pretendían asesinar al Chapo en el aeropuerto de Guadalajara y se confundieron de vehículo. Guzmán fue acusado del crimen y meses después fue detenido en Guatemala y encerrado en Puente Grande Jalisco, de donde se fugaría en enero de 2001, escondido en un carrito de lavandería.

La muerte alcanzó a Ramón Arellano en febrero de 2002, cuando buscaba al Mayo Zambada para matarlo en plenos festejos por el Carnaval en Mazatlán, un mes después Benjamín Arellano fue detenido en Puebla, sin que mediara un solo disparo. Este fue el principio del fin del Cártel de Tijuana, que llegó a ser el más poderoso y violento del mundo.

Con la muerte de Amado Carrillo Fuentes alias “El Señor de los Cielos” en 1997, el resto de los capos de la Federación no reconocieron el liderazgo de su sucesor al frente del Cártel de Juárez, Vicente Carrillo Fuentes alias Viceroy. Todavía entre 1999 y 2000, las facciones del Cártel de Sinaloa tenían buena relación con el Viceroy, con su hermano Rodolfo, con Osiel Cárdenas, del Cártel del Golfo y con Los Zetas, entonces todavía bajo las órdenes de Osiel.

“Todo cambió en 2002…hubo problemas porque La Barbie (Edgar Valdez Villarreal) mató a un hermano de uno de los líderes del Cártel del Golfo y se fue a refugiar con Arturo Beltrán Leyva”. El Rey Zambada narró que Arturo no quiso entregar a la Barbie y ahí se desató una nueva guerra que arrastró a todo el Cártel de Sinaloa…

En junio de 2004, con el asesinato en un centro comercial de Culiacán de Rodolfo Carrillo Fuentes, “El Niño de Oro”, hermano menor de Amado Carrillo y de Vicente, junto con su esposa, Giovanna Quevedo, se desató quizás la peor guerra fratricida en lo que un día fue una Federación de Cárteles.

Las matazones que se desataron en Sinaloa tuvieron como punto culminante la tarde del 31 de diciembre del mismo año cuando asesinaron en el área de locutorios del entonces penal de la Palma ahora Altiplano a Arturo Guzmán Loera alias “El Pollo”, hermano menor del Chapo.

Hubo vanos intentos por aplacar esta lucha que se extendió por años y que prevalece hasta la fecha. En su libro, J. Jesús Esquivel escribió que para mediar se hicieron dos juntas en Zacatecas. El testimonio es de Vicente Zambada Niebla, primogénito del legendario capo Mayo Zambada. En ese cónclave de capos no se llegó a ningún acuerdo, La Línea, el brazo ejecutor del Cártel de Juárez se pasó del lado del Chapo y del Mayo para enfrentar la furia del Viceroy, quien se alió con Los Zetas y encontró el respaldo de los hermanos Beltrán Leyva.

La otra gran fractura en el cártel de Sinaloa se presentó en 2008 cuando un grupo especial del gobierno mexicano arrestó en Culiacán a Alfredo Beltrán Leyva alias “Mochomo” mientras celebraba de manera ruidosa su cumpleaños en una de sus casas de seguridad. De inmediato, Arturo Beltrán Leyva responsabilizó al Chapo, a quien llamaba despectivamente “la prima” debido a su grado de parentesco.

Zambada Niebla, quien declaró en contra de su compadre Chapo en busca de obtener una reducción en su condena, narró que el enfrentamiento con los parientes de Joaquín Guzmán inició el 30 de abril 2008. Ese día “le dimos a la PFP y los militares la dirección de las casas de seguridad de Arturo en Culiacán, la información sobre sus carros, todo. Hubo cateos, enfrentamientos con los sicarios y arrestos. Así empezó la guerra”.

-Quiénes eran los sicarios del Chapo Guzmán?

-Manuel Torres, M1, Gonzalo Inzunza, Macho Prieto; Chino Ántrax (José Rodrigo Aréchiga Gamboa)

 -¿Quiénes se encargaban de la seguridad del acusado?

-Negro, Fantasma, El Licenciado Dámaso y Cholo Iván (Orso Iván Gastélum).

“Yo era un objetivo prioritario de los Beltrán, me querían matar. Los Beltrán ordenaron a sus sicarios que mataran a mi esposa y que luego me mandaran su cabeza…”, recordó El Niño Zambada.

Antes, todavía el 4 de abril de 2008, mientras el Chapo se escondía en las montañas del triángulo dorado, se dieron tiempo para festejar su cumpleaños. En avionetas, helicópteros, vehículos todo-terreno y cuatri-motos llegaron a la fiesta.

Ese día le regalaron relojes, carros, motocicletas de seis llantas, Dámaso le regaló una camioneta pick-up blanca, blindada, y sus hijos una Hummer camuflada que tenía pintada su fecha de nacimiento.

 En marzo de 2012 se montó un operativo para detener al Chapo Guzmán, quien se encontraba en Los Cabos, Baja California Sur, pero alcanzó a huir gracias a un pitazo.

En una de las miles de llamadas que le fueron interceptadas por el gobierno de Estados Unidos, luego de que el colombiano Christian Rodríguez les pasó las claves y el manejo del sistema de espionaje que le había instalado al Chapo, el líder del cártel se quejaba de que estaba haciendo un calor insoportable en Mexicali, donde se escondió una temporada.

En su declaración ante el jurado, alias Chupeta, quien le envío cientos de toneladas de coca al Chapo desde Colombia, mencionó que su socio le contó que pasaba la droga hacia el otro lado “por túneles, carros pipa, aviones pequeños, tráileres, trenes y autos particulares, bien por San Luis Río Colorado o por Mexicali, Nogales, Agua Prieta, Palomas, Ciudad Juárez y Ojinaga…”.

Mientras el negocio iba viento en popa, el Chapo fue detenido por la Marina y la DEA en 2014 en unos condominios de Mazatlán y luego de su segunda fuga, ahora del Altiplano, a través de un túnel, fue recapturado en 2016 en Los Mochis luego de escapar junto con su fiel guardaespaldas el Cholo Iván a través del sistema de drenaje.

Con la captura del Chapo, sobrevino la última gran ruptura en el cártel de Sinaloa, Dámaso López se sintió con el poder suficiente para heredar el mando pero los hijos del Chapo, Iván y Alfredito, apoyados por su tío Guano y por supuesto, por el Mayo Zambada, reclamaron el poder y de nuevo las matazones; en enero de 2017 El Licenciado fue capturado en la Ciudad de México y meses después su hijo el “Mini-Lic” se entregó a las autoridades en la frontera Mexicali-Caléxico porque los Guzmán lo andaban buscando para matarlo… @

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