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Tata Francisco, Papa Francisco a los jóvenes en Morelia.

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“La juventud es una de las riquezas de México”.

Germán Orozco Mora

 En la misa celebrada por el Papa Francisco en Morelia, los indígenas purépechas ofrecieron una imagen de la Virgen María pidiéndole que bendiga a “Tata Francisco”.

A las 3 de la madrugada del martes 16 de febrero más de cincuenta mil personas deseábamos ingresar al Estadio Carranza. La Eucaristía con el Papa se programó a las 10 am, miles de seminaristas, religiosos, hermanas religiosas y sacerdotes, casi cien obispos de México harían lo propio.

Preparando la bienvenida al Santo Padre Bergoglio, algunos obispos bailaban extendiendo las manos; las religiosas con sus selfies y celulares capturaban los tapetes coloridos que con flores y aserrín plasmaron junto al templete gigante para la celebración artesanos michoacanos.

Esta celebración fue importante por ser la única misa celebrada por el Papa Francisco, quien utilizó dos reliquias admirables: un cáliz y el báculo (bastón) de pastor del memorable primer obispo de Michoacán: Don Vasco de Quiroga.

Tata Vasco fue un pastor que hace más de cuatrocientos años se transformó en un protector y defensor de los indígenas michoacanos. Llegó de España siendo un extraordinario jurista, abogado de Salamanca, hombre culto que descubrió en la pobreza de los indios tarascos y purépechas, el rostro maltratado de Cristo. Le conmovió el ver cómo en los mercados españoles de la ciudad Morelia los indigentes esperaban pacientemente para comerse lo que dejaban los puercos de desperdicios alimenticios.

El Papa argentino, Jorge Mario Bergoglio, el primer Pontífice Latinoamericano, celebró su primer Misa como Papa en Morelia, llevando en sus manos aquel báculo de pastor del mismo Tata Vasco y consagrando con su mismo cáliz. Instrumentos sagrados que bajo custodia del Cardenal Suarez Inda, fueron proporcionados especialmente para la Misa con más de cincuenta mil consagrados.

Miles de sacerdotes, miles de seminaristas, religiosos y religiosas, abarrotaron el Estadio Carranza, soportando el gélido clima del amanecer moreliano, que a las diez de la mañana ya era un “molesto” sol quemador. Nada comparado con el sol del desierto; ni aguantan nada.

Si en el Estadio de los Monarcas del Morelia, el Papa Francisco se conmovió con los jóvenes y él movió hasta las lágrimas con su insistencia sobre la riqueza de México: los jóvenes. La Esperanza y la misericordia cristiana.

El Papa pidió a los consagrados seguir caminando, cayendo y levantándose y no quedarse tirado en el camino; buscar siempre asemejarse a Cristo.

Con su nobleza característica, el Sumo Pontífice, inició aquí la Misa, evocando brevemente la vida de don Carlos Quintero Arce, Arzobispo Emérito de Hermosillo, quien murió a los 95 años después de una larga vida de entrega a la  Iglesia, especialmente en Sonora.

Don Vasco de Quiroga, fue enviado por el Emperador Carlos V, desde España, como miembro de la Segunda Audiencia y para detener las atrocidades de Nuño de Guzmán, quien torturó al Rey de los Purépechas, Caltzontzin , quemándole los pies y torturándolo cruelmente para obtener de él, oro y plata que no tenía.

Siendo un jurista y humanista admirable, Don Vasco aceptó ser ordenado sacerdote a los 68 años de edad y misericordiosamente dio su vida por los michoacanos y purépechas, muriendo a la edad de 95.

El jesuita Paul L. Callens, en su obra: “Tata Vasco, un gran reformador del siglo XVI”, (Jus 1959), anota sobre la crueldad de Nuño de Guzmán, unas palabras que se conservan del Rey de los Purépechas. Cuenta García del Pilar uno de los sicarios de Guzmán que a Caltzontzin le habían quemado los pies a fuego lento para que descubriera el lugar donde estaban escondidos supuestos tesoros de oro y plata, fue arrastrado al lugar de la ejecución. “Lo sacaron y lo ataron al palo y allí estando atado y cercado de leña, el dicho Caltzontzin decía muchas palabras, diciendo que él no era en cargo de nada de lo que decían y que lo mataban con injusticia. Con lágrimas llamaba a Dios y a Santa María. Llamó a un indio, don Alonso, y le habló un poco: “Que vea el galardón que le dan los christianos y Nuño de Guzmán en pago de los servicios que les hizo, y del oro y plata que le había dado…”.

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