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Migrantes, en medio del conflicto México-EU

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La incesante migración hacia el norte de ciudadanos provenientes sobre todo de Centroamérica y haitianos mantienen en jaque la relación entre los gobiernos de México y los Estados Unidos, creando un cuello de botella en la frontera. Son tantos los grupos de indocumentados que están cruzando en busca de asilo político que la Patrulla Fronteriza del Sector Yuma no se da abasto y el alcalde esa ciudad declaró estado de emergencia.  

Manuel Cuen / Carina Arguilez

SAN LUIS RÍO COLORADO.- En los últimos dos años, haitianos, hondureños, salvadoreños, guatemaltecos y de otras nacionalidades han llegado en grupos numerosos a la frontera de México con Estados Unidos.

Su presencia a motivado la movilización de las autoridades, la solidaridad de las organizaciones de la comunidad y en algunos casos el rechazo de grupos espontáneos, quienes temen ante la presencia de extraños.

Las famosas caravanas migrantes traen de todo. Desde ciudadanos de bien, hasta polleros, drogadictos, delincuentes comunes y también peligrosos.

Los sanluisinos no debemos olvidar que somos productos de la migración. Hace poco más de 100 años esta región estaba prácticamente inhóspita y los ahora sanluisinos fuimos llegando de poco a poco. Muchos atravesaron el desierto en busca del sueño americano, otros llegaron por barco al Golfo de Santa Clara o San Felipe. Hubo quienes llegaron en el Tren Bala o fueron repatriados de Estados Unidos.

Estas nuevas avalanchas humanas han traído problemas sociales a los que las autoridades deben poner atención. Y esa atención debe ser integral con la contraparte estadounidense porque el problema se refleja en ambos lados de la frontera.

La migra rebasada y sin presupuesto

Son más de mil oficiales de la Patrulla Fronteriza asignados al sector Yuma y su misión es, salvaguardar las fronteras. Su área de responsabilidad, es la esquina sureste de Arizona y está conformada por aproximadamente 182 mil millas cuadradas de terreno desértico, entre los estados de California y Arizona. Incluye 126 millas de frontera con México.

El área está conformada por extensos desiertos, cordilleras rocosas, grandes dunas de arena y un cambiante cauce del Río Colorado.

Según estadísticas proporcionadas por la corporación, en 2014 fueron aprehendidos más de 486 mil extranjeros indocumentados en los 20 sectores distribuidos en el país y localizados en la frontera, la costa y el norte. En el 2015 la cifra decreció a apenas un poco más de 337 mil aprehensiones.

El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) proporcionó recientemente una actualización de sus estadísticas de migración correspondientes al ejercicio fiscal que cubre de octubre del 2018 a marzo de 2019.

Brian Hastings, Jefe de Operaciones de la Border Patrol (USBP), dijo que la agencia se enfrenta a una crisis humanitaria sin precedentes.

“Estamos viendo un número récord de aprehensiones, grandes grupos y un número elevado en custodia. Hemos llegado al punto de la ruptura”, aseguró.

Explicó que en marzo de 2019, el CBP detuvo a más de 103 mil personas. Que 92 mil fueron aprehensiones de la USBP y representa un aumento del 35 por ciento sobre los niveles de febrero.  Más de 30 mil eran adultos; 8 mil 900, eran menores y 53 mil (casi 58% de aprehensiones) eran familias, sobre todo de Guatemala, Honduras y El Salvador.

Tan solo en la primera mitad del año fiscal 2019 la Patrulla Fronteriza ha detenido a más de 385 mil personas. Esto representa más del doble de las aprehensiones durante el mismo plazo el año fiscal 2018 y supera al total de detenciones de 2017.

Otro es el problema de la capacidad de procesamiento y custodia de la USBP. El último mes, el aumento de las aprehensiones ha llegado a un punto de ruptura. Específicamente, se ha registrado un promedio de 3 mil detenciones por día y la agencia no pudo mantener el ritmo de procesamiento y transferencia de las personas retenidas.

Para hacer frente a esta situación, en marzo de 2019 la agencia trabajó estrechamente con sus aliados para maximizar el uso de sus recursos. Contrataron 175 agentes adicionales. Asignaron horas extras. Aprovecharon a 540 oficiales de la CBP, quienes auxiliaron en las labores de procesamiento en las instalaciones de la USBP.

Las cosas llegaron a su punto extremo a partir del 19 de marzo en que la migra tuvo que empezar a enviar a los migrantes a las ONG’s y cuando éstas no pudieron apoyar por también estar rebasadas, se vieron en la necesidad de liberarlos cerca de la terminal de autobuses. Llegaron a liberar bajo esas condiciones hasta 11 mil personas.

A partir del 28 de marzo las autoridades han detectado la presencia hasta de 100 grupos grandes de migrantes. Dichos grupos hasta con cien integrantes.

El Sector de Yuma fue establecido en diciembre de 1954.

La necesidad de un Sector de la Patrulla Fronteriza fue resultado de varias operaciones de aplicación de las leyes migratorias realizadas en el área desde el año 1950. El aumento de entradas, junto con la necesidad de mano obra en el sector agrícola, hizo evidente la necesidad de mayor vigilancia.

En un principio, el sector tuvo estaciones en Yuma y Blythe, que anteriormente formaban parte del Sector El Centro. Dos estaciones adicionales en Somerton y Wellton se abrieron en febrero de 1955.

Hoy, la Patrulla Fronteriza cuenta con tres estaciones del Sector. Una, que es la base en esta ciudad, otra en Wellton y una más en Blythe. Su área de influencia son los condados de Yuma, La Paz y Mojave en Arizona y se incluye la parte oriental de los condados de Imperial, Riverside y San Bernardino, en California.

Hoy la situación en la frontera es diferente. Los niveles de migración han bajado o se han corrido a otros puntos de la geografía.

Hay muchos más agentes. Cerca de 900 según la cifra proporcionada por el oficial Cabrera. Iluminación de alta intensidad. Una barda de diez pies de alto, construida inicialmente soldando pistas de aterrizaje de acero corrugado que sobraron de la guerra de Vietnam.

Y en algunas partes de la zona fronteriza, más de una barda. Grandes cantidades de sensores para detectar movimientos, enterrados en el suelo cercano a la frontera. Visores nocturnos infrarrojos o “artefactos de imágenes térmicas”, que detectan a los inmigrantes por el calor de su cuerpo y permiten a la Patrulla Fronteriza enviar a sus agentes y vehículos precisamente a aquellos lugares donde se han realizado entradas ilegales.

Construcción de nuevos caminos a lo largo de la frontera, para darle a la Patrulla Fronteriza mayor acceso y movilidad. Un sistema computarizado de escaneo biométrico.

Mediante este sistema, se fotografía a cada inmigrante ilegal que es aprehendido y su foto, huellas digitales y otros datos personales son incorporados a una base de datos. Ésta se supone que permitirá detectar a los que cruzan de nuevo la frontera, especialmente a aquellos con antecedentes criminales.

Aun con todo eso, tan solo en lo que va del año, han sido detenidos más de 6 mil migrantes, quienes vieron truncado de esa manera alcanzar el anhelado “sueño americano”.

El muro de la vergüenza

El área de cruce de migrantes en la zona de San Luis Río Colorado-Yuma, fue una de las más utilizadas en los últimos años. En el libro El Muro de la Vergüenza; crónica de una tragedia en la frontera, de Miguel Escobar Valdez, se retrata el drama que viven los indocumentados que cruzan la frontera de Estados Unidos en busca de una vida mejor, pero que se encuentran con el trato más deplorable y, cada vez con mayor frecuencia, la muerte.

Las historias de migrantes que aquí se recogen, son un doloroso testimonio de estas víctimas de la pobreza, de la discriminación, la xenofobia, la intolerancia, la corrupción, el narcotráfico, todo lo cual ocurre ante el azoro y, por desgracia, la pasividad de la comunidad mundial y la ominosa indiferencia de los gobiernos.

José Ángel Pescador Osuna, economista y educador, además de prologuista del libro, establece que El Muro de la Vergüenza “es un libro ameno, interesante, bien escrito (…) de una lectura obligada para los estudiosos del tema migratorio, especialmente de los asuntos fronterizos y de la forma en que éstos han evolucionado en los últimos diez años”.

Escobar Valdez es originario de Guaymas, Sonora, autor de los libros Tiempo de Morir, Ristra de Palabras Nuevas y El Predestinado, entre otros.  Editó y dirigió el periódico matutino La Gaceta y la publicación semanal La Carta Escobar; profesor de bachillerato; coordinador de producción de algunas empresas cinematográficas.  Dirigió en Guaymas El Seminario de Cultura Mexicana.

Si la calidad de la ficción de Escobar quedó demostrada en El Predestinado y en Tiempo de Morir, en El Muro de la Vergüenza el autor nos presenta el angustiante drama de la migración mexicana hacia Estados Unidos, pero no en forma de ficción, si no de crónica que es un poco más cruda.

Cada día un migrante fallece en el intento por cruzar hacia territorio norteamericano. Las muertes son de manera muy diversa. Nuestra gente se muere de sed en el desierto; abatidos por las balas de agentes de la Patrulla Fronteriza; ahogados en los canales; en los hospitales a donde son llevados después de que los vehículos en que viajaban volcaron estrepitosamente. Fulminados por un rayo, insolados, devorados por animales, de ahogamiento en cajas de tráileres o contenedores de ferrocarril.

Miguel Escobar nos narra muchas de estas maneras de cómo la tragedia viste a las familias. Nos dice por ejemplo el caso de Leandro Bautista “…un cincuentón, oriundo de la Ciudad de México, antes de fallecer de sed en una calurosa noche de agosto de 2002 en el desierto sobre el que se asienta la nación indígena Tohono O’odham, cerca de Sells, Arizona, le dijo a su sobrino y acompañante Luis Fierro Sánchez, que no quería morir en esos páramos, que no quería morir de esa manera. Luis lo contemplaba aterrado a la luz de la luna y frenéticamente le golpeaba el pecho en un primitivo intento de resucitación cardiaca, rogándole a Dios que reviviera”.

Ahogados en el Canal Todo Americano en marzo del 2002. Tres guatemaltecos y un mexicano son fulminados por un rayo cuando se cubren sobre un árbol en julio de 2002. Un biólogo mexicano muerto de insolación en verano de 2004 y así hasta llegar al caso de Juan Cruz Torralba que en marzo de 2006 vio morir en sus brazos a su pequeña hija, luego de ser atropellada por un vehículo de la migra.

Como dice la segunda de forros, son historias tristemente verídicas, retratos de una problemática bilateral que tiene siempre “soluciones” unilaterales.  @

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