Le llaman Soldado y habla con los puños
CRÓNICA
Desde el remodelado Parque La Tortuga para toda Latinoamérica, el boxeador sanluisino Rodolfo “El Soldado” Carbajal tuvo un debut soñado a través de la cadena ESPN, líder mundial en deportes. La velada, cerrada al público en general, donde se rindió homenaje al gran campeón Carlos Palomino, orgullo del Km 57, no estuvo exenta de polémica por realizarse en pleno semáforo naranja de la pandemia.
Edgar Contreras / Especial
SAN LUIS RÍO COLORADO.- Los vestidores gigantes y lujosos en los hoteles donde se realizan las grandes peleas de boxeo habitan su futuro. Lleva esa mirada que parece ver más allá del patio trasero del parque “La Tortuga” donde lo vendan sentado sobre una silla de plástico blanco junto al resto de los peleadores de la velada.
“¿Tú eres el Soldado?”, pregunta una de las personas encargadas de revisar el orden de los combates. “¿Es tu debut, no?, insiste sin obtener respuesta.
“Dice el otro que te va a pegar una chinga”, completa la frase, como si faltaran emociones dentro del chico que sonríe y salta un poco sobre la punta de sus pies, haciendo movimientos de calentamiento.
En el ring el venezolano Wister García termina pronto con el sinaloense Daniel Pacheco. Rodolfo “El Soldado” Carbajal hace su debut en el boxeo y mira a lo lejos el primer nocaut de la noche. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, dice el versículo que el Soldado hizo grabar en un short camuflado que ajusta a su cintura.
Él cree. La siguiente pelea enfrenta a los cachanillas Juan Abraham Villegas y Ramón “El Cholo” Barajas, quien soporta el castigo de pie y lanza golpes peligrosos pero que no pueden arrancarle el invicto a Villegas en una justa decisión.
Entonces el sanluisino de 18 años comienza a atar las botas y justo antes de terminar enreda las cuerdas en un rosario pequeño y brillante que ajusta con más fe que fuerza. Porque él cree. Confía en su coraje, en el hambre de triunfo que le provoca sonreír cada cinco minutos y en la mirada que sólo la pasión y sus ganas de comerse el mundo le imprimen en los ojos. Confía en el “Kike”, su entrenador que desde hace media hora le ha preguntado más de veinte veces cómo se siente.
Confía en el “Dinamita” Huízar, el gran campeón sanluisino quien le enseñó cómo se camina en el boxeo; confía en la experiencia que le dejó enfrentar a grandes boxeadores como José Luis Castillo y el mes entero que pasó haciendo sparring en el “Romanza” contra Juan Manuel Márquez, cuando se preparaba para su primer combate ante Manny Pacquiao.
Está listo para salir a su primera pelea como profesional. Tiene suerte, le dicen, va a ser transmitida por ESPN y Telemax.
¿Por qué le dicen Soldado?, le pregunto al Dinamita Huízar, quien responde con buenos reflejos “porque cuando me lo trajeron bien chavalillo su tío decía que iba a ser soldado, que nomás quería que agarrara condición para que aguantara la “carreta”, y míralo, aquí anda. Ya se le quedó eso de Soldado”.
Es hora, el equipo forma un círculo con el boxeador en el centro y piden a Dios por él, por su rival y por todo aquel que pise el encordado esa noche. Como producción le acercan un cubre-bocas repleto de marcas, es el año veinte-veinte y la pandemia lo ha arrasado todo, el mundo intenta volver a la pelea y Dios hace años ha iniciado el conteo hasta diez.
Llegó la hora. Después de las instrucciones del réferi vuelven a chocar los guantes y regresan a su esquina. El Soldado parece sereno, él cree, confía, lo hace en cada round, se mueve y tira los mejores golpes. Después de cuatro asaltos ha terminado la pelea. “Por decisión unánime, de San Luis Río Colorado, Sonora, México, Rodolfo “El Soldado” Carbajal”, anuncia el réferi la victoria. Ahora resulta imposible borrarse la sonrisa desde que baja del ring hasta el pasillo de donde partió, ahí donde lo esperan, en otra pelea difícil, flashes, micrófonos y políticos buscando una foto.
Noche de Campeonato
Arriba del cuadrilátero, en supergallo, Eduardo “Koreano” Ramírez se enfrasca en un buen intercambio de golpes con Juan “Pitufo” Gómez durante ocho rounds, saliendo el primero con la mano en alto.
Apenas bajan del ring un grupo de cuatro o cinco personas, enfundados en trajes blancos de plástico, cubrebocas y lentes, desinfectan completamente el ring para que, ya en los combates estelares, el peleador chihuahuense Marco “Dorado” Reyes, con un récord de 38-8, con nombres en su lista de la talla de “Yori Boy” Campas, David Lemieux y Julio César Chávez JR se enfrente al jalisciense Josué Obando, en una pelea que terminaría antes del séptimo round, debido a un corte en la ceja del “Dorado” que le valió su novena derrota.
Otra vez el grupo desinfecta cada esquina del ring, pero esta vez toca el turno de subir al alcalde Santos González Yescas para dar unas palabras y hacer un merecido homenaje al gran campeón mundial sonorense Carlos Palomino, quien recibe un emotivo aplauso por parte de la escasa afición que acudió a la función en el auditorio del Parque Bicentenario.
La noche cerró con la pelea por el campeonato supermosca de la NABF, entre el hermosillense Taylor “Tungsteno” Quijada (10-0-2, 8 ko’s) y el de Gómez Palacio, Durango, Gohan Rodríguez (12-1-1, 5 ko’s) quienes entregaron todo arriba del encordado, regalando una excelente pelea que terminó con la victoria por parte de Gohan Rodríguez por decisión unánime. @