Combate contra delincuencia en Sonora VA EN SERIO
Con una agenda personal, el gobernador Alfonso Durazo encabeza todos los días la Mesa de Seguridad en la capital del estado en donde se analiza el fenómeno de la violencia que genera el crimen organizado en Sonora y se trazan estrategias para combatirla y contenerla. Luego de largos años Ciudad Obregón se mantiene como foco rojo en inseguridad y se analiza con especial interés el caso de San Luis Río Colorado por su colindancia con Mexicali y frontera con Arizona.
Humberto Melgoza Vega
SAN LUIS RÍO COLORADO.- Hace un par de semanas, durante la firma del Mando Policial Coordinado entre los tres niveles de gobierno, el gobernador Alfonso Durazo Montaño advirtió que el combate contra la delincuencia iba en serio, enfocado primordialmente en recuperar la paz social que demandan los sonorenses.
“El gobierno del estado no se lavará las manos en la tarea de pacificar a Sonora, ni ‘tirará la bolita’ ni a la federación, ni a los municipios…en temas de seguridad no hay atajos, no es sencillo, pero estamos ciertos que tiene solución. Juntos vamos a construir el camino para lograrla”, aseveró Durazo Montaño el pasado miércoles 13 de octubre.
En el mismo evento, el gobernador morenista sostuvo que “es hora de un cambio de rumbo en materia de seguridad pública. Este tema debe de convertirse en una política de Estado que supere identidades políticas e ideológicas, porque solo a través de la suma de fuerzas y esfuerzos, solo mediante acuerdos que involucren a todas las instituciones públicas en la materia y a la población civil lograremos resultados…”.
Y aunque una cosa es el discurso y que no siempre va respaldado en los hechos, será cuestión de tiempo para evaluar si la estrategia del gobierno de la Cuarta Transformación ofrece resultados tangibles.
De entrada, Alfonso Durazo recibe un estado, además de quebrado financieramente, vulnerado por una violencia que se dejó crecer en los últimos años y que ahora buscan la manera de contenerla.
La disputa armada por el control del territorio que libran los grupos de la delincuencia organizada en Sonora ha colocado en algunos momentos al estado en el Top Ten de la inseguridad a nivel nacional y a Cajeme en las ciudades más violentas de México y el mundo, junto con Tijuana, Baja California.
Personalmente, el gobernador Alfonso Durazo encabeza todos los días la reunión de las Mesas de Seguridad en donde participan los tres niveles de gobierno, Sedena, Marina, Guardia Nacional y las policías estatales.
A esas reuniones acude la secretaria de Seguridad Pública, María Dolores del Río y su Jefe Operativo de la Policía Estatal, Luis Alberto Campa Lastra.
En dichas reuniones de alto nivel se revisa el comportamiento del mapa delictivo, se trazan estrategias y se refuerza la coordinación a través del intercambio de información. El jefe del Ejecutivo estatal exige un informe pormenorizado de lo que está sucediendo, pero sobre todo qué se va a hacer para solucionarlo.
“Yo veo a un gobernador muy echado para adelante, preocupado y ocupado en atender el complejo problema de la inseguridad pública, como hace tiempo no se miraba; está enfocado realmente en el tema, exigiendo resultados. Y eso es un gran avance, todo empieza con la voluntad del titular”, comentó Campa Lastra en una plática informal con el reportero.
Al gobernador como a los alcaldes, al presidente de la República y en general a la población civil les interesa que la percepción de inseguridad que se tiene por la violencia que genera el crimen organizado en Sonora comience a bajar paulatinamente.
A pesar de que el nombramiento de la ex alcaldesa de Hermosillo como secretaria de Seguridad Pública generó controversia por su presunta inexperiencia en el tema, cuando designó a Campa Lastra como Coordinador Estatal Operativo ésta se fue disipando.
Y es que entre su currículum, el nativo de San Luis Río Colorado tiene la experiencia de haber sido dos veces Jefe de la Policía Municipal en esta frontera, primero en el trienio de Florencio Díaz Armenta y en la segunda mitad del gobierno de Rubén Espino Santana.
Luego fue jefe de la Policía Municipal en Hermosillo en la administración como alcaldesa de María Dolores, de ahí la buena relación, luego ocupó el mismo cargo al que hoy regresa en el sexenio de Guillermo Padrés y le tocó lidiar con la peor parte de la inseguridad en la capital del estado como comisario de la Policía local en la administración morenista de Célida López.
En el corto plazo, la pretensión del gobierno duracista es duplicar el estado de fuerza con el que cuenta la Policía Estatal –que es de mil elementos– y junto con la profesionalización de las policías municipales retomar la rectoría de la seguridad pública en estados y municipios en donde hay una fuerte presencia militar por la situación extrema generada por el narcotráfico.
Desde la Mesa de Seguridad ven con preocupación zonas calientes como Cajeme, donde está que arde la disputa entre el Cártel de Sinaloa, la “Gente Nueva Los Salazar” y los remanentes de los Beltrán Leyva en territorio yaqui.
Por otro lado, están en vías de “contener” la violencia en Hermosillo, Nogales, Caborca y con especial interés en San Luis Río Colorado, por su ubicación geográfica y colindancia con Mexicali, Baja California y con Arizona, donde también se vive una cruenta batalla por el territorio.
Esta pelea entre las distintas facciones del Cártel de Sinaloa abarca ambos valles, el de San Luis y el de Mexicali, el Golfo de Santa Clara con el ingrediente adicional de la frontera internacional por donde pasan todo tipo de droga y migrantes indocumentados y de regreso armas, municiones y paquetes de dólares.
La nueva estrategia de la 4T en el estado de Sonora es tener más presencia policiaca en las calles, retomar el control de las carreteras para evitar la instalación de “narco-retenes”, como el reportado hace un par de días en el sur del estado que resultó un “borrego”, y sobre todo, el reporte de resultados en el combate a la delincuencia común y organizada por parte de las corporaciones que puedan ser medibles y cuantificables. @