Prueba de fuego
El Eslabón Perdido
Humberto Melgoza Vega
El comandante Francisco Edgardo Gómez Herrera, director, jefe y comisario de la Dirección de Seguridad Pública Municipal en San Luis Río Colorado enfrenta el reto más grande de su carrera policial desde que ingresó a la entonces Policía Judicial del Estado (PJE), hoy Agencia de Investigación Criminal (AMIC) hace más de 20 años.
Sus anteriores comisiones como subjefe de grupo en distintas plazas en donde se encargaba de investigar delitos del fuero común y de vez en cuando ejecutar algunas órdenes de aprehensión para nada se compara con la responsabilidad y el grado de peligrosidad de su actual puesto como jefe policiaco en esta frontera.

En septiembre pasado, Edgardo Gómez llegó al puesto avalado por el alcalde Santos González Yescas y aprobado por la abrumadora mayoría de los regidores en el Cabildo ante los que juró cumplir y hacer cumplir la ley…y si no que el pueblo se lo demande.
Desgastado el modelo del anterior jefe de Policía, Luis Manuel Lugo Durón, “Comandante Puntillas”, quien hizo honor a su frase “no ando buscando lo que no se me perdió”, Edgardo Gómez llegó con todas las expectativas de meter orden en el pueblo.
Y no llegó a ciegas, como policía de carrera tenía conocimiento de la guerra que libran por el control de la zona el cártel de la Gente Nueva de Los Salazar con las fuerzas de El Ruso, quien defiende los intereses del Mayo Zambada desde Mexicali, Baja California.
Y como terceros en discordia, “La Chapiza”, fieles a la facción del cártel de Sinaloa que comandan los hijos del Chapo Guzmán, los menores Iván Archibaldo, Alfredo y Ovidio, este último joven capo protagonista del “Culiacanazo” donde fue detenido y luego liberado tras el mega-operativo de la Policía Federal y el Ejército Mexicano.
En la primera entrevista que le hizo CONTRASEÑA la segunda semana de octubre, Edgardo Gómez fue enfático cuando aseguró que “mi único compromiso es con el alcalde Santos que me dio la confianza y con el pueblo de San Luis Río Colorado. Mis respetos para todo mundo pero el que cometa delitos va a tener problemas con nosotros, porque ese es nuestro trabajo”.
Luego de un periodo de gracia, en lo que se acomodaba en la silla, a partir de noviembre se reactivaron las pugnas, la purga interna, el relevo de cuadros y el cobro de viejas rencillas.
Tras su llegada, el comisario armó su equipo, entre ellos un grupo operativo al mando del comandante Francisco Camargo, reactivaron los retenes y la vigilancia afuera de los comercios para inhibir la presencia de grupos delictivos, pero no ha sido suficiente para frenar los ajustes de cuentas porque siempre se las ingenian.
Obligado a brindar resultados, con la presión de sus jefes en Palacio Municipal y de la opinión pública que se mueve al vaivén de las redes sociales, Edgardo Gómez no podrá solo con esta encomienda sino cuenta con el apoyo de su corporación y la coordinación con los otros órdenes de gobierno.
Por ningún lado se ve el trabajo de inteligencia de las autoridades del fuero federal, llámese Ejército, Marina, Guardia Nacional o Fiscalía General de la República (FGR) ni tampoco las órdenes de cateo o cumplimentar algunas órdenes de aprehensión.
En las mesas de seguridad supuestamente tienen identificados por nombre y foto a los principales generadores de violencia pero sin una investigación robusta y sólida a lo más que pueden aspirar es a agarrarlos en flagrancia delictiva.
Además del apoyo de la corporación policiaca, en donde no todos jalan pa´l mismo lado, el comandante Gómez va a requerir del apoyo de la sociedad civil porque solo no va a poder con todo el paquete.
Después de todo la Policía Municipal es preventiva y la problemática que se vive en San Luis, en donde son comunes las armas de uso exclusivo del Ejército, es resorte del fuero federal.
Por el bien de todos, ojalá que se calmen los muchachos y que pronto todo vuelva a la “normalidad”.