Que siga AMLO
El Eslabón Perdido
Humberto Melgoza Vega
En teoría la ley de revocación de mandato es un instrumento poderoso de democracia participativa que le da la facultad a los ciudadanos de tumbar del poder por la vía del voto a aquel gobernante, en este caso el presidente de la República, que no esté haciendo bien su trabajo.
Y es tan sencillo en las palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador, así como el “pueblo pone” –mediante el voto popular en las elecciones constitucionales–, “el pueblo quita”, en este caso revocando el mandato del político que salió defectuoso o que no está cumpliendo con sus compromisos de campaña.
Llama de sobremanera la atención que la oposición “moralmente derrotada”, como la bautizó el líder máximo de la 4T, esté convocando a todos sus partidarios o adversarios de AMLO a no participar en las votaciones de este domingo 10 de abril, dizque para no hacerle el caldo gordo al presidente.
Que muchos de los que estaban entusiasmados ante la oportunidad dorada de derrocar al “dictador” por la vía pacífica, sin la violencia que conlleva un golpe de Estado, repentinamente hayan cambiado de opinión y emprendido una contra-campaña para que la gente no acuda a las pocas urnas que instalará el Instituto Nacional Electoral (INE).
De manera un tanto esquizofrénica, ahora los opositores exigen que López Obrador gobierne hasta 2024, es decir que concluya el sexenio para el que fue electo, y luego se vaya a “La Chingada”, como se llama su rancho en Palenque, Chiapas.
De unas semanas para acá, se les metió en la cabeza la idea de que en realidad lo que pretende López Obrador ex extender su mandato más allá de 2024, algo así como lo que infructuosamente buscó conseguir el ex gobernador Jaime Bonilla en Baja California, o como lo que el Peje pretendió hacer con el ministro Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), de extender su mandato por dos años.
Esta idea es muy descabellada ya que además de estar prohibida por la Constitución y de que el pueblo de México no lo aceptaría, no es necesario arriesgarse a semejante despropósito porque sería más fácil seguir gobernando a través de su pupila la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, la científica Claudia Sheinbaum quien ya se siente la “candigata” a la presidencia en 2024.
Más que un espíritu reeleccionista, el proceso de revocación de mandato estaría diseñado para que se convierta en ley al ser vinculante si alcanza el 40 por ciento de los votos del padrón electoral –algo que se antoja poco menos que imposible–, o al menos alimentar el ego de López Obrador para medir en las urnas si mantiene la popularidad y aceptación de los 30 millones de personas que lo convirtieron en el presidente más votado en las elecciones de 2018.
En ese afán por estar de nueva cuenta y por última vez en una boleta electoral, el Peje y sus seguidores morenistas han escalado el enfrentamiento con el INE y han violado de mil maneras la veda electoral que ellos mismos aprobaron en el Congreso de la Unión.
AMLO desde el púlpito de las mañaneras, en las que además aprovecha para denostar un día sí y el otro también a su principal enemigo el periodista Carlos Loret de Mola; y las huestes morenistas por medio de propaganda, anuncios espectaculares y camuflados en asociaciones civiles como la denominada “Que siga a democracia”.
Hace un par de semanas, los gobernadores de Morena se reunieron con su máximo líder en Palacio Nacional, en donde les habría pedido que apoyaran con todos los recursos a su alcance antes y durante la votación para “que siga AMLO” en la jornada de revocación de mandato.
La instrucción ha sido seguida al pie de la letra y por lo pronto el pasado sábado el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, encabezó una mega-marcha de apoyo en la capital del estado y al día siguiente sin ningún pudor Marina del Pilar Ávila hizo lo propio en Tijuana, Baja California.
Más allá de las prácticas de acarreo al puro estilo priista, que son peccata minuta, el colmo fue que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, el senador Armando Guadiana y el dirigente nacional de Morena, el ojitos Mario Delgado, utilizaron un avión de la Guardia Nacional –en el que también viajó el comandante de la corporación, el general Luis Rodríguez Bucio–, para ir primero a Torreón, Coahuila y después a Hermosillo, Sonora donde participaron en el mitin para promover la ratificación de mandato del jefe AMLO.
Ahora sí que fuera máscaras (por aquello del “tapado”) y que siga AMLO.