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LOS MILAGROS DE MALVERDE

El culto a Jesús Malverde, considerado el santo patrono de los narcos, de quienes viven al margen de la ley y de la gente del pueblo que necesita creer en algo o en alguien, se extiende desde Sinaloa por todo el país y trasciende fronteras nacionales con su carga llena de folclor y misticismo, haciendo favores que algunos llaman milagros cuando se los piden con fervor religioso. Los festejos por el 115 aniversario de su muerte se convierten en una verbena que dura todo el fin de semana.

Humberto Melgoza Vega

CULIACÁN.- Para conmemorar el aniversario luctuoso de Jesús Malverde no basta con un solo día, por eso la fiesta popular para celebrar los 115 años desde que fue colgado de un mezquite en una plaza pública hasta que su cuerpo comenzó a caerse en pedazos se prolongó durante todo un fin de semana.

Aprovechando que el aniversario cayó en viernes, el festejo arrancó desde la medianoche del jueves con las tradicionales mañanitas y se prolongó durante el viernes 3, sábado 4 para rematar el domingo 5 de mayo, tiempo durante el que permanecieron cerradas las avenidas Independencia y 16 de Septiembre, donde se encuentra instalada la capilla en el centro de Culiacán de Rosales, Sinaloa.

Bien iluminado el santo de los narcotraficantes. Fotos: Humberto Melgoza

Los festejos por para conmemorar el Aniversario luctuoso del llamado “santo patrón de los narcotraficantes” estuvieron enmarcados con toda la cultura culichi, con música de banda y conjuntos norteños durante todo el día, tamales, frijoles de fiesta (puercos), arroz anaranjado, cerveza Pacífico, Tecate, Miller y todo tipo de aguardiente, desde tequila, vodka y por supuesto whisky con etiquetas de todos los colores.

Bajo la sombra de unas enormes carpas, familias enteras se congregaron para venerar a esta especie de Robin Hood sinaloense, que le robaba a los ricos para repartirle a los pobres, cuyo culto y fama de milagroso ha trascendido fronteras que lo han llevado a aparecerse en estampitas, tatuajes, figuras de barro, gorras y camisetas y hasta series de televisión.

“Voy a pagar una manda / al que me hizo un gran favor / al santo que a mí me ayuda / yo le rezo con fervor / y lo traigo en mi cartera, con aprecio y devoción”, sonaba al ritmo de banda el corrido de Jesús Malverde, original de Los Cadetes de Linares.

Con camisetas alusivas al 115 Aniversario, venidos de muchas partes del país como Zacatecas, Jalisco, Michoacán, Estado de México, Durango, Oaxaca, Puebla…y claro, los anfitriones de Sinaloa, desfilaban ante el altar en su honor, se persignaban, le prendían veladoras; algunos más devotos se hincaban sobre el reclinatorio dispuesto en la capilla durante unos segundos, para agradecerle por los favores concedidos.   

La doble de La Reina del Pacífico.

“Algún tiempo ya tenía / que no venía a Culiacán / a visitar tu capilla / y a venerar este altar / tú sabes que no podía, por las broncas que uno trae…”, retumbaban las notas musicales mientras seguía el desfile para tomarse fotos y bañar de licor un busto tamaño natural del bandolero generoso.

“Gracias por los favores que he recibido”, se leía en un enorme arreglo de rosas rojas enviado por Chander Soto; “Gracias por las bendiciones”, decía otra cruz de flores llevada por “Sarmiento RD y familia” y la corona más grande todas, al estilo de las que los capos le mandaron a la Gilbertona en su funeral, seguramente del tamaño del favor recibido estaba firmada “En agradecimiento Jamón”.

La verbena en la capilla del santo popular, entre rezos, cantos y baile de canciones como “El Sinaloense” o “El niño perdido”, reunió no solo a presuntos narcos y personas que se dedican a actividades ilícitas, sino además a traileros, desvalidos y en general a gente del pueblo que le tienen tanta fe como a San Judas Tadeo.

Mientras que los asistentes se capoteaban como podían el calorcito húmedo que rondaba los 36 grados Celsius, los encargados de la capilla hacían su agosto en pleno mayo, con la venta de todo tipo de souvernirs y la recepción de generosas ofrendas que depositan en las urnas metálicas aseguradas con candado, de donde sacan para el mantenimiento del lugar entre otros gastos.

De acuerdo a la información disponible en internet, el culto popular a Jesús Malverde comenzó a mediados de los años 70, cuando el capo Julio Escalante ordenó matar a su hijo por haber hecho negocios sin su consentimiento. El joven fue baleado y arrojado al mar, pero sobrevivió debido a los rezos que le hizo a Malverde.

Fue gracias al milagro de haber sido salvado por un pescador que el joven se propuso construir un altar para venerar al Santo de los Narcos. Esta capilla se construyó en 1979 y hasta la fecha continúa siendo uno de los principales puntos de atracción turística de Culiacán, Sinaloa, en especial para quienes gustan de los narco-tours.

Devotos

Para pagar una manda y llevarle una ofrenda al santo que considera milagroso, haciendo enormes sacrificios uno de sus creyentes vino desde Aguascalientes cargando un busto con su único brazo hasta la capital sinaloense.

“Primero que nada se le pide vida y salud, a mí me ha ayudado con la enfermedad de mi señora, me ha ayudado con el carácter de mis hijos y me ha ayudado a conseguir trabajo”, menciona y se presenta “Armando Tiscareño para servirle a usted y a Jesús Malverde”.

Convencido, Armando asegura que los milagros que dispensa Malverde son verdaderos y no una simple creencia.

“Armando Tiscareño para servirle a usted y a Jesús Malverde”.

“Créame que sí. A mi señora se le abrió una cesárea, estaba yo solo, sin familia, sin nada, más que con mis hijos y después de pedirle se le cerró la herida”, recuerda.

“Yo tengo mi busto ahí en el ropero, me lo regalaron hace ocho meses, desde ahí le empecé a tener fe y ese día lo comprobé. No le había pedido nada, siempre nomás me persigno y le doy los buenos días, buenas tardes, buenas noches”, comenta.

“Porque no es fácil ver una cesárea que se abre, estarle lavando todos los días, yo pensé que se le iba a desgarrar todo y se iba a morir pero él me ayudó, en vez de que se le infectara le cerró bien bonita la cesárea”.

Saluud.

En agradecimiento, le ofreció traerlo a su tierra “y aquí está, es la primera vez que lo traigo desde Aguascalientes y espero que no sea la última. Me agradó mucho estar aquí, se siente una buena vibra, mucha armonía”.

-¿Para usted que representa Jesús Malverde?-, le pregunto a una atractiva mujer en sus cuarentas, cuyo parecido con Sandra Ávila Beltrán, mejor conocida como “La Reina del Pacífico”, es sorprendente.

-Respeto, humildad, lealtad con la gente- responde.

Para ella, Malverde más que una creencia es una cultura que se encuentra arraigada en el corazón de la gente que le tiene fe y que han sentido en carne propia la energía que irradia y los encargos que concede cuando se le pide con devoción.

Bien Tranquis.

“Para mí es un santo que ayuda a la gente que no tiene la posibilidad, que son abusados, no nada más para los narcos, para la gente que trae armas, para la gente que le gusta ayudar. Y si se le pide sí hace milagros, te da tranquilidad, para que las cosas salgan bien, para poderle dar trabajo a la gente que tenemos a nuestro cargo, para que todo marche bien”, exclama.

-¿Y cuando se le pide también se le promete algo?- le pregunto.

“Sí, le pides que te ayude y le haces una manda, luego vienes y se la pagas, el 3 que es su aniversario y el 4 (de mayo) toda la gente en general. Yo llegué ayer, vengo de Guadalajara, hoy estaremos todo el día y mañana nos regresamos”, comenta.

Dice que todos los años viene a Culiacán especialmente a darle las gracias, “el año pasado no vine pero le hice fiesta en mi casa, porque siempre me protege…” confiesa Claudia Macías, quien admite que seguido la confunden con la comadre de los grandes capos.

“Mucha gente le tiene fe porque le piden favores y les hace el paro, si no hiciera milagros no viniera gente de todas partes del mundo”, menciona Tranquilino Sánchez, ferviente devoto de Jesús Malverde, nativo y residente de Culiacán.

Recuerda que una temporada estuvo en la cárcel y como es adicto se andaba quemando por un cigarrillo de mariguana “porque un penal sin mota es como un panteón”.

Comenta que entabló comunicación directa con Malverde y le dijo: “La neta, hazme el paro, que no me falte la mota y al día siguiente, de la nada, me regalaron un kilo ‘toma, ponte a vender’ y desde entonces nunca me ha faltado…”, concluye con una sonrisa. @  

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