Change.org vs los precios exorbitantes de Cinépolis
Ramón Santoyo
Con la intención de disminuir el gasto generado en la compra de palomitas y sodas en las dulcerías de la compañía Cinépolis se realizó una petición a la plataforma de firmas digitales Change.org, para así poder tener un costo más “accesible” en los productos que dicha cadena de cines ofrece a sus consumidores. “Los precios en bebidas y alimentos que venden en Cinépolis son exorbitantes en comparación con los precios que tienen estos mismos productos en una tienda normal”, fue el planteamiento inicial.
La descripción de la justificación continúa “quién de nosotros no ha ido al cine y, presa de un antojo, ha caído en la tentación de comprar un agua, un refresco, unas palomitas, etc… sólo para terminar desembolsando una cantidad de dinero absurda y totalmente desproporcionada en relación al producto.”
Dicha petición lanzada por Rocío Castillón, ya ha acumulado más 95 mil firmas en un lapso de 18 días, siendo el primero de junio su aparición en las redes sociales, en donde se puede ingresar a firmarla en este link (https://www.change.org/p/que-
Change.org es una plataforma digital de firmas en donde su objetivo es “empoderar a las personas para que generen el cambio que quieren ver”. Con poco más de los 70 millones de usuarios distribuidos entre 196 países, Change.org junto con otras páginas de peticiones como Avaaz.org, han generado presión ante los gobiernos como a empresas privadas para que cambien ciertas políticas.
“Miles de campañas creadas por personas como usted usando nuestras herramientas han sido victoriosas en Change.org y cada semana se acumulan más victorias. Un madre que lucha contra el bullying en la escuela de su hija, usuarios presionando a bancos para que retiren cargos innecesarios o ciudadanos encarando a funcionarios corruptos, son algunos ejemplos exitosos”.
La petición de Rocío Castillón ha tenido gran aceptación como también comentarios en contra, puesto que usuarios aseguran que no es obligación del visitante al cine comprar en la dulcería.
“No creo que fuera necesaria la petición, si tan solo fuéramos al cine sin consumir lo que ahí venden sería suficiente para que bajaran sus precios, pero vamos al cine y compramos dos o tres cosas, a nadie se le obliga a comprar lo que ahí hay, comprar tu boleto no obliga a consumir los alimentos”, comentó uno de los usuarios.
“Opino que realmente no es conveniente pedir una reducción en el costo de la comida. Porque lo que sucederá es que buscarán compensarlo subiéndole el precio a los boletos. Y sinceramente, ¿a qué va uno realmente al cine? Una película dura por mucho 3 horas, si antes de entrar a la función comes bien en otro lugar, les aseguro que no necesitaran comprar nada”, consideró otro de los participantes.
“Sí, si no quieres pagar mucho no consumas pero ¿cuál es el problema en pedir que no se cobre tanto? ¿Existe aquí alguien que desee pagar más de lo que podría pagar? Supongo que solo aquellas personas que quieren aparentar un estatus socioeconómico superior al que en realidad tienen. Cinépolis tiene millones de pesos en ganancias y bien pueden bajar esas ganancias en un porcentaje mínimo y seguir ganando millones de pesos más de lo que cuesta mantener su negocio de la misma manera que cuesta ahora. La única diferencia sería que los dueños ganarían menos. Pero no, muchos creen que el cambio se verá en la presentación o la comodidad o en el salario de los empleados. Qué mentalidad tan corta e ignorante. Simplemente dejen que comentar en contra de esta petición porque si se logra algo de esto nos ayudará a todos, y si no se logra nada todo seguirá igual, piensen un poquito”, mencionó otra de las interesadas.
El lujo de ir al cine
Domingo por la tarde, solo hay dos opciones de entretenimiento en la ciudad, ir al 76 aniversario de San Luis, ahí frente al monumento a los padres de Bustamante, en donde la Banda de la 22, Los Ángeles de Sonora, se presentarán junto con el grupo de danza folklórica Missael, y una cantante local cantará la canción del orgullo sanluisino.
El alcalde, Leonardo Guillén, dará un discurso sobre los valores que han forjado a la ciudad, para posteriormente ingerir unos cuantos alimentos que el ayuntamiento comprara para darle a los que asistieron al simbólico evento; o, la segunda opción, es ir al cine, al único cine del municipio, en donde dos boletos de taquilla te costarán 130 pesos, si quieres ir de galán, o 65 pesos si te animas a ir solo, 76 si la película está en una de las salas “VIP”.
Harás una fila del demonio, donde cerca de 200 personas estarán apretujadas peleándose por ver quién se va primero a la fila de la dulcería, en donde, de igual manera realizarás, una fila de aproximadamente 20 minutos.
Por pura suerte, en una ciudad con 198 mil habitantes, te encontrarás a un conocido –te toparás a muchos, salvo uno te hará el paro– quien ya se encuentra haciendo fila para comprar los boletos en taquilla, te preguntará sobre qué película verás, te estirará la mano para que le des el dinero, y te tocará el hombro, “animo carnal, vete a hacer fila a dulcería”. Estará en último lugar un adolescente que su papá lo envió a comprarle unos tostitos locos, y su película –Jurassic World– está a 10 minutos de comenzar, verás la tensión en su rostro, empezará a hablar contigo pues la preocupación y la desolación invaden su alma.
“Es que ya estaba adentro, sentado, y a mi papá se le ocurre decirme que se le olvidaron sus tostitos…”. Tú estarás un poco más tranquilo, a tú película le faltan 20 minutos para comenzar, sumándole los otros 10 minutos de puros spots del Partido Verde, tienes 30 minutos para avanzar lentamente sobre la interminable fila.
Avanzarás, te toparás con la cajera quien te dirá que con 8 pesos más, en cada producto, “incremento tu combo”; ibas por unas palomitas chicas, y un refresco pequeño, sin darte cuenta, ya tienes en las manos la charola del “combo cuates”, ese de 135 pesos que incluye nachos, queso, palomitas y refresco. Pero te salió en 150 pues pediste extra queso.
Total, estás entrando a la sala, piensas en que si hubieras ido al aniversario de la ciudad no hubieras gastado 280 pesos, un tercio de tu sueldo si ganas un promedio de 800 pesos semanales, como la gran mayoría de la población que es asalariada.@