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Diálogo / Una sociedad de encono

[vc_row parallax=”” parallax_image=”” hide_border_bottom=”” dark_section=”” no_bottom_padding=””][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]David Figueroa
Concluimos la semana pasada con una propuesta interesante de los legisladores a nivel federal: reducir en un 50% el financiamiento público federal a partidos políticos y el gasto corriente gubernamental, incluyendo órganos como el mismo INE y las Cámaras de Diputados y Senadores.

La propuesta incluye también eliminar por completo el financiamiento que reciben los partidos nacionales por parte de autoridades locales, al considerarse una duplicidad en el gasto público; así como endurecer la fiscalización.

En el caso de partidos políticos locales el monto se definiría cada año con la misma fórmula que los nacionales.

Esta vez la propuesta viene del PAN pero hay que decirlo, en los últimos años ha habido esfuerzos de diversos partidos por poner en la mesa esta discusión de transparencia y reducción de recursos, pero no ha prosperado.

Sin duda es una exigencia de un país en crisis y en días pasados una amiga televidente y radioescucha nos compartió su desánimo y nos preguntaba lo que todos se preguntan o nos preguntamos:

Por qué los partidos pasan la mayor parte del tiempo peleando, obstaculizando iniciativas de unos y otros en una lucha de poder sin sentido, mientras el ciudadano es el más afectado, quedando en total indefensión.

Todos los discursos se parecen o son iguales pero nadie los lleva a cabo, nunca se concretan nos decía esta persona con toda razón.

Nos acostumbramos a vivir en la discordia en lugar de construir a través del diálogo, los legisladores han olvidado que representan al pueblo y los partidos que están para abanderar las necesidades ciudadanas.

Vivimos en un permanente estado de encono porque la sociedad está herida por la falta de justicia desde hace muchas décadas; lastimada por la duda constante y la falta de confianza en sus autoridades, incluyendo aquéllos que deberían representarlos.

En esto el gobierno es el principal responsable, pero también la oposición y cada vez más en alguna medida grupos de la misma sociedad. Pongo un ejemplo:

Simplemente una noticia positiva ya no es atractiva y de lo contrario es común escuchar que “lo que vende” es el conflicto, el amarillismo o la sobre exposición de un suceso para atraer la atención, con mayor razón si las buenas noticias son escasas. Esta cultura no abona al bien común y a la construcción de acuerdos

Olvidamos que ante la apertura informativa, redes sociales y libertad de expresión que llegó a raíz de la alternancia, los líderes de opinión son verdaderos formadores de conciencias y en esa medida somos responsables todos: Ong’s, iglesias, maestros, padres de familia, medios de comunicación, etcétera.

El desacuerdo y la acusación constante primero entre partidos; y luego entre ciudadanos y gobierno, no es el camino del progreso para nuestro país; no se pueden combatir los vicios del pasado con los mismos vicios.

Estamos además ante sistema donde el ciudadano no encuentra mecanismos de participación para generar equilibrios a la sobre concentración de poder que ejercen los partidos políticos en México.

El de hoy es un México con un sistema muy distinto al de hace 20 años, se necesita una sociedad civil más organizada y una oposición más inteligente.

Por eso celebramos que hoy la oposición vuelva a poner sobre la mesa un tema de vital importancia si queremos avanzar, la reducción del 50% al financiamiento a partidos políticos, pero también el gasto corriente en el gobierno, la cámara de diputados y de senadores.

No es posible que quienes representan al ciudadano se permitan un derroche de recursos como el que vemos a diario, simplemente en 2014 el Poder Legislativo local y federal nos costó a los ciudadanos más de 125 mil millones de pesos.

Este año el Congreso Federal ya elaboró su propuesta de presupuesto para el 2016, nada más y nada menos que 15 mil 400 millones de pesos, con un ligero aumento en comparación a este 2015.

El INE presentó su proyecto de gastos también para el 2016, año no electoral, con un incremento de 180% en relación al 2004; es decir, mientras los presupuestos de los estados están obligados a bajar por la crisis que enfrentamos, el gasto de las cámaras, partidos políticos y organismos electorales va a la alza.

Definitivamente los representantes del pueblo, en este caso los legisladores tanto a nivel local como federal; y los partidos políticos no pueden ser juez y parte en el combate a la corrupción. No pueden hablar de austeridad si ellos mismos no ponen el ejemplo.

A raíz del reclamo social y la insatisfacción manifiesta en las urnas en los últimos procesos electorales, hay voces que en lo individual comienzan a rechazar prestaciones y dispendios como congresistas, pero no es suficiente.

Este es un buen motivo y el mejor momento para comenzar a ponernos todos de acuerdo.

El ciudadano quiere ver a los partidos políticos compitiendo por primera vez por eliminarse a sí mismos gastos y prerrogativas, y no por obstaculizarse unos a otros midiendo fuerzas y gastando el dinero del pueblo sin reglas de transparencia.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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