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El futuro de los wearables está en las baterías flexibles

[vc_row parallax=”” parallax_image=”” hide_border_bottom=”” dark_section=”” no_bottom_padding=””][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]Los wearables llegaron a nuestra vida en el año 2009, con la primera Fitbit; en ese momento, fueron muchos los escépticos que se preguntaron si realmente necesitábamos estos productos. ¿Es necesario llevar un recuento de los pasos, o de las calorías gastadas?

Poco a poco, la tecnología fue volviéndose más sofisticada, y comenzamos a darle un uso mucho más práctico. Los corredores comenzaron a usar este tipo de instrumentos para llevar un recuento de su actividad física, por ejemplo. Las personas que necesitaban perder peso, controlaban así el ejercicio físico que realizaban.

Además, los dispositivos también han evolucionado muchísimo. Por fuera, el diseño es mucho más sofisticado y elegante. Y, por dentro, estamos hablando de wearables totalmente renovados, con funciones que quizás nunca hubiésemos imaginado cuando usábamos nuestros primeros teléfonos Nokia. ¿Controlar todas las notificaciones de nuestro móvil desde nuestra muñeca, y teniendo este guardado en el bolsillo? ¡Increíble! Pero vamos a echar un vistazo a tres innovaciones revolucionarias que van a hacer que este sector crezca aún más.

Baterías flexibles

Para conseguir que los relojes inteligentes alcancen a los smartphone, por ejemplo, es fundamental que las baterías adquieran unas prestaciones similares. Esto tiene sus matices, por supuesto; en los wearables, las baterías deben ser mucho más pequeñas, para no hacer de estos armatostes imposibles de transportar sin dificultad. Para esto, la solución sería hacerlas más delgadas y más flexibles, por ejemplo.

Samsung SDI y LG Chem han avanzado algo en este ámbito, como han demostrado en la exposición InterBattery 2015 en Seúl. La primera debutó con dos baterías nuevas; la primera, apodada Stripe, de tan solo tres milímetros, es una batería totalmente flexible y con mayor capacidad que otras baterías ya disponibles. Gracias a su delgadez y a su flexibilidad, se ofrece aquí una oportunidad muy importante a la hora de crear nuevos wearables, fuera de los conocidos relojes inteligentes. Estaríamos hablando de crear, por ejemplo, collares o prendas de vestir inteligentes.

La otra batería de Samsung se llama Band, y, al parecer, será capaz de aumentar en un cincuenta por ciento la batería predeterminada del dispositivo. En las pruebas de eficiencia, la batería ha sido contorsionada más de cincuenta mil veces, para poner así a prueba sudurabilidad; la compañía parece haberse centrado en ofrecer algo duradero en este caso.

Por su lado, LG Chem ha mostrado, también, su propia batería flexible. Comenzaron a desarrollar hace ya cuatro años, en el año 2012, y han conseguido plegarla en un radio de 15 milímetros. Es decir, la mitad de las baterías actuales.

Wearables enfocados a la salud

Otra de las innovaciones que podrían cambiar nuestra forma de vivir en el mundo serían los wearables que se adhieren a nuestra piel; su apariencia sería algo así como un tatuaje común. Gracias a estos wearables, sería mucho más sencillo llevar a cabo una monitorización de los signos vitales del usuario.

Esto suena, desde luego, a ciencia ficción. Lo sorprendente es que existen desde hace ya unos cuantos años; no hemos podido disfrutarlos debido al precio, ya que estamos hablando de una tecnología exageradamente cara. Sin embargo, unos investigadores de la Universidad de Texas han diseñado un nuevo método de “cortar y pegar” que hace que la producción sea mucho más asequible.

El proceso es, hasta ahora, bastante costoso. Consiste en cortar trozos de metal en adhesivos de polímeros, y añadir en los adhesivos los circuitos electrónicos necesarios. Estos parches están aún lejos de generalizarse en los establecimientos de salud habituales, desde luego. Este nuevo método podría hacer que se implantaran de una forma mucho más rápida en la sociedad, facilitando así el acceso de los médicos a los signos vitales del paciente.

Nanotecnología

Sigamos hablando de innovaciones que parecen más propias de una película producida en el año 1970, y ambientada en el 2020. En este caso, hablemos de nanotecnología. La manipulación de sustancias a nivel atómico y molecular podría proporcionar una nueva serie de wearables.

Hace dos años, Google X anunció que se encontraba inmerso en el desarrollo de nanopartículas magnéticas que fueran capaces de buscar células cancerosas dentro del torrente sanguíneo. No solo esto, sino que también podrían avisar mediante una pulsera inteligente si encontraran alguna célula de este tipo.

A principios de 2015, presentaron una patente denominada ‘Nanoparticle Phoresis‘. El titán de internet está progresando en este noble objetivo, que podría revolucionar por completo la forma en la que se detecta y trata el cáncer; es más, con tiempo, podría llegar a aplicarlo a otro tipo de enfermedades.

Mientras tanto, el grafeno ? el material del futuro, como lo consideran algunos, por ser el más delgado y más fuerte jamás creado en un laboratorio ? ha dado lugar a más de veinticinco mil patentes desde 2003, cuando fue descubierto. Algunas de sus últimas aplicaciones consisten, por ejemplo, en tejidos capaces de detectar gases peligrosos en el aire, y alertar al usuario mediante la activación de un LED. Este avance podría constituir un cambio relevante en aquellas industrias donde la calidad del aire plantea amenazas en la salud de los trabajadores.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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