El Papa del fin del mundo
[vc_row parallax=”” parallax_image=”” hide_border_bottom=”” dark_section=”” no_bottom_padding=””][vc_column width=”1/1″][vc_column_text]
”El diablo fue al mar a escribir la historia del mundo, pero no había agua, Dios se la había bebido. Juan Comodoro, buscando agua encontró petróleo, pero se murió de sed. Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo”. Facundo Cabral-Alberto Cortez. Cantautores argentinos
Germán Orozco Mora
En Magdalena de Kino, en el estado mexicano de Sonora, anualmente
miles de peregrinos acuden a la capillita de san Francisco Xavier a
venerarlo, como les enseñó desde 1687 cuando el jesuita Padre Kino
inició la obra misional de la Compañía de Jesús en la Pimería Alta.
Los jesuitas ya habían iniciado misiones en Sonora, por ejemplo en
Sahuaripa, y otras regiones de Chihuahua y Sinaloa en los años
1640´s.
Un asunto que aparentemente resultaba “gravísimo”, “escandaloso”,
casi como para farisaicamente “romperse las vestiduras”, es que las
gentes de Arizona, Sonora, Baja California, Sinaloa y otras regiones
que visitan al santo jesuita San Francisco Xavier, español de
Navarra, es que litúrgicamente su fiesta se celebra oficialmente el 3
de diciembre según el Año Cristiano o los Santorales.
El asunto es que cuando los jesuitas fueron expulsados en 1767 de
todos los dominios de la Corona española, como en Baja California
(1697-1767), tomaron las misiones jesuíticas de todo el mundo, entre
otros religiosos, los frailes franciscanos o la Orden Franciscana,
la Península de Baja California y la Alta California, se “rayaron”
porque el Papa en turno Clemente XIV envió a estas regiones a los
franciscanos encabezados por el admirable franciscano Beatificado en
1987 por Juan Pablo II, el padre Fray Junípero Serra, OFM. Un
misionero admirablemente fecundo que fundó las misiones de Sierra
Gorda en Querétaro, enseguida pasó sólo 5 años en la Península
Bajacaliforniana y pasó a fundar la Madre de las misiones de la
Alta California o la California franciscana la de San Diego de
Alcalá. De ahí el santo padre Serra fundó misiones como la de Nuestra
Señora de Los Ángeles, Santa Mónica, San Fernando, San Francisco,
Santa Clara, Monterrey, San Juan Capistrano y más pueblos misión.
Siguiendo el testimonio del nuevo Papa jesuita que toma su nombre del
fundador de la seráfica orden de San Francisco de Asís, santo
italiano del siglo XIII, los miles de peregrinos que visitan a San
Francisco Xavier cada 4 de octubre y visten la ropa negra (jesuita) de
Navarra, España. Lo visten de hábito franciscano café marrón con su
cordón blanco y lo acuestan en cajitas de vidrio, memorando que
Francisco Xavier murió a la vista de China, encontrado su cuerpo
incorrupto, murió a los 46 años de edad, desgastado como misionero
en India, Japón y a la vista de China, que era su sueño.
El jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio ha considerado que su
nombre de Papa, Francisco, honra la memoria del patrono de Italia: San
Francisco de Asís. De manera que la devoción popular en Magdalena de
Kino podrá seguir su curso como desde hace 330 años. Como diría el
padre Gasparotto, misionero comboniano: “No hay santómetros”. Los
pueblos de Arizona, Sonora, Baja California y Sinaloa, quien quiera
podrá, como lo ha hecho el Papa jesuita: venerar a “Pobrecillo de
Asís”, o al patrón de las misiones, san Francisco Xavier, el jesuita
vestido de franciscano. Como quien dice “cada quien pa’ su santo reza”
y no hay problema. “No hay graciómetros”, dira Gasparotto.
Pedro Miguel Lamet, fecundo biógrafo e historiador actual, con motivo
de los 500 años del nacimiento de San Francisco Xavier publicó: “El
Aventurero de Dios”, novela histórica en donde explica la pasión
misionera de Francisco, compañero de San Ignacio de Loyola y fundador
de la Compañía de Jesús. Entre otras cosas el humilde navarro cruzaba
descalzo montañas nevadas, trópicos ardientes, con tal de llevar a
Cristo a la India, Japón y China.
“Me dan ganas –escribe- como quien ha perdido el juicio, de ir a las
grandes universidades –estudió en la Sorbona de París- y centros
educativos a gritarles y hablarles de la necesidad de ir y predicar la
buena nueva de Cristo a todos los rincones de la tierra. Aquí en la
India, hay muchos niños que nunca han oído hablar de Dios. No saben
rezar, porque no hay quién les hable de las cosas de Dios… A veces no
puedo ni comer, si no les enseño un Padre Nuestro o un Ave María…”.
Francisco Xavier, el atlético navarro ganado para Cristo por su
colega de estudios en La Sorbona, el Vasco Iñigo de Loyola, acabó
su vida evangelizando a la vista de China: tenía 36 años de edad. En
su cuello le encontraron colgada una bolsita de cuero en la que Xavier
guardaba las firmas de las cartas que desde Roma le enviaba “Mi padre
Ignacio”.
Cuando el Cardenal Bergoglio, primer argentino y americano electo
Papa en la historia de la Iglesia –no olvidemos- que América solo
lleva 500 años de Evangelización, no 2 mil como Europa. Al jesuita
venido del fin del mundo le proponían y por qué no toma como Papa el
nombre de Clemente XV, como revancha contra el Papa que suprimió en
1767 a los religiosos de la Compañía de Jesús. Jorge Mario Bergoglio,
el Primado de Argentina, pues dijo que no. Y para honrar la memoria
del humilde y sencillo de Asís , tomo el nombre de Francisco.
Irónicamente en el ámbito católico se dice que hay tres cosas que un
Papa no conoce: 1) El misterio de la Santísima Trinidad; 2) Cuántas
monjas hay en el mundo, y 3) Qué piensa un jesuita.
Como diría san Ignacio de Loyola: “En todo amar y servir a Dios” y
“Todo para la mayor Gloria de Dios”. Si tiene oportunidad, le
aconsejo que lea online el suplemento especial sobre Francisco: El
Papa del fin del mundo, publicado el domingo 17 de marzo de 2013 por el
diario argentino de Buenos Aires: clarín.com . Y también dese una
vuelta por aica.org (Agencia Informativa Católica Argentina), ahí
podrá leer parte del magisterio del Papa Francisco, cuando durante 15
años fue el Arzobispo Primado de Buenos Aires.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]