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[El Eslabón Perdido] El beneficio de la duda

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HumbertoMelgozaVega

Este jueves a las 9:00 de la mañana las autoridades municipales encabezadas por el alcalde Enrique Reina darán el tradicional banderazo de arranque del operativo de Semana Santa en las playas del Golfo de Santa Clara.

Como siempre, el objetivo es el de lograr una Semana Santa blanca, en eso se empeñan las corporaciones de policía, Protección Civil, bomberos y demás que participan en el operativo, aunque lograrlo no es nada sencillo porque en estos días supuestamente santos a muchos se les mete el chamuco y combinan el alcohol en exceso con el volante, lo que los convierte en una amenaza para la humanidad.

Este será el primer evento público en el que participará el nuevo jefe de la Policía Municipal, Julio César Valenzuela Murrieta, quien recién rindió protesta el sábado de la semana pasada en sesión extraordinaria de Cabildo.

Allá en las tibias aguas del Golfo de Santa Clara le tocará encabezar el operativo de seguridad, en donde se espera la visita de unos 30 mil visitantes durante el fin de semana, sin descuidar la vigilancia en la ciudad donde se quedan los cacos y ésos no descansan.

La llegada del licenciado Valenzuela a la jefatura de policía, quien es agente del Ministerio Público de carrera, se da en un contexto marcado por una extendida ola de inseguridad que terminó por hacer crisis, forzando la salida del comandante Rafael Vázquez quien cumplía 6 meses como encargado de despacho tras el crimen de Pancho Vázquez Bustamante.

Durante todo este tiempo, el alcalde Reina aguantó de manera estoica los crecientes reclamos para cambiar a Rafael Vázquez, presión que venía del interior de la corporación por parte de elementos inconformes por el trato inflexible y de disciplina tipo militar impuesto por el ahora ex jefe; y del exterior, por parte de algunos medios que se publican en Facebook y que tomaron como propia la consigna de tumbarlo.

En esta campaña se conjugaron además la incidencia de robos, algunos con violencia, una serie de homicidios, dos o tres producto de riñas entre pandillas en donde salieron a relucir las armas de fuego y las blancas, ya no cuchillos sino machetes –al estilo suriaco– y hasta accidentes automovilísticos con fatales consecuencias.

Aunque en algunos de estos casos es impredecible cuándo pueda saltar la liebre, es innegable que la falta de vigilancia en las calles, la poca presencia policiaca y la falta de compromiso o motivación de los elementos alientan la comisión de conductas delictivas.

Y luego si en las redes sociales se está comentando que no hay vigilancia en las calles y que esa poca presencia anda haciendo el trabajo nomás porque les pagan y no por el compromiso de mantener una ciudad segura, pues se manda un mensaje de que se puede hacer lo que les pegue la gana sin pagar las consecuencias.

Ante este panorama a Reina no le quedó más remedio que aceptarle la renuncia a Rafael Vázquez, quien se mantenía en el puesto porque así lo disponía el alcalde y por orgullo, para no darles el gusto a sus detractores y enemigos gratuitos, al fin y al cabo en Baja California tenía su plaza esperándolo en la Policía Estatal Preventiva.

Pero no contaban con que se iba a presentar esta racha de eventos desafortunados, amarga coincidencia, si no Enrique, testarudo como es, lo hubiera sostenido por tiempo indefinido, sobre todo por la amistad que lo unía y en memoria de Francisco Vázquez Bustamante.

Pero no podemos sacrificar la seguridad pública, ahí sí que no caben caprichos ni ocurrencias, es un tema muy delicado que nos involucra todos como sociedad, donde vivimos con nuestras familias y lo único que deseamos es vivir en paz y tranquilidad.

No podemos esperar que como por arte de magia se vayan a calmar los hechos delictivos en la ciudad con la llegada del nuevo comandante, sería demasiada buena suerte tanto para él como para el gobierno municipal; esto daría la razón a quienes argumentaban que el problema era Rafael Vázquez sin tomar en cuenta que hay un montón de factores que favorecen que la malandrinada se desate, sobre todo la proliferación de droga como el cristal, que ha venido a desplazar a la heroína, y la falta de empleo, aunque esto último no tanto, al que es baquetón y güevón pretextos es lo que les sobran.

Inicia una nueva etapa en la vida profesional de Valenzuela, un tipo tratable, que se ve sano, que sabe que podría trascender o quemarse para siempre, y de la administración municipal que encabeza el bueno amigo Kiki Reina, que no puede darse el lujo de tener lados flacos en su gobierno.

Por el bien de todos, ojalá que el cambio sea para mejorar.

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