Diálogo – Peligrosa pasividad de México ante posible triunfo de Trump en EU
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David Figueroa
Uno de cada dos estadounidenses asegura que votará por Donald Trump para Presidente de Estados Unidos a prácticamente tres meses del proceso electoral ¿Por qué mantenemos una actitud pacífica como si eso no fuera realidad?
La moneda está en el aire justo sobre nosotros y nadie parece verla caer. La vecindad geográfica y la relación comercial entre México y Estados Unidos de poco servirán ante una mente como la del candidato republicano que de entrada ya avisó que cerrará la frontera.
Cierto que el centro de su estrategia ha sido la del fundar temor y odio, pero ese es asunto de él y de su país; la cuestión es ¿nosotros qué estamos haciendo ante esa importante probabilidad de que resulte vencedor en las urnas?
La percepción es que no lo hemos contemplado seriamente ni estamos tomando medidas al respecto. Insisto, es la percepción pues hasta ahora ni el sector empresarial, ni político, ni gobierno, ni privado, ni social…nadie ha convocado o han sido convocados a valorar la situación para nuestro país en ese escenario.
Nada se habla fuera de analistas independientes en medios sobre este asunto, como si no nos diéramos cuenta de que el futuro de la economía de México en el corto plazo pende de un hilo.
Sólo como dato general y reiterativo, México y Estados Unidos son más que vecinos, hay una codependencia aunque en términos comparativos pareciera que nada tenemos qué ver en el sustento de la principal potencia económica.
Pero no podemos confiarnos en ello pues el gobierno norteamericano valorará sus propias decisiones y consecuencias, sería un gran error pensar “nos necesitan” y sólo por eso el riesgo se esfuma.
El gobierno Mexicano tiene que pensar en México y no en qué hará EU. Qué haremos como país ante un eventual triunfo de Donald Trump.
Cuando se pensó en el Tratado de Libre Comercio se hizo con la convicción de que las exportaciones hacia EU serían el motor de nuestra economía y en gran parte ha sido así.
430 mil millones de dólares anuales en promedio ingresan a nuestro país por productos que exportamos a EU; que si comparamos este ingreso con otros como turismo o exportaciones petroleras confirma que es superior por mucho, 18 mil millones de dólares el primero y cerca de 30 mil el segundo.
Solamente tomando este parámetro si de un día a otro se cierra la frontera, o disminuye el comercio con nuestros vecinos imaginemos las consecuencias para todos: desde el productor del campo, el ganadero, el comerciante, el industrial, manufactura, etcétera…
Nuestra economía tendría que sustentarse en otras rutas como el turismo, el petróleo mismo, el mercado interno sobre todo, pues difícilmente -por no decir imposible- alcanzaremos los niveles de exportación que tenemos con EU en otros países con los que no hay tratados ni cercanía ni conocimiento de mercado.
Ahora, nuestra moneda no goza de su mejor momento, más bien del peor en los últimos años o décadas.
No sólo estamos hablando de perder ingresos por exportación: cuántas plantas productoras se verían obligadas a cerrar y con ello el desempleo masivo que de por sí es uno de los mayores problemas nacionales; los sueldos con tendencia a caer y de inversiones proyectadas ni hablamos.
Es decir, no podemos garantizar ni pensar en una catástrofe, pero sí estamos obligados a pensar en una ruta o alternativas, pues la probabilidad como hemos reiterado es real.
No sabemos si el discurso y las advertencias del candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos sea sólo parte de una estrategia para ganar, pero sí sabemos que le ha dado resultado y la moneda está en el aire con un 50 por ciento de probabilidades de ganar.
Desconocemos si hay un plan por parte nuestro gobierno, como desconocemos las acciones de otros actores políticos y económicos tanto nacionales como del extranjero respecto al futuro de México en ese contexto. No sólo es EU sino la reacción de otros inversionistas.
Es importante pues hablar del tema, conocer el plan para enfrentar esta situación y desde la micro y mediana empresa saber qué precauciones se pueden tomar. No es tema menor.
Creer que porque Estados Unidos necesita de México y su mano de obra para sobrevivir no es ninguna garantía como ya lo dijimos, ante razonamientos tan radicales impulsados por la intolerancia como el que muestran Trump y sus seguidores todo puede pasar.
¿Qué hace cualquier país cuando ve venir un huracán? Lo primero es alertar y eso es lo que no se percibe. Es entendible los riesgos de hacerlo o darlo como un hecho, pero debe haber diálogo serio y previsión. Que no se ven.
En conclusión: quienes no estamos cerca de las decisiones de gobierno que somos la gran mayoría, no entendemos porqué seguimos actuando como si no hubiera riesgo alguno, cuando estamos quizá frente al más grande riesgo en la historia con nuestro principal socio comercial.
Esta aparente tranquilidad frente a una posible tormenta es para preocuparnos.
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