Hecho en México (Traducción: Fuck you Trump)
El Eslabón Perdido
Humberto Melgoza Vega
“Me gusta provocar a mis adversarios para ver cómo reaccionan; si son débiles, los aplasto y si son fuertes, negocio”, cita una frase del libro “El arte de negociar” escrito en 1987 por Donald Trump, el magnate inmobiliario, convertido ahora en presidente del país más poderoso del mundo.
Aplastar a México es precisamente lo que pretende el nuevo Hitler americano, quien resultó bueno para cumplir sus compromisos de campaña, aunque las promesas hubieran sido puras locuras.
Hace un par de días, Donald Trump firmó el decreto para iniciar con la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México, lo que tensó las relaciones con los Estados Unidos.
Ante este agravio a todos los mexicanos, el presidente Peña Nieto tuvo una tibia reacción, a través de un video reafirmó que México no pagaría de ninguna manera por dicho muro.
A través de su cuenta de Twitter, Trump le contestó que si no pensaba ponerse la del Puebla para la edificación del muro que mejor ni fuera a Washington, a la reunión de alto nivel que tenían programada para el próximo martes.
Indignado y luego de recibir una serie de presiones, consejos y peticiones de distintos líderes y sectores de la sociedad mexicana, el presidente Peña canceló en definitiva la reunión con su homólogo americano.
Enojado, el histriónico pelos de elote anunció en represalia que aplicaría un impuesto del 20 por ciento a las exportaciones de México hacia los Estados Unidos, incremento que terminarían pagando los consumidores norteamericanos, como pasó aquí con el IVA o el gasolinazo.
Estos dimes y diretes, lanzados a través de redes sociales y replicadas por los medios de comunicación provocaron un impasse en ambos gobiernos, congelados a ver quién hacía la siguiente jugada.
Así de tensa la relación bilateral, en su punto más álgido no se ve por dónde la diplomacia mexicana pueda negociar con un desequilibrado, que tiene una obsesión contra México y que no pierde oportunidad para agredirnos.
Tiene amenazados a los empresarios de su país para que no inviertan en México, ya logró que la Ford diera reversa a la construcción de una planta en San Luis Potosí, en donde invertirían mil 600 millones de dólares, ya anunció que iniciarían con la construcción de un muro entre ambos países, según él para evitar el ingreso ilegal de paisanos “violadores” y “terroristas” y está por concretar la cancelación del Tratado de Libre Comercio, medidas que tienen preocupado al gobierno, instituciones y sociedad mexicana.
Ante este agravio a todos los mexicanos ha surgido una nueva movilización que promueve el boicot comercial a los productos y empresas de origen norteamericano que operan en territorio nacional.
Para quienes vivimos en frontera, esta postura congruente y nacionalista consistiría en no cruzar al otro lado y por el contrario, consumir los servicios y productos que el país produce, no es justo que el gobierno gabacho nos esté poniendo la bota sobre al cuello y que todavía vayamos a gastar allá nuestros devaluados pesos que se esfuman al convertirlos en dólares.
Este boicot puede prender y funcionar si se impulsa a través de las influyentes redes sociales, con una participación masiva y permanente que haga que estas mismas firmas trasnacionales resientan en su economía las malas decisiones de su presidente y obren en consecuencia.