Mover a México
El Eslabón Perdido
Humberto Melgoza Vega
Con el decreto del gasolinazo, el presidente Enrique Peña Nieto llevó a la práctica su principal eslogan de gobierno “Mover a México”. Y sí, logró que todo el país se movilizara, pero en su contra.
Con el gasolinazo y sus efectos catastróficos, una parte importante de la sociedad despertó del letargo donde se encontraban sumidos, la gente salió a las calles a protestar, de manera ejemplar en Mexicali, y en San Luis Río Colorado el punto para la protesta ha sido la caseta de peaje, donde dejan libre el paso a los automovilista durante varias horas, desde hace un mes.
De la indignación ciudadana, cansada de tantos abusos y corrupción por parte del gobierno –que ya traían acumulados los excesos históricos del PRI, desde el `68, la protección al narco, la represión, los 43 de Ayotzinapa, los megasalarios de políticos, consejeros y jueces, el IVA y el dólar por las nubes más la gota de gasolina que derramó el vaso–, surgieron nuevos líderes sociales, algunos espontáneos, auténticos, otros de oportunistas, tratando de sacar alguna ganancia ante el río revuelto.
De la Célula 686 en Mexicali, que logró que prendiera la primera protesta contra los diputados que aprobaron antes de Navidad la Ley del Agua, pero que después desaparecieron de la escena, desplazados en medio de señalamientos de servir a los intereses del PRI, a la Célula 653 de San Luis Río Colorado, un movimiento light liderado por conocidos miembros de esta sociedad que los califican de “fresas”.
Gracias a Peña Nieto, a Kiko Vega, a Guillermo Padrés y a los Duarte, Moreira y demás fauna nociva, el pueblo antes pasivo se levantó y ahora está protestando por todo, del gasolinazo y la Ley del Agua, ahora exigen que se adelgace el aparato burocrático, que los funcionarios públicos renuncien a privilegios y se reduzcan el sueldo.
La lógica del gobierno siempre ha sido la de aplicarnos el impuesto, sacrificar el bolsillo del ciudadano, como el abusivo IEPS a la gasolina, mientras ellos mantienen su vida de reyes a costa del erario.
Ante la exigencia ciudadana, algunos gobiernos, como el de Sonora, han decretado medidas de austeridad, que todavía falta que se lleven a la práctica, y en el Congreso del Estado hicieron lo propio al renunciar a viáticos para transporte, alimentación, hospedaje, vales de gasolina.
De parte del gobierno federal, además de congelar el segundo “gasolinazo” programado para este mes de febrero poco han hecho para ajustarse el cinturón, nada ha dicho Peña Nieto de bajarse los sueldos o renunciar a prestaciones para ahorrar en el gasto público, por lo pronto el presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, ya anunció que en concordancia con la austeridad que exigen los nuevos tiempos regresaría el iPhone 6 que le habían asignado, pero nada de recortarle a los 350 mil pesos que gana de sueldo por mes.
El gobernador de Baja California tuvo que aceptar reducirse el sueldo en un 50 por ciento pero no fue de su voluntad sino para contener la furia de la resistencia mexicalense que sigue juntando firmas para aplicarle juicio político, de hecho piden su destitución, aunque Kiko Vega les dijo que en eso no los podía complacer, porque era facultad del Congreso.
Las protestas, por más auténticas que parezcan, no dejan de ser utilizadas para atacar a determinado gobierno, emanado de tal o cual partido político, y de pasada desviar la atención.
Aunque en las manifestaciones ha sido reiterado el reclamo de que los partidos políticos se abstengan de involucrarse, hay algunos militantes claramente identificados, simpatizantes y agitadores profesionales que hacen el caldo gordo.
En San Luis, los primeros que comenzaron a protestar, primero en la línea internacional y luego se pasaron al puente, fueron el grupo de Paco Ochoa, presidente del Club Algodoneros y militante del PAN, junto con Jesús Espino, de clara filiación albiazul, entre otros militantes de ese partido, como el regidor Edgardo Cota, y simpatizantes de la causa panista.
Unidos por la causa del gasolinazo surgió de “espontáneo” el otro frente, que después se llamaría Célula 653, en clara imitación a la creada en Mexicali, también integrada por simpatizantes del panismo, como los hermanos Hiram y Emilio Dabdoub, el ex regidor y militante Mayko Bojórquez y el simpatizante empresario Sergio León, apoyados por la guapa Tania Castillo, la más apasionada, quien se pelea en Facebook con la gente que los critica y trata de deslegitimar su movimiento.
Este frente ha enfocado sus baterías contra el gasolinazo, que a todos nos afecta, especialmente contra el gobierno de Peña Nieto, pero procuran no tocar ni al alcalde Reina ni al diputado Everardo López, quienes votaron a favor de la reforma energética y fiscal, respectivamente.
En el extremo opuesto se encuentra el tremendo Manuel Santeliz, mejor conocido como “El Chilakil”, un tipo rudo, intransigente, quien en lugar de dialogar grita y descalifica, quien ha enfocado sus baterías contra el ayuntamiento, creando una campaña en Facebook para que en el ayuntamiento se reduzcan a la mitad los salarios y contra el diputado federal Everardo López, a quien responsabiliza de los gasolinazos, dicen las malas lenguas que patrocinado por el ala dura del PRI, con la que tendría intereses particulares.
Además de hacer una serie de marchas con no más de 50 personas, protestar ruidosamente en el domicilio particular del alcalde, dar vueltas en el parque Benito Juárez, increpar en Cabildo al regidor panista Edgardo Cota y de bloquear el acceso al Oomapas, Santeliz calentó las redes sociales cuando grabó un video donde aparecía con el torso desnudo, hablando como homosexual, haciendo referencia que había sido contagiado por conocidos políticos panistas a quienes llamó por su nombre.
Ante una serie de comentarios negativos por la publicación de este video, que le restaba seriedad a su movimiento, Santeliz tuvo que disculparse.
Todos las expresiones de legítima protesta deben ser bienvenidas, es hora que la gente tome parte activa en las decisiones, o que intervenga para cambiar el rumbo de las cosas –como votar inteligentemente en los siguientes comicios–, lo que no se vale es tratar de lucrar políticamente, independientemente del color que sea.