El país sin Dios
A través del documental ‘La libertad del diablo’ el cineasta Everardo González explora un México violento, impune y fallido como nación que se ha entregado a manos de sicarios e instituciones judiciales que están lejos de impartir la justicia a causa del narcotráfico
Reporte Indigo
Aún calmado, después de haber fumado un cigarrillo Camel y con un espresso sencillo en mano, el pulso de Everardo González tiembla mientras está sentado en un café de la Colonia Roma, en la Ciudad de México. Y aunque su temple es el de un hombre de carácter, el director de cine confiesa que sintió miedo al filmar “La libertad del diablo” (2017).
La primera pregunta obligada sale al aire: ¿Te gusta ser un cineasta incómodo? Y entre una risa nerviosa responde: “No, pero me toca. Lo que pasa es que pues yo filmo en América Latina y América Latina todavía tiene un control mediático fuerte de las cosas, todavía son los medios los que dictan de qué se habla hoy y qué no se habla”, dice en entrevista para Reporte Indigo.
En este su séptimo documental González va tras el México que ha sido perpetuado por la violencia y captura en 74 minutos los testimonios de personas que han sido víctimas directas y colaterales de la impunidad, el crimen organizado o incluso de las instancias de gobierno que se han vuelto ineficaces e injustas con los ciudadanos.
La diferencia con otras producciones audiovisuales es que el realizador usó máscaras de tela color arena para proteger la identidad de los entrevistados que aparecen.
“La máscara, lo que permitía era por lo menos en el testimonio, tener algunas gotas de un testimonio verdadero sobre la idea de interpretación de sí mismo, la máscara permitía mucha libertad de discurso”, argumenta González.
“La libertad del diablo” tuvo su estreno internacional en la Berlinale de este año, festival en el que ganó el Premio de Amnistía Internacional para Documentales y se presentó por primera vez en México durante el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en el cual fue acreedor de cuatro preseas.
El filme tendrá su paso por México en la gira de documentales Ambulante y tiene su estreno programado para este viernes 24 de marzo, en Cinépolis Diana a las 6:35 de la tarde. Everardo González estará presente en esta función para platicar con el público.
El retrato de la máscara
Frente a una cámara o un auditorio las personas nos interpretamos e intentamos ser más congruentes o tomar posiciones corporales para demostrar seguridad, pero tras una máscara el discurso se vuelve más transparente y anónimo, razón por la que González optó por este recurso.
“De muchos de ellos sólo conozco los apodos, por las mismas razones (…) algunos querían ocultar los tatuajes, otros las manos, el policía federal pidió que se le cubrieran los ojos por el problema de lecturas de retina. Y después yo iba atrás de una cortina negra, entonces ellos prácticamente hablaban ante un espejo”, describe González.
Víctimas, torturadores, sicarios, exmilitares, policías por igual usaron esta segunda piel que asemeja a la que utilizan los luchadores, sólo que el tono neutro de piel morena le daba un cariz de respeto a los entrevistados.
“Permitía construir un discurso en el que todos los que aparecen en esta pantalla son de alguna u otra manera víctimas, que nosotros les ponemos la condición de victimarios en general a aquel que cruza la línea y agrede o violenta las cosas, pero que no deja de ser una víctima”, agrega.
México fallido
Al ver los discursos arrojados en “La libertad del diablo”, da la impresión de que México es un país olvidado de la mano de Dios, en donde reina el narcotráfico que extiende sus brazos de poder a cualquier margen burocrático y legal de la nación.
Cuestionando al realizador de si México es un Estado fallido, da de inmediato la afirmativa, revelando que sólo existe un gobierno que nada más gobierna a una burbuja social.
“Y es un Estado fallido porque cada que abrimos los periódicos nos enteramos que hay un gobernador, un senador, un diputado que se excede con sus atribuciones y su ejercicio del poder”, dice.
González también comenta que otras fallas, además de la seguridad hacia el ciudadano, son la falta de salud, educación, energía eléctrica y agua potable propicia para todos.
“Mientras sigamos viendo “Casas Blancas”, mientras un exgobernador como Javier Duarte rebase su condición de asesino para ser más ladrón que asesino, pues estamos en un Estado fallido, se nos olvidó que Duarte era uno de los principales acusados de la persecución a la prensa”, puntualiza el cineasta.