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Vapeo, la lucha contra el tabaquismo

Ante las devastadoras cifras que ha dejado a su paso la adicción al cigarro en el mundo, usuarios y activistas del ´vapeo´ han abierto un nuevo frente de batalla contra el tabaquismo, un movimiento que ha cobrado fuerza a nivel internacional en los últimos años al proponer el uso de dispositivos electrónicos para vaporizar nicotina como una alternativa menos dañina que fumar

Bibiana García Garza

Mientras persiste la eterna lucha contra el tabaquismo a nivel mundial, causa de más de 6 millones de muertes al año así como de otras enfermedades, en los últimos años se ha extendido el uso dispositivos electrónicos o vaporizadores para sustituir el consumo del cigarro.

Esta nueva industria no sólo cuenta con más  de 9 millones de usuarios en América, Europa y Asia, sino también con activistas que, al igual que las organizaciones de salud, este 31 de mayo, Día Mundial Sin Tabaco, celebraron el haber dejado de fumar gracias a estos aparatos.

Como desde hace algunos años, ´vapers´ con presencia tanto en San Luis Río Colorado y otros municipios de Sonora así como en Baja California hasta el Distrito Federal pasando por Guadalajara, Monterrey, Estado de México, comparten sus experiencias y testimonios para este reportaje.

La gran mayoría eran fumadores crónicos que, en muchos casos, ni siquiera habían contemplado la posibilidad de abandonar el cigarro para siempre hasta que se toparon con un e-cig, o bien, no habían podido lograrlo hasta conocer estos dispositivos.

El tema, no obstante, es altamente controversial por la resistencia que opone una parte de la comunidad médica y científica así como algunos gobiernos desde donde a toda costa se ha buscado la prohibición del uso del cigarro electrónico, paradójicamente, sin combatir de la misma manera a la pujante industria tabacalera detrás de las millones de muertes por tabaquismo.

En tanto, a lo largo de últimos años, con mayor fuerza hace alrededor de tres años, los ´vapers´ han consolidado comunidades tanto en México como en América Latina, Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Asia.

Es a través de estos grupos u organizaciones como la Asociación Internacional del Cigarrillo Electrónico (TVECA, por sus siglas en inglés) y otras con presencia en diferentes países, que sus integrantes alzan la voz para defender lo que consideran la alternativa más efectiva para vencer la adicción al cigarro y combatir el tabaquismo.

Sobre todo, aseguran los integrantes de estas comunidades, porque aunque lo ideal es que las personas se abstengan tanto de fumar como de vapear, los fumadores podrían enfrentar menos riesgos en la salud si cambiaran de hábito pues, eventualmente, es más fácil dejar el vapeo de forma gradual al reducir paulatinamente los índices de nicotina que se inhalan.

*Vapear no es fumar

El vapeo, sostienen, no es lo mismo que fumar pues la mecánica es distinta y en ella no existe la combustión de un cigarro tradicional con el que se inhala humo sino que lo que se inhala es vapor, de ahí el término “vapear” (agregado como término al diccionario de Oxford en 2014 como ´Palabra del año´).

Es por esto que los ´vapers´ se pronuncian constantemente en contra del consumo del tabaco pues, de acuerdo a los testimonios de los usuarios alrededor del mundo, estos aparatos son lo único que les ha ayudado a dejar de fumar de manera efectiva luego de haber intentado otros tratamientos como parches de nicotina, chicles, inyecciones o hasta hipnosis.

Y es que el vapor que se inhala a través de los dispositivos electrónicos en cuestión no contiene las decenas de sustancias químicas nocivas que el cigarro, a excepción de grados variables de nicotina que se le pueden añadir (es opcional).

Estos aparatos son rellenados con líquidos de sabores de frutas, postres o dulces elaborados a base de cuatro ingredientes: propilenglicol, glicerina vegetal y saborizantes artificiales que, según un estudio presentado en 2016 por la Sociedad Torácica Americana, no mostraron efectos tóxicos a mediano y largo plazo.

En lo que respecta a la nicotina, sostienen los vaperos, a pesar de tratarse de una de las drogas más adictivas inclusive por encima de la cocaína, en realidad tampoco se ha encontrado una relación significativa con las enfermedades ligadas tabaquismo, a diferencia de otras sustancias que contiene el cigarrillo como el alquitrán.

Sin embargo, ambas posturas, tanto la científica como la de los usuarios, se contraponen pues al tratarse de una nueva industria que cobró fuerza apenas hace unos años, los estudios realizados en relación al uso de los e-cigs aún resultan insuficientes o incompletos para determinar de manera precisa los posibles riesgos o beneficios que éstos representen para la salud.

Aun así, los activistas del vapeo presumen los resultados de los estudios más serios publicados en 2016 por la organización inglesa “Cancer Research UK” (Investigación de Cáncer en el Reino Unido) y el de Salud Pública de Inglaterra  (PHE, por sus siglas en inglés) que coinciden en que los dispositivos para vaporizar son hasta un 95 por ciento menos dañinos que el cigarro tradicional.

“Los cigarrillos electrónicos sin una alternativa mucho más segura al tabaco y los efectos a largo plazo de estos productos serán mínimos”, sostienen la organización británica y la PHE, sostenido por el estudio del Royal College of Physicians.

*Lucha en dos frentes

A pesar de los potenciales beneficios que pudiera atraer el uso de vaporizadores para combatir el tabaquismo, la comunidad vaper no es del todo aceptada y los e-cigs están prohibidos en México y otros países de América Latina.

Dichas prohibiciones en México y recomendaciones de Cofepris no impiden, sin embargo, la comercialización de ciertos productos por lagunas en la Ley General del Tabaco, además de que no existe ningún apartado en la ley que prohíba la venta de los líquidos, de manera específica.

Es por ello que la industria de venta entre particulares en México sigue en aumento pues es posible adquirir estos aparatos vía correo con tratos mediante grupos en redes sociales y páginas de internet, o bien, importarlos de Estados Unidos, siempre y cuando sean para uso personal y no para venta al mayoreo.

Esta situación, no obstante, limita las posibilidades de que un mayor número de personas, principalmente fumadores mexicanos -de los 17 millones que existen actualmente-, tengan acceso a estos también conocidos como Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN).

Los SEAN son propuestos por algunas instituciones como el Servicio Nacional de Saludo de Reino Unido, por ejemplo, como alternativa del servicio de salud pública para quienes no pueden o han decidido no dejar de fumar, una política pública que México no contempla.

Las consecuencias, coinciden los representantes de la comunidad vaper en México, saltan a la vista pues luego de la implementación de la Ley General para el Control de Tabaco en mayo de 2008, en lugar de reducirse ha aumentado el número de fumadores.

Hasta la fecha, en México la única opción que ofrece para los fumadores esta ley y la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) es que dejen de fumar mediante consejos breves, entrevistas motivacionales y terapias de “reemplazo de nicotina”.

La OMS, por su parte, aún mantiene una postura reservada en relación a este tema pero ha reconocido que el desarrollo de nuevos productos como los SEAN, menos tóxicos o adictivos, podrían ser parte del enfoque integral para reducir las enfermedades y muertes provocadas por el humo del tabaco.

Sobre todo, admiten directivos de dicha organización, entre usuarios que no estén dispuestos a dejar de fumar o son incapaces de romper su dependencia.

Con todo esto, argumentan los vapers, el ataque por parte de instituciones gubernamentales es mucho más intenso hacia el cigarro electrónico mientras que es permisivo con el cigarro y la industria tabacalera en donde se esconden muchos intereses corporativos.

Estos ataques, dicen, son más que evidentes también a través de muchos medios de comunicación y videos en redes sociales que “sensacionalizan” y tergiversan la información satanizando a estos dispositivos, sobre todo en el caso de los aparatos que han explotado, accidentes que, aseguran, ocurren generalmente por error de usuario.

Es así que también se libra una batalla entre vapers y la industria tabacalera finalmente solapada por los gobiernos so pretexto de que pagan impuestos y se sujetan a regulaciones que pareciera que se imponen sólo para guardar las apariencias y que, finalmente, no han dado resultados, protestan los vapers al interior de sus foros y comunidades.

Esto sin negar tampoco que la industria de los e-cigs está efectivamente en pañales y que sí requiere de regulaciones justas para ofrecer productos de mayor calidad y que representen el menor daño posible, dicen.

*Nubes salvavidas

Sin dejar de lado que el vaporizador de hoy representa la misma tendencia que el cigarro tradicional en el Siglo XX, sobre todo entre los jóvenes, y muchos de ellos los utilizan casi como una moda, o por lucir las grandes nubes de vapor que se pueden lograr al inhalar de estos modernos dispositivos, para la mayoría la salud es primero.

Más allá del glamour, las convenciones de vapeo, las competencias de nubes, o que el uso y colección de estos aparatos se convierte en un hobbie –no muy económico- para muchos, las agrupaciones de vapers en San Luis Río Colorado y Obregón, Sonora, así como de Mexicali, Baja California, comparten las experiencias que atesoran como las más importantes como vaperos.

Para Julio César Cabrera Apodaca, vaper de Mexicali, el dejar finalmente el cigarro al enterarse de que iba a ser papá le ha dejado una gran satisfacción aunque también comentarios negativos por parte de la gente que no aprueba que sustituyó el cigarro por el vaporizador.

“Me he enfrentado a un sinfín de comentarios, la mayoría negativos, al principio me molestaba ya que sentía que había dado un gran paso y que la gente lo menospreciaba, diciéndome que estaba sustituyendo un vicio con otro, que era peor vapear; al principio fue duro pero después de un tiempo es muy placentero decirle a todos los beneficios que he notado”, comenta.

David Martínez, también mexicalense, comenta que empezó a vapear con la intención de dejar el cigarro pues le preocupaba su salud “… hago ejercicio y solía bofearme mucho, no aguantaba, y eso no me gustaba, y ya voy para dos meses sin fumar y no tengo ansias por volver a hacerlo”.

De la comunidad de Obregón, Sonora, Edgar Antonio Ortiz Ruiz, cuenta que empezó con los e-cigs desde 2013 hasta que de un tiempo a la fecha pudo dejar el cigarro de manera definitiva, “… mi condición por supuesto que cambió, y mi respiración también, dramáticamente, y ya no tengo esa horrible tos de fumador”.

Para Ivan Morghen, que empezó con los vaporizadores desde hace seis años y padece de fibrosis, el vapear le salvó la vida “… se ha convertido en algo muy importante ya que me devolvió la posibilidad de realizar actividades físicas que antes no podía.

Hay otros cuyo hábito empezó desde muy jóvenes, como en el caso de Frank Beltrán, “… yo empecé a fumar cuando estaba en primero de secundaria, dejé que el vicio me llevara a muchos problemas ya acumulados, pues tengo inicios de asma y sufrí de bronquitis por el cigarro, pero en cuanto empecé a vapear, hace dos años, mi ansiedad por el cigarro comenzó a disminuir”.

Este tipo de testimonios se repiten entre los integrantes de la comunidad alrededor del mundo, las redes sociales son el foro, y los cambios personales y en su salud se manifiestan en cientos de miles de vidas en la gran lucha alternativa del siglo XXI contra el tabaquismo. @

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