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El discreto milagro de la izquierda uruguaya; 15 años de crecimiento económico

Incluso al ministro de Economía uruguayo, el veterano Danilo Astori, de 77 años, le cuesta creerlo. Su país, una pequeña isla de paz política, social y económica en medio de dos gigantes convulsos como Brasil y Argentina, protagoniza lo que llaman el “desacople”. Mientras estos dos colosos sufren –en 2016 ambas economías cayeron- y otras experiencias como la venezolana se hunden, Uruguay, dirigido desde 2005 por la izquierda tranquila del Frente Amplio, está a punto de completar 15 años de crecimiento ininterrumpido, un récord histórico para esta pequeña nación de 3,3 millones de habitantes. El país no tiene petróleo ni cobre, pero ha sabido explotar otros recursos: soja, vacas, turismo y un intangible: una gran estabilidad política sin grandes escándalos de corrupción.

ruguay no siempre fue un remanso de paz. Vivía pendiente de Brasil y Argentina. En Montevideo se decía que cuando ellos tosían, Uruguay se resfriaba. La última vez fue entre 1999 y 2002. La crisis del corralito argentino terminó de hundir al país: fuga de capitales, 40% de población bajo la pobreza, colapso del sistema financiero, bancos rescatados. Costó mucho salir, pero se aprendió la lección: nunca más tanta dependencia. “Cuando nosotros asumimos el Gobierno en 2005, Uruguay era el segundo país deudor más importante del mundo en términos relativos. Uno de nuestros primeros problemas fue renegociar una deuda con el FMI que no podíamos pagar. Y ese momento teníamos una exposición muy alta al dinero argentino”, explica Astori en su discreto y clásico despacho en el centro de Montevideo.

Incluso los más críticos con el Gobierno del Frente Amplio, que después de 12 años en el poder sufre un desgaste importante, admiten que ha sido muy serio con la gestión económica, dirigida por Astori en dos periodos: 2005-2010 y desde 2015 hasta ahora. Con José Mujica (2010-2015) fue vicepresidente, y siempre está entre los posibles presidenciables para 2020.

Uruguay vivió como protagonista la década dorada de la izquierda latinoamericana, tuvo un presidente como Mujica que había sido guerrillero, pero nunca abandonó una cierta ortodoxia económica. Tanto es así que dentro del Frente Amplio algunos grupos sostienen que en realidad la actual política económica no es de izquierdas.

“El tono de izquierdas lo dieron las transformaciones estructurales que pusimos en marcha”, se justifica Astori, “pero con una conciencia fundamental: el orden macroeconómico es imprescindible. Sin él no hay ninguna transformación. Yo no conozco ninguna experiencia en el mundo que haya transformado su sociedad en medio del desorden. Tiene que existir consistencia entre la política monetaria, cambiaria, fiscal y de ingresos”, añade Astori. “Desde antes de asumir [en 2005] nos estábamos reuniendo con el FMI para negociar nuevas condiciones pero advertimos que no renunciaríamos a un plan de emergencia para combatir la pobreza”, recuerda. “Ahora estamos en 9% de pobreza y la indigencia no es ni medible estadísticamente”.

El País

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