Lleva Golovkin vida familiar y tranquila
Diego Martínez / Cancha
Arriba del ring puede ser una bestia, pero atrás del boxeador aparece un tipo serio, común y corriente.
Gennady Gennadyevich Golovkin, el llamado “GGG”, no se caracteriza por los escándalos o por andar presumiendo los billetes verdes, así como lo hacen muchos deportistas.
No le gusta hablar de su vida. Quiere que lo conozcan por lo que hace con sus puños, y el próximo sábado se topará en Las Vegas, Nevada, con el mexicano Saúl Álvarez.
Vive en Santa Mónica, California, con su esposa Alina y su hijo Vadim, de ocho años de edad, y ahora sumarán a una pequeña que recién nació.
Le encanta ver juegos de hockey o tenis, o dar una vuelta por la playa con su familia. Nadie pensaría que es de los mejores boxeadores del mundo.
Nació en abril de 1982 en Karaganda, Kazajistán. Hijo de Gennady, un ruso que era asistente de un laboratorio químico, y de Elizabeth, coreana que llegó como refugiada a la extinta Unión Soviética.
Es gemelo de Max, y tuvo además otros dos hermanos Vadim y Sergey, quienes fallecieron en la guerra sirviéndole a la Armada Soviética y también les debe su gusto por el pugilismo, pues ellos lo metieron a los golpes para que supiera defenderse.
Golovkin tuvo un impresionante récord como amateur de 345 victorias por solamente cinco derrotas, una de ellas muy polémica en plenos Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Gennady vivió momentos complicados a principios de los 90 por las guerras y cuestiones políticas con la caída de la URSS, llegó a Grecia para colgarse una medalla de plata, y después brincó al profesional, donde hasta la fecha se mantiene invicto.