A prueba de balas
El Eslabón Perdido
Humberto Melgoza Vega
En medio de la tempestad por la llegada de la tormenta “Rosa”, por el despido de dos funcionarios de primer nivel, la rebelión del regidor Manuel Santeliz y ahora con las amenazas contra el subdirector de la Policía Municipal, lo que saca adelante al alcalde Santos Gonzáles Yescas en estas primeras tres semanas de gobierno es el amplio bono social adquirido por quienes confían que Morena representará el cambio verdadero, la “cuarta transformación” en la historia del país.
Con “Rosa” a Santos le fue bien, afortunadamente la trayectoria de la tormenta se desvió y no impactó de lleno a Mexicali y San Luis Río Colorado, situación que a muchos causó coraje y desilusión (?); los efectos del despido del periodista David Pulido y su grupo de aliados aún se está cocinando, lo que representará una prueba en materia de comunicación social, que deberá sacar adelante el vocero Arturo Delgado, con mano zurda, cediendo terreno, repartiendo el pastel.
La bronca en ciernes con el huracán “Chilakil” será una misión imposible para el secretario del ayuntamiento, Víctor Hugo Galarza, quien deberá emplear a fondo sus buenos oficios para evitar que el matalote regidor se convierta en una piedra en el zapato, en un ente incómodo para el gobierno en lugar de aliado.
Pero donde está más caliente el asunto es con la incipiente inconformidad en la Policía Municipal por las políticas de los nuevos jefes, que, siguiendo la directriz del alcalde han pregonado que no “venderán” la comandancia a la delincuencia que tiene dinero para comprarla.
La tarde del pasado miércoles, mientras estaba en boca de todos el atentado contra el subjefe de la Policía Municipal, aprovechando la recta el tremendo “Chilakil” hizo una de sus conocidas transmisiones en vivo por Facebook en donde señalaba que las cosas habían cambiado para seguir igual en la comandancia, aunque le daba el beneficio de la duda al nuevo comandante, Luis Edgar Labra Zárate.
También, el regidor ingobernable se le dejó ir a la yugular a Santos González por el supuesto nepotismo en el caso de su hijo, que a pesar de que no tendrá un cargo público en el gobierno su notable influencia y obvia cercanía con el alcalde les causa cierto escozor, además de que se presta para el golpeteo mediático.
Al parecer, parte del coraje muy evidente en la transmisión, a su estilo, echando sapos y culebras, era no tanto porque sus enemigos cantados de la comandancia, Sierra y compañía, seguían teniendo influencia en la corporación policiaca, sino porque no le estaban respetando a su gente que por necesidad o comodidad circulan en vehículos con “placas” de Alianza Ciudadana.
Si bien muy justos los reclamos del regidor del PT, quien hace un mes decía que había que negociar con “la maña” para llevar la fiesta en paz, aunque después se retractó y dijo que sus palabras habían sido malinterpretadas –más bien no se supo expresar–, creo que falla cuando aduce que el atentado en el casa de José Antonio Sillas Amavizca es porque todo sigue igual.
He preguntado entre varios elementos de la corporación, que tienen, 10, 20 ó 30 años de servicio (ya estoy como el Goyo Vargas) y todos coinciden en que Sillas Amavizca es un buen chico, de una generación de policías que no han sido tentados por el narco, sin compromisos inconfesables ni cadáveres en el clóset.
En todo caso, la agresión contra el subdirector de la Policía Municipal podría obedecer a intereses oscuros que se resisten al cambio de pichada.
Curiosamente, entre la vox populi, expresada a nivel de calle o entre los “comentólogos” de redes sociales la mayoría piensa que se trató de un ataque del cártel fulano de tal porque seguramente les debe, les prometió y no les cumplió, o como se dice vulgarmente, “algo se comió”, aunque tenga apenas 20 días en el cargo, con lo que de entrada se cumple el objetivo de los autores no tanto de amedrentar, pero sí de confundir a la opinión pública.
El regidor Manuel Santeliz, quien fue designado presidente de la Comisión de Seguridad Pública en el Cabildo, sin duda jugará un papel protagónico en el nuevo gobierno, a donde llegó en la coalición con Morena, pero bajo las siglas del Partido del Trabajo, así que tranquilamente se puede ir por la libre si no está de acuerdo con algunas decisiones.
Así como esta semana lo hizo Ana Guevara, senadora “electa” y futura titular de la Conade, quien avaló la postura de sus tres diputados locales del PT que votaron en contra de la propuesta de Morena para correr a funcionarios del Congreso del Estado, por lo que en algunas columnas ya la ven como candidata a la gubernatura en 2021, pero en alianza con el PRI.