Urgen rescate del centro de la ciudad
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Los tiempos de bonanza para los comerciantes del primer cuadro son parte de la historia. Si no actúan las autoridades ahora, en un corto plazo estarían en peligro de extinción.
Humberto Melgoza Vega
SAN LUIS RÍO COLORADO.- El centro de la ciudad, el “pueblo”, como le llamaban antaño, podría llevar a la quiebra a los comerciantes que históricamente han tenido sus negocios ahí si las autoridades no emprenden a tiempo un programa de rescate.
La señal de alerta es emitida por el empresario Juan Miguel Lardín Salle, quien durante más de 40 años mantuvo su negocio familiar, Farmacia Santa Martha, en la esquina de avenida Madero y calle Segunda, “la esquina de los espejos”, y que ahora ve con tristeza y preocupación la decadencia del negocio.
“Por nuestra parte hacemos nuestro mejor esfuerzo, para invertir en la remodelación de la fachada de nuestros negocios, para que luzcan más atractivos, pero por otra tenemos serios problemas por la falta de estacionamiento y porque se están yendo negocios ancla, que eran los que jalaban a la gente al centro, y no veo que se esté haciendo nada por conservarlos”, manifiesta.
“Nada menos ayer miré que estaban cerrando la FACI, una tienda grande de ropa, aquí por la Madero entre Segunda y Tercera, ello siempre tenían movimiento, con ropa buena, de marca y accesorios de moda, y es preocupante que cierren sus puertas”, expresó.
Además de la FACI, el cierre de El Águila hace casi dos años, y antes de la Sears, que se incendió a causa del terremoto de 2010, han ido dejando al centro de la ciudad sin atractivos comerciales que terminaron por afectar a los negocios aledaños.
“Es una preocupación seria aquí en el centro, aún estamos a tiempo de rescatarlo si todos nos ponemos de acuerdo. El centro se ha estado quedando solo desde que se quemó la Sears, luego se fue El Águila, ayer se fue FACI de aquí enfrente, de la Madero Segunda y Tercera, el pasaje que está en la Obregón y Segunda, más de la mitad están vacíos; por el callejón Madero y Segunda también hay muchos locales abandonados, por la Obregón ni se diga…”.
También, la remodelación del primer cuadro emprendida durante la administración del alcalde Leonardo Guillén, trajo más perjuicios que beneficios. De entrada, a Miki Lardín le pareció un buen proyecto porque los servicios de drenaje y alcantarillado estaban colapsados.
“Lo que no nos gustó es que nos achicaron las calles, mucha banqueta que al final de cuentas no cumplió con el propósito para el que fueron diseñadas, y las famosas orejas, que cada que me encontraba a Guillén hablábamos de las `ojeras´, que terminaron por ser incómodas para la circulación”, expone.
“Otro problema es que la obra la iniciaron de golpe en todo el centro, durante muchos meses no se podía transitar y la gente se fue, los clientes se fueron, nosotros duramos casi un año sin ventas y para recuperar a esa clientela fue un trabajo dificilísimo, porque luego esa gente descubrió que en su colonia había todo lo que necesitaban”, expone.
Advierte que si no actúan ahora, después será demasiado tarde y replicarán la experiencia de Mexicali, donde se remodeló en centro de la ciudad, pero se murió el comercio, porque se cerró la circulación vehicular, “pero en San Luis el gran problema es la falta de estacionamiento, porque todos los empleados se vienen en carro y se quedan todo el día estacionados y no dejan espacio para los clientes”.
Miki Lardín envió un mensaje a la Cámara de Comercio para que tome las medidas necesarias, pero sobre todo al gobierno municipal, para que no deje morir al centro de la ciudad. “Tengo entendido que el alcalde tiene relación con el señor Slim y no es posible que esté sin aprovechar ese terreno, donde podrían hacer un estacionamiento de varios pisos o bien una tienda ancla que jale gente hacia el centro”.
“La verdad, no sé qué haríamos sin los emigrados, a ellos son a los que deberían de cuidar, más que a los pájaros de la nieve, que vienen en solo una temporada del año y es muy poquito lo que gastan”, considera.
Bonanza
En los años setenta a Miki Lardín le tocaron los tiempos de la abundancia en el centro de la ciudad, lugar a donde confluían familias enteras a realizar sus compras todos los días y en especial los fines de semana.
“En ese entonces el centro era el motor comercial de San Luis, toda la gente venía a comprar al `pueblo´, porque aquí estaban los mejores comercios, las mejores tiendas de cualquier tipo, de ropa, de farmacias, de calzado, de belleza, los bancos, todo mundo venía, aquí llegaban los camiones urbanos, las peseras, los taxis…”.
Además de la gente del valle de San Luis, del valle de Mexicali venían al centro de San Luis a comprar, bajaban de los ejidos el fin de semana, era un hervidero de gente, eran los tiempos cuando el campo comenzaba a generar riqueza y los emigrados siempre han sido la principal fuente de ingresos, hasta que se vinieron los tiempos de la devaluación y las inflaciones…
Llegó el momento en el que llegaron las grandes cadenas farmacéuticas y de laboratorios con un margen de ganancia extraordinario que representaron una competencia desleal para los empresarios de la localidad.
“La Benavides, luego la invasión de las farmacias similares, El Fénix y un montón de farmacias de fuera como Yza y Guadalajara…de repente nos enteramos que algunas farmacias son de los mismos laboratorios y les venden el medicamento a un precio mucho más bajo que a los propietarios de farmacias locales con lo que se da una competencia desleal, eso se debería de legislar, porque terminan por acabar con el negocio familiar de 40 o 50 años, en tres lo echas abajo…”. @
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