Funerales online. Transformaciones en la comunicación ritual
Las condiciones impuestas por la emergencia sanitaria de Covid-19 han transformado las prácticas de comunicación ritual de los funerales en todo el mundo. En la frontera de México con California, EE.UU., se ha innovado para adaptar el rito funerario a través del uso de las tecnologías digitales. Las misas de cuerpo presente se transmiten a través de Facebook, se realizan caravanas en carros que son transmitidas en vivo, se diseñan páginas de Instagram como memoriales y los grupos de música norteña despiden a los difuntos con sus cantos a través de las pantallas.
En medio de la pandemia que se vive desde hace un año, con una cifra oficial que ronda los 150,000 fallecimientos en México, la muerte y los ritos funerales se han convertido en un tema complejo, como refiere la publicación de Nayeli Roldán en Animal Político. La comunicación ritual de este momento del ciclo de la vida enfrenta cambios importantes, que deben registrarse, para que generaciones futuras reconozcan las continuidades y transformaciones de estos procesos culturales.
Desde los estudios de la comunicación y la cultura se puede comprender a los rituales como procesos de comunicación abiertos, mutables, multimediáticos y cargados de significados socialmente construidos y compartidos. La celebración de la muerte en México es un referente cultural e identitario, que debe ser tratado desde una pespectiva simbólica.
Para Byung-Chul Han, los rituales son acciones simbólicas que transmiten valores y representaciones de un orden social que contribuyen a mantener cohesión y sentido de pertenencia en los grupos, contienen un sentido identitario de suma relevancia para hombres y mujeres que integran una colectividad. Los rituales nos hacen sentir que dentro del mundo complejo que habitamos, con todos los peligros e incertidumbres, estamos en casa. La comunicación ritual nos ayuda a percibir el calor materno y sentirnos protegidos.
Participar en una caravana de vehículos que tiene como objetivo pasar frente a la casa del ser querido que ha fallecido, se ha convertido en un recurso de comunicación ritual efectivo y necesario en la pandemia. Saludar desde el carro, observar fotografías y objetos expuestos, recibir un “recuerdito” que evoque el carácter del que se ha ido, ayuda a “cerrar”.
O bien, seguir la transmisión en Facebook de la misa de cuerpo presente, atestiguar el entierro, ver en vivo el esparcimiento de las cenizas en el mar o el depósito de la urna en algún nicho de iglesia, darle like y escribir un mensaje de acompañamiento, son nuevas prácticas culturales que seguramente se conservarán.
Pensemos que antes de la pandemia no era necesario y quizá era juzgado de mal gusto grabar video en un funeral, mucho más transmitir en vivo. Ahora situémonos en el presente e imaginemos el futuro: parientes y amigos que están lejos, no alcanzarán a llegar en tiempo al rito funerario, pero, pueden acercarse a través de la pantalla, para hacer menos pesado el duelo.
Los memoriales digitales en Instagram u otras redes sociales, son asideros simbólicos para deshacerse de esa masa espesa y chiclosa que nos envuelve ante la congoja y el desconsuelo por la partida de un ser querido. Por la relevancia del tema, el gobierno federal de México publicó un documento de recomendaciones para familiares en duelo por Covid-19 y los Centros para el control y prevención de las enfermedades de EE.UU. emitió la Guía para funerales. En ambos casos sobresale la utilización de dispositivos de comunicación digital y el intercambio simbólico.
Estas transformaciones simbólicas de la comunicación ritual funeraria son evidentes, sin embargo, hay una multiplicidad de cambios en rituales de distintos órdenes de la vida. De higiene, consumo, trabajo, estudio, entretenimiento, etcétera, que invitan a reflexionar y conversar, desde una perspectiva comunicacional, en torno a nuestro mundo y las formas de adaptación que debemos desarrollar ante “una nueva normalidad” impulsada por la pandemia.
*[No. 19/2021]. El autor de esta publicación es profesor-investigador en la Facultad de Ciencias Humanas, UABC.