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El fin de los Amarillas

La semana pasada, el Cártel Jalisco Nueva Generación ordenó su ejecución en la capital de Chiapas, donde operaba la región con Guatemala para el Cártel de Sinaloa. En 1999, cuando era un niño, fue el causante de que su padre, otrora jefe de la plaza en esta frontera, fuera enfrentado y desterrado a balazos por la Policía Municipal de San Luis Río Colorado.  

Humberto Melgoza Vega

SAN LUIS RÍO COLORADO.- La tarde del miércoles 7 de julio, en pleno centro de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, se registró un enfrentamiento a balazos que dejó un saldo preliminar de 4 muertos y dos o tres más heridos.

Balacera en Chiapas.

Las imágenes grabadas en video, que se volvieron virales en redes sociales y le dieron vuelta a todos los noticieros, mostraban el momento en el que los tripulantes de una camioneta Audi que era escoltada por un Renault eran emboscados desde otros dos carros en movimiento, cuando salían de un restaurante.

Uno de los vehículos comienza a arder en llamas y voluntarios se acercan para intentar apagarlo, mientras que sacan a otro todavía con vida. Era el “Junior”, quien posteriormente falleció en un hospital mientras era atendido por múltiples heridas de bala.

El ataque, perpetrado por un comando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) estaba dirigido contra Ramón Gilberto Rivera Estrada, el “Junior”, jefe de la plaza en Chiapas para el Cártel de Sinaloa, quien heredó el mando tras la detención y posterior deportación en febrero de 2017 a los Estados Unidos de su padre Gilberto Rivera Amarillas, alías el “Tío”.

Hasta antes de su detención en octubre de 2016, Rivera Amarillas era el operador del Chapo Guzmán en la zona entre Chiapas y Guatemala y se movía entre ambos países para hacer negocios, burlar a la ley y evitar la expansión de sus enemigos.

“Rivera Amarillas, alias Tio Gil, también conocido como “el señor de la frontera sur”, es originario de Sinaloa, México, y al momento de su captura el año pasado pretendía viajar a México. Al mexicano se le acusa de conspiración y tiene seis cargos por distribuir cocaína en Estados Unidos. Agentes de la Administración para el Control de Drogas del Departamento de Justicia de EE. UU. lo recibieron en la Fuerza Aérea”, publicó el periódico Prensa Libre de Guatemala, el 3 de febrero de 2017.

El medio guatemalteco señaló que Rivera Amarillas era la persona de todas las confianzas del Chapo Guzmán y tenía el control de Comitán, Tuxtla Gutiérrez, Ocosingo y Palenque, en México, mientras que en Guatemala ejercía autoridad en áreas de Petén.

El Gil Amarillas.

En 1999, cuando era un niño de 12 años, Ramón Gilberto provocó en San Luis Río Colorado un enfrentamiento entre una célula del cártel de Sinaloa comandada por su papá el Gil Amarillas y la Policía Municipal que dejó un saldo de tres pistoleros muertos por igual número de policías heridos, uno de ellos con tres dedos menos del pie, el otro Israel Avendaño, discapacitado de por vida.  

El Gil Amarillas

En 1999, cuando Gilberto Rivera Amarillas fue enviado a esta frontera para operar el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos ya se movía como todo un capo al servicio del Cártel de Sinaloa.

Con el poder que te da el dinero de sobra para pagar protección, se paseaban por la ciudad sin ocultar las armas, hacían fiestas con música en vivo y retaban abiertamente a la autoridad.

Todo iba bien hasta que un día un grupo de jóvenes que se paseaban en la caja abierta de un pick-up fueron detenidos y llevados a la comandancia de policía. Entre ellos iba Ramón Gilberto, el “Junior”, hijo consentido del jefe de la plaza.

El Junior.

Ofendido por la afrenta, el Gil ordenó que balearan las casas de los policías que habían participado en la detención de los menores.

En respuesta, el subjefe de la Policía, Santiago Huízar, montó un operativo con elementos fuertemente armados, subió a su patrulla a un oficial que conocía sus casas de seguridad y comenzaron a buscarlos.

Pasaban las 10:00 de la noche cuando finalmente se los toparon, era un domingo cuando se hacían las Obregoneadas, estaban como diez vehículos estacionados en fila sobre el terreno baldío de la calle 22, en una mano un cuerno de chivo, en la otra una cerveza bien helada.

Cuando apenas atisbaron que venía el operativo policiaco la banda del Gil Amarillas los recibió a punta de balazos.

El enfrentamiento armado se prolongó durante largos minutos y dio tiempo para que llegaran como refuerzos policías que se encontraban francos y que expertos tiradores subieran a una azotea aledaña para comenzar a tumbarlos.

Cuando se sintieron superados, los narcos emprendieron la huida, dejando detrás a tres de los suyos muertos, con el rifle de asalto por un lado.

Primero se dijo que el mismo Gil Amarillas había salido herido de esa balacera y después unas carrozas propagaron la idea de que posteriormente el capo había muerto y enterrado en Culiacán, Sinaloa.

Unas semanas después, Amarillas fue detenido junto con un grupo de sicarios con todo un arsenal, pero solo estuvo recluido dos años en el Cereso de Mexicali, donde era el rey.

Al momento de su detención traía un brazo en cabestrillo, señal de que sí había salido herido de la balacera con los municipales de San Luis Río Colorado.

“Gilberto Rivera Amarillas, alias el “Gil” Amarillas”, gestionó y obtuvo de las autoridades federales la sustitución de la pena que se le había impuesto y desde el pasado 20 de junio se encuentra en libertad condicional”, publicó La Crónica de Baja California en su sección de columnas.

 “El “Gil Amarillas”, el sujeto que había sido detenido fuertemente armado en un impresionante operativo en la colonia Cuauhtémoc, resultó ser una blanca palomita. Por lo menos, así lo consideraron el capitán Gilberto Gómez Campos, comandante general del Centro de Readaptación Social de esta ciudad y el licenciado Eduardo Rafael Díaz de León Martínez, director del Cereso local, quienes extendieron al juez correspondiente del caso sus respectivas constancias de buena conducta.

“Con menos de dos años en prisión, el peligroso narcotraficante que tiene su campo de operaciones en San Luis Río Colorado, Sonora, logró que el juez Tercero de Distrito “A”, Francisco Javier Rocca Valdez, le concediera salir de la cárcel y cumplir su condena en libertad condicional…”.  @

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