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PARA MATAR AL COMANDANTE CAMACHO, SICARIOS TRAÍDOS DEL CENTRO DEL PAÍS

Esta es la crónica del mortal atentado en el que perdieron la vida el Jefe de la Policía Municipal, Gerardo Camacho y su escolta, Jesús Ortiz, donde también resultó herido de gravedad un civil, propietario de la veterinaria donde ocurrió el doble crimen. Los sicarios fueron contratados en la Ciudad de México para venir a esta frontera con el único propósito de acabar con la vida del alto mando policiaco.

Humberto Melgoza Vega

SAN LUIS RÍO COLORADO.- Era poco antes de la 1:00 de la tarde del pasado lunes 3 de junio, un día después de la jornada electoral, cuando el Jefe de la Policía Municipal, Gerardo Camacho Ramírez, sostenía una reunión de trabajo con el alcalde Santos González Yescas en el Palacio de Gobierno.

A pesar de los resultados adversos para su candidatura, Santos felicitaba al comandante Camacho porque él y sus muchachos se la habían rifado durante las elecciones para garantizar que, más allá de pequeños incidentes, en general las votaciones hubieran transcurrido sin mayores contratiempos y en santa paz.

Descanse en paz.

En esa plática informal, Camacho expresaba sus muy válidos temores ya que tras el vencimiento del permiso otorgado por la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) tendría que reportarse a Hermosillo para reintegrarse a las filas de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC), corporación de la que formaba parte.

“Si me voy allá me van a matar”, comentaría de manera premonitoria.

Satisfechos con el trabajo desempeñado por el comisario de Seguridad Pública, a pesar de la alta tasa de homicidios registrados por la guerra entre bandas criminales que se disputan la plaza, Camacho Ramírez tenía abierta la invitación para permanecer en el cargo.

En el actual contexto de violencia era el elemento más adecuado, como jefe de la tropa siempre iba al frente del operativo, con valentía a toda prueba; formado en las filas del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) del Ejército Mexicano, más su instinto investigador desarrollado en la AMIC, lo convertían en el perfil ideal.

Fuentes consultadas para esta crónica policiaca refieren que en realidad el comandante Camacho “andaba haciendo su chamba”, combatiendo por igual tanto al cártel local como a los nuevos que llegaron del valle de Mexicali.  

Luego que se retiró del Palacio, acompañado de su escolta y amigo incondicional, el oficial Jesús Ortiz, quien recién había finalizado su comisión en el Golfo de Santa Clara, el comandante Gerardo Camacho enfiló hacia la veterinaria El Burrito, ubicada sobre la calzada Constitución y Sonora.

Pegado a su camioneta blanca blindaje nivel 7 lo seguían en una patrulla tipo pick-up otros dos elementos de la Policía Municipal. El reloj marcaba la 1:20 de la tarde.

Confiado que le cubrían la retaguardia, el comisario se bajó de la blindada y junto con el oficial Ortiz ingresaron al establecimiento comercial donde se disponía a comprar comida para unos animalitos que tenía en un terreno que recién había comprado. Nunca pensó que detrás de ellos entrarían un par de sicarios quienes se hicieron pasar por clientes y esperaron a que se descuidaran para comenzar a dispararles por la espalda, prácticamente a quemarropa, lo que no les dio tiempo de reaccionar.

Impactos de bala tras la huida de los sicarios.

En el ataque cayeron Camacho y su escolta y el propietario del negocio, Enrique Moreno, también fue alcanzado por las balas, quien herido de gravedad fue trasladado primero a un hospital de Yuma donde lograron estabilizarlo y enseguida lo llevaron a Phoenix, donde evoluciona lenta pero favorablemente.

Tras el artero ataque, perpetrado en cuestión de segundos, la pareja de sicarios salieron a toda prisa de la veterinaria y aunque fueron enfrentados por los agentes Martín Antonio y Julio N lograron huir tras un breve intercambio de metralla.

Mientras que el comandante Camacho era trasladado a Emergencias del Seguro Social, providencialmente ubicado a escasos 100 metros del atentado, donde los médicos de guardia hicieron infructuosos esfuerzos por salvarle la vida; con la activación del Código Rojo elementos de todas las corporaciones policiacas, Ejército y Guardia Nacional implementaron intenso operativo por la ciudad, tras la huella de los responsables.

Los gatilleros huyeron a bordo de una camioneta Ford Explorer modelo atrasado con “placas” de Amlopafa y dos signos de $ en el parabrisas, la cual abandonaron cuadras más adelante, a la altura de la avenida Sonora entre 1ª y 2da, con impactos de bala en el vidrio trasero.

Con el rastro de las huellas plantares, los sabuesos municipales les dieron seguimiento hasta que los condujeron a un domicilio de la avenida Tamaulipas entre Soto y Pesqueira donde policías locales y estatales lograron su captura.

Tras los primeros interrogatorios, los detenidos Ángel Jhonatan N y Víctor Miguel N, uno ex agente de las Fuerzas Federales de Apoyo, el otro ex integrante de un grupo de seguridad privada, el primero de la Ciudad de México, el segundo del Estado de México, confesaron que fueron contratados por un grupo criminal que opera en San Luis, para venir a esta frontera a atentar contra el alto mando policiaco, “trabajo” por el que les pagarían 50 mil pesos por cabeza.

Los primeros sorprendidos fueron los matones, no podían creer que los hubieran encontrado con algo tan básico como el seguimiento de las huellas plantares, plasmadas en el suelo arenoso de esta frontera. Evidentemente, el o los autores intelectuales los abandonaron a su suerte, en una ciudad que no conocían.

A los presuntos sicarios se les detuvo en posesión de dos cargadores para cartuchos calibre .40 de una pistola Smith & Wesson, abastecidos con 11 y 12 cartuchos útiles, respectivamente, además tenían en su poder un arma de fuego tipo pistola de la marca Ruger P-90 calibre .45, abastecida con 8 cartuchos útiles en el cargador, además de 40 envoltorios con una sustancia similar a la droga conocida como cristal.  

Peritaje en la camioneta utilizada por los chilangos.

A la pareja de “chilangos” se les practicó la prueba de radizonato de sodio o de parafina la cual arrojó positivo con rastros de pólvora lo que indica de manera indubitable que ambos habían accionado recientemente armas de fuego.  

Con los indicios a su disposición, el juez de control decidió vincularlos a proceso y les impuso la prisión preventiva como medida cautelar. Con la vinculación a proceso por el delito de homicidio calificado en número de dos y el homicidio en grado de tentativa por el civil que resultó herido en el ataque, el Ministerio Público del Fuero Común (MPFC) envió el respectivo desglose a su homólogo del Fuero Federal por asociación delictuosa y la portación de armas de fuego y cargadores.

Por el crimen del comandante Gerardo Camacho y su escolta Jesús Ortiz, el consulado de Estados Unidos en Nogales emitió el martes una alerta a sus ciudadanos para que se mantuvieran vigilantes de su entorno y guardaran un bajo perfil.

“En este momento no ha habido más violencia pero existe la posibilidad de que surjan más enfrentamientos a partir de este incidente”, alertó la autoridad consular, aunque precisamente por la fuerte presencia en las calles de las corporaciones policiacas la actividad criminal se redujo en estos días a cero.

Autores materiales.

El miércoles se realizó en la Comandancia de Policía el último pase de lista de los guardianes del orden caídos en cumplimiento de su deber pero sólo estuvo de cuerpo presente el oficial Ortiz, ya que la familia de Gerardo Camacho optó por la cremación de sus restos para preservarlos de manera más íntima en el interior de una urna.

Barril de pólvora

Nativo de Celaya, Guanajuato, al momento de su muerte el comandante Gerardo Camacho contaba con 47 años de edad.

En mayo de 2022, en plena pandemia, había tomado protesta como Jefe de la Policía Municipal de San Luis Río Colorado

Camacho tomó la estafeta tras la salida del también elemento de la AMIC, Edgardo Gómez, a quien le pidieron su renuncia a raíz de una serie de hechos violentos que derramaron el vaso cuando en abril de 2022 fueron  acribillados los oficiales Víctor Martínez Acosta “El Pájaro”, hacia el que iba dirigido el ataque, y Gilberto Robles Zepeda, quien recién había graduado como licenciado en derecho y pensaba abandonar la corporación para dedicarse a la litigada.

Antes de Edgardo Gómez y de Camacho habían ocupado el cargo como Jefe de Policía, Luis Manuel Lugo Durón, el comandante “Puntillas”, quien ya no se quedó para el segundo periodo como alcalde de Santos González, causando baja de la corporación a finales de septiembre de 2021. En su lugar ingresó como comandante Edgardo Gómez quien nomás duró 8 meses en el cargo.

El primero en ostentar el mando de comisario en la era Santista fue el ex agente de la Policía Federal, Edgar Labra, quien sólo permaneció unos seis meses en el puesto.  

Lugo Durón fue asesinado el 23 de marzo de 2023 mientras trotaba en un campo deportivo de Puerto Peñasco, mientras que Edgardo Gómez sobrevivió milagrosamente a un atentado perpetrado en su contra en octubre de 2022 cuando circulaba por el tramo carretero entre Navojoa y Etchojoa.

El comandante Jesús Patiño Negrete quedó temporalmente como encargado de despacho en lo que el Cabildo le toma la protesta de rigor o en su defecto designan a un nuevo comisario de Seguridad Pública Municipal, quien prácticamente se sacaría la rifa del tigre. @

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