Padres del niño Santiago claman por justicia
Bibiana García GarzaEncima de enfrentar la pérdida de su hijo, la familia Hernández ha pasado por un auténtico viacrucis desde que la jauría de más de una docena de perros del vecino atacaran al pequeño, pasando por la displicencia del dueño y la negligencia médica hasta la desinformación de los medios y el escarnio público; en medio del dolor, hoy solo exigen justicia –que buscarán mediante demandas legales-, así como que se sacrifique a los animales y se expongan las deficiencias en los servicios de salud que pudieron haber hecho la diferencia entre la vida y la muerte del niño
Aunque dijeron estar tristemente conscientes de que nada de lo que hagan le devolverá la vida a su bebé, quien perdió la vida a la edad de un año 10 meses el pasado sábado 01 de noviembre tras ser atacado por una jauría de 16 perros del vecino, la familia Hernández está dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias para que se haga justicia, las autoridades asuman su papel y se aclaren las circunstancias en las que todo ocurrió.
Para ello, Claudia Janeth y Natanael Hernández, los padres del pequeño Santiago, ya iniciaron el proceso para entablar un par de demandas tanto en contra del dueño de los canes como del Hospital General en donde, aseguran, se brindó una atención médica deficiente y negligente al menor.
En la entrevista concedida a CONTRASEÑA, manifestaron su intención de narrar los hechos tal y como ocurrieron para aclarar cuál fue la verdadera historia contra la desinformación que se ha manejado través de medios de comunicación y redes sociales, misma que ha generado el escarnio público del que han sido víctimas no solo en San Luis Río Colorado sino a nivel nacional, debido a que el caso alcanzó titulares en todo el país.
Para la madre, Claudia Janeth, son muy injustos los señalamientos que mucha gente, incluyendo el alcalde Leonardo Guillén, han hecho en redes sociales y a través de algunos medios en cuanto a que es una madre descuidada.
Por el contrario a todo lo que se dice, precisó, ese día ella y una amiga suya, Mary, estaban al cuidado y al pendiente del niño hasta que, en menos de cinco minutos de descuido, como le puede ocurrir accidentalmente a cualquier persona, se desató la peor tragedia que pudieron imaginar.
El ataque
El descuido en el que el niño salió de la casa, detalló, fue de un ´abrir y cerrar de ojos´ en los que ella y Mary se metieron a la cocina pues, hasta poco antes, el pequeño había estado jugando dentro de la casa con una pelota e inclusive acababan de desayunar juntos.
En menos de cinco minutos, cuenta, se percataron de que ya no le escuchaba ahí adentro por lo que de inmediato salieron a buscarlo, y fue entonces que se empezaron a escuchar los gritos de la vecina que corría hacia ella con el bebé en brazos, ya herido por las mordeduras y garras de más de una docena de perros adultos.
“Hubo un descuido de dos a tres minutos nada más, desayunamos juntos, aquí anduvo jugando con una pelota, él siempre se la llevaba en toda la casa, era muy inquietito, en eso mi hermano salió a comprar jabón, y aunque en la puerta había un fierrito para que no se saliera, yo creo que en ese momento fue que el niño se salió, pero fueron de dos a cuatro minutos a lo mucho, no fue un tiempo largo, es algo que le pudo pasar a cualquier persona”, aclaró.
De hecho, externó, fue la gracia de Dios la que permitió que la señora Isabel Barbuzón, “Doña Nieves”, como le conocen en el barrio, pudiera arrebatarle el niño a la jauría de perros que lo traían, dijo, en el aire y con toda la intención de hacerlo pedazos, como si fuera un muñeco.
Minutos antes de la agresión, agregó, los perros ya andaban rondando la casa por el lado de los botes de la basura, por lo que contrario a lo que se ha expuesto en algunos medios, el niño no caminó hasta el domicilio del dueño de los animales, que está a una cuadra y media de distancia, sino que fue la misma jauría la que por instinto se lo llevó entre las fauces desde el patio de su casa hasta parte de “su territorio”.
“Nadie vio desde dónde lo agarraron, la señora nos platica que ni siquiera lo estaban arrastrando sino que entre todos lo traían prácticamente en el aire, ella pensó que era un muñequito o un perrito, hasta que se acercó se pudo percatar de que era el niño: ´pero si es el niño de la Janeth´, gritó ella, y empezó a apedrear a los perros y patearlos para rescatarlo”, explicó.
Además, contó con asombro y agradecimiento, ni la edad, ni la condición física o de salud de doña Nieves, que ya ha tenido dos infartos, padece de diabetes y cuenta con casi 80 años de edad, impidió que se arriesgara para tomar al pequeño en sus brazos y que forcejeara con una de las perras cuyo hocico se aferraba con fuerza al tobillo del niño tratando de arrancarle un pedazo.
Las deficiencias de la atención médica
Al recibir al niño en brazos, Janeth corrió a buscar ayuda a la calle, a donde pudo, pues en el momento no había nadie en su casa, hasta que finalmente un vecino les auxilió con el traslado al Hospital General, de la avenida Chiapas y 28 hasta la Guadalupe Victoria y calle Ocho, pues la ambulancia tardó en llegar.
El tiempo seguía transcurriendo, comentó, hasta que a los 30 minutos después de haber ingresado a Urgencias le indicaron que no contaban con una máscara de oxígeno infantil por lo que tuvieron que conseguirla ellos mismos, claro está, eso luego de encontrar un medio de transporte para moverse y andar de farmacia en farmacia.
Sin embargo, no les fue posible encontrar una máscara de oxígeno hasta que finalmente su cuñado pudo conseguir una; para entonces, los médicos ya habían detectado una fisura en la garganta del menor que le impedía la respiración.
“Para eso nos pidieron un permiso para practicarle una operación urgente y lo dimos, pero luego nos dijeron que tenían que trasladarlo a Mexicali, pero nos aseguraron que se encontraba estable”, mencionó.
En la búsqueda de la ambulancia, como ya es costumbre en estos casos, la familia también batalló pues tuvieron que rentarla por poco más de mil pesos, mientras que se seguía perdiendo valioso tiempo para salvar la vida del pequeño, encima de que la Cruz Roja todavía hizo viaje a la gasolinera para llenar el tanque.
Sin embargo, insistió la mamá, se suponía que el niño ya iba operado y estable, por lo que solamente necesitaba de una atención más especializada en terapia intensiva para su recuperación.
Cuando finalmente llegaron a la ciudad de Mexicali, Baja California, la familia fue informada, una hora después, de que las complicaciones en el área de la tráquea del niño le bloquearon la respiración y que éste sufrió un paro cardiaco en la carretera, por lo que ya no fue posible hacer nada por él.
Al revisar el cuerpo del pequeño, , añadió, la familia encontró que no tenía ninguna operación en el área de la garganta, a lo que les explicaron que como tenía quebrados tres discos de la tráquea por las mordeduras de los perros -que literalmente se le fueron a la yugular-, fue imposible entubarlo para facilitar su respiración.
A todas esas complicaciones, los padres del niño reclaman que no se les informó correctamente de los procedimientos que se estarían practicando para salvarle la vida a su hijo pues en todo caso, la pérdida de tiempo con el traslado no sirvió de nada, además de que el servicio, el equipo y el personal disponible, además por ser fin de semana festivo, fue deficiente.
“… aquí nos dijeron que no había complicaciones, que todo iba para bien y nosotros confiamos, pero allá en Mexicali nos dijeron que no valió la pena el traslado porque de todos modos hubiera fallecido, a lo mejor el niño ya iba dañado y al momento de querer entubarlo le terminaron de quebrar la tráquea y no aguantó más”, consideran los padres.
La negligencia del dueño y de las autoridades
Tras vivir el drama de la pérdida de su pequeño, Natanael y Janeth ahora reclaman la falta de atención que han tenido tanto el dueño de los animales agresores hacia la familia pues ni siquiera les ha dado la cara para ofrecer una disculpa o apoyo, así como también la negligencia de las autoridades al no atender el problema de manera adecuada.
En ese sentido, tanto Janeth y Natanael como el abuelo del niño, don Santiago Ismael Hernández Medina, exigen que se haga justicia, es decir, que se aplique una sanción al dueño de los perros y que se sacrifique a los mismos no solamente por haber atacado al bebé, sino porque representan un peligro para todos los vecinos y son un foco de infección pues ni quisiera están vacunados o reciben los cuidados adecuados y que por ley exige el reglamento de Control Animal.
Según cuenta la familia Hernández y vecinos del lugar, esa jauría de canes ya tenían un antecedente en el barrio de haber querido atacar a otros niños pequeños, y también de matar a otros animales, además de que el mismo dueño les daba de comer cabezas de pichones, acostumbrándolos al sabor de la sangre y entrenándolos a ser bravos.
Don Santiago asegura que en muchas ocasiones le pidió al dueño de los perros, conocido en el vecindario como “el Chupacabras”, que los amarrara o que los sacrificara porque un día iban a atacar a una criatura, pues el hombre acostumbraba caminar por los alrededores acompañado por la jauría.
“Siempre que pasaba por aquí con todos los perros, hasta se los conté una vez, y yo le decía: ´ya llévate a esos pinches perros, mételos a tu casa o mátalos, a ver qué haces porque cualquier rato van a dar una desgracia, así le dije hace como tres semanas y se enojó conmigo, muy testarudo ese hombre y mira, en mi casa fue a caer esa desgracia”, exclamó con rabia el abuelo del pequeño Santiago.
Encima de eso, señaló la familia, el dueño de los perros, que según las autoridades municipales responde al nombre de Francisco Antonio Jiménez Rendón, también trató de borrar evidencias en el lugar de los hechos cubriendo con basura las huellas de los perros y bañando a los mismos porque tenían rastros de sangre en los hocicos, probablemente por el temor de enfrentar cargos con la justicia.
“Él defiende a los perros como si fueran sus hijos, y aunque todos los vecinos fueron a reclamar que se los llevaran, su esposa escondió a algunos adentro de su casa y se aferró a que no los recogiera la perrera alegando que son inofensivos”, lamentó la mamá del pequeño, quien no quiere que los animales ataquen a otra persona o a otro niño, y teme por su otro hijo pequeño, Abimael.
“¡Que los maten!”
Tampoco las autoridades municipales han hecho lo propio a través del Centro de Control Animal (CCC), pues solamente se llevaron a seis perros y es posible que los suelten, acusaron.
“La verdad es que quiero que maten a esos perros, no que se los lleven nada más porque ya se los había llevado la perrera y el dueño fue y pagó y se los devolvieron, no quiero que eso vuelva a pasar, yo quiero que maten a esos animales y que él se haga responsable”, aseveró la mamá con el rostro envuelto en tristeza, coraje e impotencia.
No obstante, reiteró, ya iniciaron procedimientos legales en contra del dueño, como lo harán también contra el hospital, en ambos casos por negligencia.
“A nosotros nos dijeron que si procede la demanda contra el dueño de los perros para que él se haga cargo de todos los gastos médicos y funerarios y no es por lo económico, sino para que se responsabilice y que esto no vuelva a pasar”, resaltó Janeth.
Asimismo, los padres mencionaron que desde el lunes iniciaron los trámites en el Ministerio Público para fincar responsabilidades y ver qué es lo que se puede hacer, pero sostienen que también el Centro de Control Animal debe hacer lo propio porque tan no estaban vacunados los canes que a raíz de las mordidas su hijo también presentó infecciones graves, aunado a todas las demás complicaciones.
En torno a ese aspecto, cabe mencionar que en el transcurso de la semana el director del CCA, Abel Sánchez Hernández, declaró a medios que seis de los perros agresores -la Güereja, el Gringo, la Pinta, el Lupito, el Coyote y la Blanca-, pudieron ser confiscados y que serían sacrificados.
No obstante, reconoció que hubo otros que estaban siendo resguardados por los dueños e inclusive escondidos en otros domicilios y que se sabe porque ya había habido denuncias previas de la problemática canina en ese sector.
Sin embargo, hasta este jueves 06 de noviembre el dueño no había sido localizado por las autoridades pues este deberá enfrentar, dijo, multas administrativas por no cumplir por los requisitos de la Ley de Control Animal del municipio con sus mascotas, eso independientemente de si el Ministerio Publico determina culpabilidad y sanción jurídica en su contra.
Ante este caso, una vez más queda al descubierto que las autoridades de la Perrera Municipal quedan rebasadas en equipo y personal ante la sobrepoblación canina que existe en la ciudad, así como por la pobre cultura que tiene el ciudadano hacia el cuidado de las mascotas, como lo confirmó el doctor Sánchez Cervantes.
Mientras tanto, en medio del dolor, con lágrimas en los ojos y aferrado a las fotografías del pequeño Santiago, el padre recalcó que se va a luchar por que se haga justicia aunque encima de eso tienen a Dios así como a la luz y esperanza que les trae el feliz recuerdo de su niño.
“Él era un niño que era tan feliz y aunque tenemos mucho dolor en nuestro corazón, no nos achicopalamos porque él irradiaba felicidad para todo, y era muy feliz con su hermanito, se la llevaban jugando juntos, tranquilos, era un niño que siempre reía y jugaba”. @