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Sonoyta, el vecino peligroso 

En dos ataques armados distintos, al menos cuatro residentes de San Luis Río Colorado fueron asesinados entre la noche del domingo y madrugada del lunes pasado en Sonoyta, entre ellos el ex oficial de Policía, Justo Pérez García. Precisamente de la vecina ciudad fue donde vinieron sicarios para asesinar aquí a los también comandantes Luis F. Rodríguez Soqui y Jesse Zamora. 

Humberto Melgoza Vega

justo-2Sonoyta, nuestro vecino hacia el sur, separado a 200 kilómetros de San Luis Río Colorado, lleva largos años convertido en un pueblo sin ley, en una especie de “narcomunicipio” en donde la figura gubernamental está diluida y quienes mandan de facto son los integrantes de la delincuencia organizada.

General Plutarco Elías Calles, su nombre oficial, pueblo de poco más de 15 mil habitantes se ha convertido en un Culiacancito cualquiera, sucursal del cártel de Sinaloa desde donde operan el tráfico de todo tipo de drogas hacia los Estados Unidos a través de la frontera con Lukeville, Arizona, y por la zona serrana por donde obligan a los aspirantes a indocumentados a cruzar mochilas repletas con mariguana sobre sus espaldas.

Gobernada actualmente por el priista, Julio César Ramírez Vázquez, antes por el panista Agustín Quiroz, tanto en la pasada administración como en la presente los narcos son quienes mandan, ante la indiferencia de los gobiernos estatal y federal, quienes por omisión o complicidad han dejado crecer el problema.

Quienes por cuestiones de trabajo hemos tenido que cruzar por ese municipio, camino a Hermosillo, de ida o de regreso y que por algún motivo hacemos parada técnica, ya sea para cargar gasolina, ya sea para comer unos tacos, podemos apreciar la presencia de sujetos armados, a cualquier hora del día.

Quienes viven ahí han aprendido a convivir en medio de ese ambiente de franca peligrosidad, en donde las balaceras y asesinatos se han vuelto cotidianos, ajustes de cuentas, disputas por la plaza o matar solo porque se les pega la gana y no hay quién los detenga.

Si los señores llegan a los expendios a comprar cerveza o licor, así sea en altas horas de la madrugada, no hay poder humano que se los impida; a los encargados no les queda más remedio que venderles, so pena de que les metan un balazo, prefieren arriesgarse a ser multados por Alcoholes a enfrentar la ira de los sicarios.

Con los agentes policiacos metidos en su nómina, es fácil que les den el “pitazo” cuando se enteran que se viene algún operativo por parte de la Policía Federal o del Ejército, se esconden durante un par de días y luego vuelven como si nada.

Ubicada como una de las 50 ciudades más violentas del mundo, la nota esta semana la dio Ciudad Obregón, al ser ubicada entre las más peligrosas de México, solo por debajo de Acapulco, Culiacán y Ciudad Juárez, de acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal. Curiosamente Sonoyta no pinta en el plano internacional…aún.

Zona de guerra

justoEn medio de este escenario se registró la múltiple ejecución la noche del domingo pasado, en donde perdió la vida el ex policía municipal sanluisino Justo Pérez García, quien había causado baja de la corporación en julio del año pasado al no aprobar el examen del Centro de Evaluación de Control y Confianza, mejor conocido como C-3.

Junto con Justo Pérez, quien antes de salir de la Dirección de Seguridad Pública Municipal había obtenido el grado de comandante, murieron José Carlos Rey Valenzuela y Miguel Aldire Moroyoqui, todos residentes de San Luis Río Colorado –precisamente el grado de comandante lo recibió cuando Luis Carlos Villalobos Chávez era director de la Policía Municipal en San Luis en el segundo tramo del gobierno de José Inés Palafox. Justo Pérez fue el más fiel y cercano colaborador de Villalobos, quien apenas el sábado pasado arribó para hacerse cargo de la plaza de Sonoyta como Jefe de Grupo de la Policía Estatal Investigadora (PEI). 

Cipriano Avitia Pérez, quien también viajaba en la camioneta Hummer de color rojo recibió algunos disparos pero milagrosamente alcanzó a salir con vida y ser trasladado por los servicios de emergencia al hospital de la localidad.

Los tripulantes de la Hummer alcanzaron a repeler el ataque cuando fueron emboscados. La autoridad reportó que Rey Valenzuela portaba un chaleco táctico con seis cargadores abastecidos para arma AK-47 de las conocidas como “cuerno de chivo”. Además en el lugar de los hechos se levantó una pistola calibre 9 milímetros y otros seis cargadores con capacidad para 30 tiros calibre 7.62×39 milímetros.

De acuerdo a la versión de testigos presenciales, eran poco antes de las 10:00 de la noche del pasado domingo cuando la camioneta Hummer salía en reversa luego de hacer unas compras en la tienda Círculo K que se encuentra a la entrada del poblado.

De repente fueron rodeados por tres vehículos llenos de gente armada quienes accionaron sus fusiles de asalto de manera indiscriminada, dándoles apenas tiempo de reaccionar. Luego de la emboscada emprendieron la huida en diferentes direcciones.

Los gatilleros iban directo a atacar a los sanluisinos que viajaban en la Hummer H2 de modelo reciente y sin placas de circulación y lo hicieron con tal precisión que no hirieron a nadie más, a pesar de que a esa hora había varios clientes cargando gasolina.

Unas cuantas horas después del ataque armado en contra los residentes sanluisinos en pleno centro de la ciudad, fue encontrado otro asesinado a las orillas de Sonoyta, identificado como Julio Ríos, quien también resultó ser residente de esta frontera, con domicilio en la avenida Tamaulipas y calle 40.

Al ser encontrado a un costado de una Suburban blanca sin placas de circulación, la cual presentaba varios orificios de bala, el hoy occiso vestía botas tácticas de color negro, pantalón de mezclilla color azul, chamarra de color negro, chaleco táctico con seis cargadores abastecidos para arma calibre 7.62×39 milímetros.

En el lugar se aseguraron ocho armas de fuego, entre ellas cuatro fusiles AK-47 calibre 7.62×39 milímetros; tres AR-15 calibre .223 y una escopeta calibre 12, así como diez cargadores abastecidos para armas calibre 7.62×39 mm, .223 y escopeta calibre 12. @

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