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Inflación y devaluación pegan en la canasta básica

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En una piedra en el zapato se ha convertido el factor económico para miles de mexicanos cuyo salario cada vez alcanza menos ante la inminente inflación y la volatilidad del dólar, sobre todo en la región fronteriza en donde también se tiene que hacer frente al incremento del IVA, mientras tanto, la Secretaría de Hacienda alega que la situación en el país se encuentra “estable”

Bibiana García Garza

A pesar de que a principios de la actual administración federal se aseguró que no aumentarían los impuestos a los alimentos o las medicinas, una vez más el entorno económico internacional obliga a los mexicanos a apretarse el cinturón en uno de los aspectos más sensibles: la canasta básica.

En pleno periodo de regreso a clases tras otro verano negro de bajos ingresos y ´recibos locos´ de la luz, los incrementos exponenciales en el costo de la gasolina y en los artículos de primera necesidad, así como también en el dólar, que recién superó finalmente la barrera de los 17 pesos, se suman a la larga lista en el sobre-girado gasto familiar.

Actualmente, ir al mandado representa un descalabro más para cientos de familias cuyos ingresos –por lo general de salario mínimo- no corresponden a la realidad que se vive en el país en donde el peso mexicano se ha depreciado, en parte por la baja en los ingresos petroleros.

Frente a los desorbitados ojos de los consumidores leche, pan, huevo, carne, cereales, aceite, artículos de limpieza y de higiene personal son re-etiquetados casi cada semana con aumentos desde los dos a los siete pesos, o más.

Ello a pesar de que la inflación registró un nivel mínimo histórico a principios de mes con una tasa de por debajo de 2.64 por ciento, con un incremento del .12 por ciento en los precios al consumidor, aún frente a la depreciación del dólar, lo que a su vez lleva a la Secretaría de Hacienda a emitir declaraciones de cifras alegres y panoramas positivos en el ámbito económico.

Sin embargo, el bolsillo de la familia mexicana promedio no entiende de cifras, ni de inflación, ni de los paquetes económicos que proyecta el Gobierno Federal, sino simple y llanamente de lo que va y gasta en el mercado, cuando en la caja registradora le cobran 200, 600 u 800 pesos por unas cuantas bolsitas de plástico con algunos víveres para sobrevivir la semana, o los dos días siguientes.

Encima, por supuesto, el mexicano, y particularmente el sonorense y el sanluisino, debe pagar los servicios: luz, agua, teléfono, artículos escolares para los hijos, gasolina/transporte, todo al doble si tiene algún negocio que sostener.

De mal en peor

“Claro que todo está más caro”, comentaba resignada la señora Amada Heredia de 73 años mientras salía del mercado con unas cuantas bolsas colgando del brazo.

“La situación ahorita está muy difícil, más para cuando una persona nada más depende de un sueldo del esposo”, expresó.

Doña Amada llevaba poco más de 250 pesos y solamente eran unos cuantos enseres para el día, y algunos para el siguiente.

La leche tiene un costo de alrededor de 39 pesos como mínimo, aunque en un galón se pueden gastar hasta 54 pesos, mientras que la barra del pan se instaló en los 27 pesos, y la cartera de huevo va de los 26 hasta los 57 pesos.

Para la señora Cristina Montaño los precios en el mercado se elevan cada que va y se trata de un aspecto que se resiente considerablemente, afirmó.

“Me parece que sí le suben, yo he sentido aumentos así de tres o cuatro pesos en adelante, y no me parece pero pues qué le hacemos; por ejemplo el papel de baño lo estaba yo comprando en 19 pesos y ahorita ya me sale en 23”, señaló.

En menos de cinco bolsas pequeñas, la señora Montaño había gastado más de 380 pesos, “… todo sale más caro cada vez, el pollo, la carne, todo, tiene uno que andar buscando a ver en donde dan el mejor precio, esto nada más ya son 380 pesos y fíjate nomás las bolsitas, es para la comida de hoy, pan, leche, medio kilo de queso, manzanas, duraznos y dos sodas, ya con eso casi 400 pesos”.

A las afueras de uno de los mercados más populares de la ciudad la señora Norma Flores llevaba el equivalente a 800 pesos en el carrito, principalmente en artículos de limpieza.

El aumento constante en los precios lo atribuyó al aumento del dólar, “… sí se me hace lógico porque en todas partes se quieren poner a la par del dólar, aquí ya llevo 800 pesos que es lo de una comida, más puros artículos de limpieza”.

Mientras tanto, el Secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villareal descartó que el incremento en el dólar impacte en los productos de la canasta básica en el país pues recordó que gran parte de éstos son producción y consumo nacional, sosteniendo también la bandera de que la inflación, por ahora, se mantiene a la baja.

También hay esperanzas de que para el próximo mes de septiembre se defina la política de Estados Unidos en cuanto a la tasa de interés en la reserva federal, lo que determinaría si continuará la volatilidad que se vive en los mercados actualmente.

No obstante, las lista de quejas es interminable entre los consumidores, compren donde compren, la realidad es la misma y el comentario prevalece: “está todo cada vez más caro”.

“No traje nada y pagué 600 pesos”, decía al llevar el carrito a su carro la señora Paty Olivas, que acababa de desembolsar 55 pesos en unos cuantos duraznos y más de cien en unas espinacas, casi 20 en 300 mililitros de agua de coco.

“Le están subiendo por el dólar, y pues aquí no tienen la culpa porque le tienen que subir, el dólar está bien caro”, coincidía con otras señoras.

En la cuerda floja

Sin duda, la situación de inestabilidad económica en México y volatilidad del dólar se contrasta con lo dicho esta semana por Luis Videgaray Caso en cuanto a que las condiciones que prevalecen son estables y que solamente hablan de un fenómeno global.

En dicho discurso descartó igualmente que existan afectaciones a nivel nacional y desestimó que ello atraiga un impacto en el bolsillo de los mexicanos pues este país “… fue uno de los menos afectados tras la caída de los mercados internacionales”; aunque eso sí, reconoció que la volatilidad internacional podría traducirse en una afectación familiar.

Además, el funcionario federal reiteró que las devaluaciones siempre han existido y que hoy en día la generación de empleos crece a la orden del día, en lo que se trabaja para el próximo paquete económico.

La caída de la Bolsa Mexicana de Valores en la pasada jornada fue parte del fenómeno global asociado a factores externos, más no a un problema interno de la economía mexicana, insistió.

Aunado a estos datos, esta semana también se dio a conocer que si Estados Unidos no define su tasa de interés, la volatilidad económica puede continuar hasta que el dólar alcance un máximo de 20 pesos en el interior del país.

De acuerdo al economista e investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), Alejandro Díaz Bautista, si hay un incremento en la tasa de interés en Estados Unidos por la reserva federal se espera una fuga de capitales de México a Estados Unidos.

Y es que, advirtió ante agremiados de la Coparmex en la ciudad de Ensenada, Baja California, ya ningún país es inmune al contagio de los tipos de cambio, prueba de ello la situación de China.

“México va a seguir en un periodo de volatilidad y no hay medidas que prevengan eso, si para finales del año continúa una volatilidad tan alta, ya estaríamos hablando del inicio de una crisis”, aseveró.

Esta situación además, agregó, es aún más pesada para la región fronteriza que, como sucede en Baja California, corre el riesgo de caer en la calidad de vida entre la homologación del IVA, los gasolinazos y el alza del dólar, lo que hace que los ciudadanos cada vez tengan menor poder adquisitivo.

Inclusive, Díaz Bautista también hizo referencia a que la canasta básica se ha incrementado hasta en un 8 por ciento en un año, más del doble en comparación con el salario mínimo que se mantiene casi estático con el paso de los años.

Estamos preocupados: Canaco

Respecto a la situación actual, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio de San Luis (Canaco) admitió que el incremento en el dólar pega directamente a los consumidores fronterizos, así como a quienes importan productos desde Estados Unidos.

“Por el lado del comercio y los servicios localmente sí nos pega el aumento al dólar, estamos viendo cómo está subiendo el costo de la canasta básica y los productos de importanción”, señaló Álvaro Gutiérrez Esquivel.

La preocupación es real, añadió, el sentir de la gente es lo que concierne al sector comercial aunado a la volatilidad que viene a consecuencia del efecto económico que proviene desde el mercado en China.

Explicó que la pérdida de valor del peso tiene qué ver con el precio del petróleo, aunque se espera que se trate de medidas temporales y que dentro de poco se pueda observar una franca vía de recuperación.

“Es algo desgraciadamente muy preocupante, pero ojalá que nada más sea temporal en lo que se recupera el precio del petróleo y mientras que de algún modo podamos soportar la devaluación que nos afecta aquí en la frontera”, abundó.

Pese a los aspectos negativos, no obstante, también existen puntos que se pueden utilizar a favor como el rubro del turismo, dijo, que se puede explotar para atraer a un mayor número de visitantes a San Luis o el Golfo.

“Es beneficioso esto por el lado de atraer más visitantes, es posible que podamos tener más afluencia así como por parte de la gente que gana en dólares y vive aquí, les rinde más su dinero y el turismo tiene una manera de consumir, pasearse en esta frontera y contribuir al comercio local”, concluyó.

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