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Reflexiones – Fe y Vida en Cuba

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Germán Orozco Mora

“El Milagro está en la grandeza mostrada por el Papa al recibirme.

En él pude observar, aprecio, un aspecto “bondadoso y noble,

un hombre muy respetuoso, amable, sosegado. Y fue tan amable

que me dejó hablar”. Fidel Castro,1996, visita a Juan Pablo II

Bartolomé de las Casas, fraile dominico, fue el primero en evangelizar Cuba. Iniciaba el siglo XVI. Abandonó los planes de conquistador para convertirse en defensor de los indios. Y fue hasta 1527 que se instaló en la Isla el primer obispo, el dominico fray Miguel Ramírez. De las Casas partiría a Guatemala y el Sureste de México.

¿Por qué Cuba? Don Fidel Castro, ex presidente de Cuba, cuando algunos periodistas en noviembre de 1996, al visitar a Juan Pablo II en el Vaticano, creyeron ocurrió “un milagro”. A lo que el líder cubano insistió en que sí había un milagro, éste era el que Juan Pablo II hubiese recibido al revolucionario caribeño.

En sus discursos ante el Papa Wojtyla, el presidente Castro no dejó de mencionar el motivo de sus inquietudes que comparten muchos países. El castigo bloqueo que el Imperialismo Norteamericano puso a Cuba desde 1962. Bloqueo que trata de solucionarse a través del Papa Francisco, el Nobel de La Paz y Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con el restablecimiento de la Diplomacia USA-Cuba a partir de 2014.

¿Por qué Cuba siendo un país comunista marxista sigue adelante pese a los bloqueos económicos? La respuesta es sencilla: porque no ha sido abandonada por naciones hermanas como México, Venezuela, Rusia, China. ¿De qué se trata entonces?

Eusebio Leal Spengler, historiador de La Habana y promotor restaurador de La Vieja Habana, explica como a pesar de que los países aliados a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (ex URSS) se desentendieron vía los partidos Comunistas y Bolcheviques, rompieron relaciones con las iglesias y religiones. Cuba no lo hizo en absoluto. Siguió manteniendo encuentros entre religiones e iglesias y en especial con la Iglesia Católica Universal y particularmente con los sumos pontífices o papas.

Cuba siguió, como Polonia a pesar de los nazis y soviéticos, peregrinando y venerando a la Virgen de Czestokowa o Virgen Negra, como los cubanos peregrinaron y mantuvieron su fe a través de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre de Santiago de Cuba.

Una amiga ucraniana (que Dios tenga en su gloria eterna) platicaba que en su visita pastoral a Ucrania en el 2001, Juan Pablo II fue abandonado “maquiavélica y groseramente” por el patriarca de Moscú, no así por el de Kiev y Turquía, quienes lo recibieron amablemente.

Si para Cuba fue un desastre la desintegración de la URSS, Cuba no fue abandonada a su suerte por muchas naciones. Incluso la Iglesia Católica y la Santa Sede mantuvieron comunicación con Cuba y sus gobiernos. No la abandonaron a su suerte.

No se equivoca don Fidel Castro al advertir que muchos exagerados hablaban de la visita destructiva del papa polaco a Cuba, toda vez que era considerado como el “ángel exterminador” del comunismo. Y como bien dice el ex presidente Castro, Juan Pablo nunca comulgó con el comunismo que pisoteó trágicamente su patria Polonia, pero además siempre despreció el nazismo y sus locuras antisemitas e inhumanas. De manera que al desmoronarse la URSS, Cuba no se hundió con el ateísmo soviético.

Cuba y los cubanos, aunque no son mayoría creyente, menos católica, mantienen cordura y benevolencia hacia la fe católica, porque como ha dicho Fidel Castro retando a los mismos revolucionarios comunistas cubanos, a su pueblo le ha dicho que así como las religiosas de la caridad fundadas y traídas a Cuba por la Madre Teresa de Calcuta, son un ejemplo de humanismo, fe y caridad. Así el revolucionario tiene su fe en la justicia, la igualdad, la caridad, el amor a los necesitados debe ser el motivo de su lucha. Si no lo hace por una creencia, al menos por convicción.

Cuba no sólo es un ejemplo de respeto a los valores religiosos o no religiosos, sino que ocupa primeros lugares en cuestiones de salud. Y el prestigio de sus médicos, deportistas, profesores, etc. son reconocidos mundialmente.

El historiador y erudito cubano, Eusebio Leal Spengler, considera algo providencial el hecho de que en Cuba se insiste en vivir más allá de la fe particular, el distinguirse por la práctica de la caridad, en especial con el que tiene hambre, sed, desnudez, sin techo, presos, migrantes. A esta virtud de los cubanos dentro y fuera de su patria, les acompaña una fe mariana arraigada en la aparición en el mar, de una imagen venerada hace más de 400 años reconocida desde 1916 por el papa Benedicto XV, en Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

Más habría que admirar de Cuba, pues el primer Obispo mexicano canonizado por Benedicto XVI fue consagrado –debido a la persecución- obispo de Veracruz, estando en el exilio en La Habana, Cuba, allá por los años 1930´s, San Rafael Guízar y Valencia.

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