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El Eslabón Perdido / Linchamiento social

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Humberto Melgoza Vega

Actitudes primitivas como la sucedida en Puebla la noche del lunes pasado, donde una turba enardecida linchó a un par de jóvenes  que andaban levantando encuestas y que confundieron con secuestradores “porque andaban haciendo muchas preguntas”, son cada vez más frecuentes en una sociedad donde se conjugan la impunidad y la ignorancia.

Los hermanos José Abraham y Rey David Copado Molina, de 25 y 35 años andaban levantando encuestas para la empresa Marketing Research & Servicios SA de CV en la comunidad de Ajalpan cuando fueron confundidos por una niña con secuestradores.

Los hermanos fueron llevados a la comisaría en donde luego que presentaron sus identificaciones se aclaró que todo había sido una confusión pero ya era demasiado tarde: hasta ahí llegó una turba enloquecida que se los arrebató a la policía, los mataron a golpes y palos y posteriormente les prendieron fuego en la plaza pública.

Este tipo de actos de barbarie se han vuelto recurrentes sobre todo en el centro de nuestro país, alentados por la falta de confianza en la autoridad y por una violencia social donde el respeto por las personas y la vida humana se ha ido perdiendo paulatinamente.

La falta de valores, junto con el manejo irresponsable de los medios de comunicación, han propiciado por ejemplo que ahora cuando se están peleando unas niñas de secundaria en lugar de separarlas o pedirles que se calmen las graban con el teléfono celular y enseguida lo suben al Youtube o al Facebook.

Apenas hace unos días en Agua Prieta, Sonora, ante la creciente ola de robos aparecieron unas mantas con la siguiente leyenda: “Vecinos organizados: ratero, si te agarramos no vas a ir a la comisaría ‘te vamos a linchar’, nosotros no llamamos a la policía”.

Y no hay que ir muy lejos para ver que algo estamos haciendo mal como sociedad: el viernes de la semana pasada aquí en San Luis estuvieron a punto de linchar a unos enviados del Centro de Control Animal, quienes fueron llamados para que se llevaran a un perro callejero que se había metido a las instalaciones del Cecyte, mientras se desarrollaba un torneo de futbol, con el antecedente de que días antes uno de los alumnos había sido mordido por uno de estos canes sin dueño que pululan en la periferia.

Ante la impericia de los empleados del Antirrábico, puros “tecolines” que fueron contratados en la pasada administración por el doctor Abel Sánchez para pagarles poquito –con todo respeto para los “tecolines”–, los estudiantes se indignaron por el maltrato del que estaba siendo víctima el perrito y, azuzados por una turba la emprendieron a golpes y puntapiés contra los empleados de Control Animal, quienes respondieron de la misma manera a la agresión

La turba de estudiantes, que sacaron a flote su lado callejero, o en su defecto, su amor exacerbado por las mascotas, tardaron varios minutos en ser controlados por la directora Magaly Reyes y el director del plantel Luis B. Sánchez, Santiago Meza, mientras que el resto de los presentes parecían estar disfrutando del espectáculo.

Con motivo de este comportamiento agresivo, por haber incurrido en faltas de indisciplina graves, dos de los estudiantes fueron suspendidos, no solo por los hechos que como en el futbol ameritaban “roja directa”, sino porque ya tenían mal récord de violencia, drogas, habían sido canalizados a instituciones especializadas y estaban bajo advertencia que a la próxima que hicieran se irían.

El linchamiento de los de la perrera se pudo evitar gracias a que los directores arriesgaron el físico para contener a la horda estudiantil, pero lo que no pudieron evitar fue el linchamiento social, alentado desde una página de internet cuyo encargado vive del chisme y del escándalo y que lo menos le interesa es informar con seriedad y profesionalismo, hagan de cuenta la Laura Bozzo pero en chiquito.

Amparados en el anonimato, y otros sin ningún pudor dando su nombre, como la asistente de la ex diputada, se desbordaron con entusiasmo en calificativos despectivos hacia la directora, a quien nomas faltó que acusaran de ser enemiga del mejor amigo del hombre.

Lejos de una auténtica defensa de los animalitos, con los cuales algunos de ellos evidentemente se identifican, o de defender los derechos de los estudiantes que sacaron a flote el barrio que todos llevamos dentro, el linchamiento en las redes sociales, “fuego amigo” incluido, se aprovechó la coyuntura para ensañarse con la directora, unos por envidia, otros por frustración, tratando de que rodara su cabeza por una situación que se salió de su control.

Ya ha pasado una semana de los hechos y todavía hay algunos dizque defensores de derechos humanos trasnochados que se la pasan “ladrando” en las redes sociales, echando espuma por la boca, y haciendo telefonazos a Hermosillo, para ver si más que moverle el tapete consiguen tumbar a la directora del plantel.

Ahora sí que, panistas y priistas unidos por una misma causa.

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