Víctima de la violencia, en carne propia
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Humberto Melgoza Vega
MEXICALI.- Víctima de la ola de robos domiciliarios con violencia que se han registrado en la capital bajacaliforniana, Jesús vivió para contarla. Aún con los estragos de la amarga experiencia reflejados en el rostro, dice que literalmente volvió a nacer.
Los atracadores, dos mujeres y un hombre, ya habían tomado la decisión de matarlo, pero fue gracias a que uno de sus vecinos les miró el rostro que no les quedó otro remedio que perdonarle la vida.
La pesadilla inició como a las 8:30 de la mañana, en la víspera de la Navidad, cuando apenas preparaba el desayuno para irse a trabajar, en la zona de la ciudad conocida como Villas del Rey. De pronto escuchó unos toquidos en la ventana que da a la calle, se asomó y miró que era una mujer joven, embarazada, quien le pidió un vaso con agua.
Luego, como se percató del atractivo olor de los huevos que freía en la estufa, le dijo que la invitara a desayunar, que llevaba tiempo sin comer y que había pasado la noche en el parque que está a menos de 100 metros del domicilio.
Creyendo que estaba haciendo la buena obra del día, imbuido por el espíritu navideño, le sirvió en un plato desechable la comida y la acompañó con una taza de café. Apenas había probado el primer bocado cuando le pidió permiso para pasar a su baño ya que le habían dado ganas de vomitar.
Escuchó que estaban tocando, ahora a la puerta, y al abrir miró a otra muchacha, a la que conocía como Ana ya que hacía un mes había ido a pedirle trabajo doméstico. Le llegó con el mismo cuento de que buscaba empleo pero detrás de ella irrumpió un sujeto que de inmediato lo amagó con un cuchillo, colocándoselo en el cuello.
“Cállese pinchi viejo, o se lo carga la verga”, le dijo amenazante el tipo y lo llevaron a rastras hacia la recámara. Ahí le quitaron la cartera, traía 800 pesos en efectivo y se les hizo muy poquito; le sacaron las tarjetas de crédito y cuando intentó decirles que no hacía falta que emplearan violencia fue callado de un tubazo en la cabeza por Ana, y enseguida le dio un puñetazo que le cerró el ojo.
En medio de gritos y más golpes le exigieron el NIP de las tarjetas, le dieron un tubazo en la espinilla y cuando se dobló del dolor lo amarraron con los pies y manos atados hacia la espalda. Le taparon la vista y la boca con cinta adhesiva de uso industrial (tape gris) y lo enrollaron en una cobija. Le advirtieron que si los números de acceso al cajero eran falsos se iba a arrepentir.
Como poseídos comenzaron a buscar por toda la casa, destruyendo todo a su paso, abriendo todos los cajones, haciendo un tiradero, en busca de más dinero. Pasaron más de tres horas hasta que se conformaron con llevarse objetos de valor y varios artículos electrodomésticos, tv de plasma y los teléfonos celulares, los cuales subieron al vehículo de la víctima.
Ya se iban cuando uno de los vecinos, creyendo que era familiar de Jesús le preguntó al ladrón “¿cómo está tu papá?”. Entró a la casa y les dijo a sus cómplices que ya le habían mirado el rostro, “pues mátalo igual que al viejillo que tienes amarrado”, le dijo una de las mujeres.
El hampón fue hacia la recámara donde tenían maniatada a la víctima, le puso una almohada sobre la cabeza y le gritó que ahora sí se había llegado su hora, pasándole el cuchillo por todo el cuerpo, a la vez que amenazaba con violarlo.
“Esto ya valió madre, no lo podemos matar porque va a escuchar el vecino y ni modo que lo matemos también a él, está jugando con sus nietos”, por lo que decidieron retirarse, en el vehículo de la víctima.
Como pudo, Jesús logró soltarse –lo habían amarrado con unas corbatas que sacaron del clóset—y dio aviso a la policía de un teléfono que le prestó su vecino. A los pocos minutos todas las unidades ya estaban enteradas y antes de que pasara media hora los detectaron circulando sobre bulevar Anáhuac, procediendo a su arresto con el cuerpo del delito aún en su poder. Al existir flagrancia delictiva, identificados plenamente por la víctima, los delincuentes fueron encerrados y así permanecen hasta la fecha, a la espera de ser procesados y juzgados.
“Ahorita estoy viviendo mi segunda vida”, exclama el entrevistado, quien espera que a estos hampones, quienes no era la primera vez que cometían un robo con violencia similar, se les aplique todo el peso de la ley.
“Dale piso, que no nos pase lo de la otra vez”, era la exigencia de una de las mujeres agresoras…
*No son los únicos
La Procuraduría de Justicia del Estado trae una investigación con datos sólidos que les permitirá en breve poder capturar a una banda de ladrones, quienes se meten a las casas a robar a plena luz del día, empleando métodos por demás violentos.
Alejandro Monreal Noriega, director de la Policía Municipal, manifestó que la corporación a su mando está colaborando en la investigación abierta por la Ministerial.
“Hay datos muy contundentes de la identidad de los sujetos, la estamos cruzando con nuestra Unidad de Análisis e Inteligencia y se están implementando las estrategias necesarias para poderlos detener.
“La Procuraduría trae más avances en la investigación, que se está desarrollando sobre todo en la zona poniente, por la Ampliación Centinela, que es donde se está presentando ese fenómeno que no lo habíamos registrado con tanta frecuencia”, mencionó.
Lo que ha llamado la atención de las autoridades es el modus operandi de los ladrones, a plena luz del día, utilizando la violencia.
“Este es un fenómeno que no se había presentado aquí en Mexicali de que los ladrones se metan a casa cuando ahí se encuentran los moradores, lo más usual es que lo hagan cuando no hay nadie en casa; el hecho que te amarren, que te despojen de tus pertenencias y que en tu propio vehículo se las lleven es algo que nos mantiene preocupados. Este fenómeno debemos analizarlo criminológicamente y detenerlo antes de que crezca, la criminalidad ha ido mutando inclusive en contra de nosotros, ya no se detienen ante nada, hay que estar bien alertas para protegernos nosotros y poder proteger a la ciudadanía”, enfatizó. @
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