Asalto a las Tierras, tradición viva
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Humberto Melgoza Vega
VALLE DE MEXICALI.- Han pasado 79 años desde aquella gesta heroica en la que un grupo de agricultores del valle de Mexicali se rebelaron contra los latifundistas norteamericanos que mantenían acaparadas las tierras de cultivo y hasta la fecha pocas cosas han cambiado.
Desde que el general Lázaro Cárdenas decidió expropiar las cerca de 120 mil hectáreas y repartirlas entre unos 5 mil campesinos, quitárselas a la Colorado River Land Company que utilizaba a los campesinos como esclavos, el valle de Mexicali se convirtió en un gran emporio algodonero que hoy en día atraviesa por serias dificultades ante la enorme cartera vencida y el alto costo de los insumos para la siembra.
En esta ocasión, la conmemoración por el 79 Aniversario del Asalto a las Tierras en el ejido Islas Agrarias “B”, considerada la Cuna del Agrarismo, se realizó sin la presencia del gobernador del estado, Francisco Vega de la Madrid, quien andaba en Sonora en una reunión con el secretario de Educación, Aurelio Nuño, y tampoco estuvo el presidente municipal de Mexicali, quien supuestamente andaba en la Ciudad de México “gestionando recursos”.
A nombre de la gente del campo, el productor Asención Miramontes se refirió a la crítica situación por la que atraviesan los agricultores “quienes desearían no haber sembrado” si hubieran sabido que en lugar de ganancias iban a tener números rojos.
El “grito y clamor desesperado” de Asención lo acompañó con el emplazamiento hacia el gobierno para que en máximo 15 días les den respuesta a todas sus necesidades antes de que la desesperación por la falta de oportunidades los conduzca a la violencia.
Las parcelas que antes estaban en poder de los gringos, ahora las tienen rentadas por la falta de capital para la siembra, peleando porque no se abandonen los cultivos tradicionales.
El tradicional festejo del Asalto a las Tierras se desarrolló de una manera desangelada, con los bailables de algunos niños de kínder y de primaria, la entonación del himno “El Agrarista”, que ninguno de los funcionarios presentes se sabía –tuvieron que leerlo de una hojita que les dieron ex profeso–, la nota la dieron maestros del SNTE quienes protestaron en el ejido Michoacán de Ocampo por la falta de pago.
Para el historiador Roberto Elenes los festejos en esta fecha tan significativa para la capital de Baja California ya no son los mismos de antaño, en primer lugar porque los panistas, quienes provienen de un partido eminentemente urbano, nunca le han entendido bien al tema del campo.
Además, la escisión de 1989 cuando sale del PRI Cuauhtémoc Cárdenas, el partido heredero de la Revolución se quedó sin su ala socialista, que tenía un gran arraigo en los sectores populares, obreros y campesinos, para dar paso a una nueva generación de tecnócratas creyentes del neoliberalismo.
Autor del libro “Baja California: más larga que ancha”, Elenes apuntó que desde el salinato se les quitó poder a los sectores del PRI, que eran los que daban el visto bueno al candidato presidencial, tanto la CTM como la misma CNC, ahora son unas apéndices que carecen de mayor influencia y que solo asienten los designios del gran dedo presidencial.
En la actualidad, los festejos por el Asalto a las Tierras se mantienen como una fecha anecdótica, que se celebra nomás porque aparece en el calendario, sin darles la trascendencia histórica que les corresponde en la historia de Mexicali y de Baja California.
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