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[El Infiltrado] Al cabo que no pasa nada

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Por Tito Capotito

El sobregiro detectado por integrantes del cabildo en la dirección de obras y servicios públicos del Ayuntamiento es entendible y fácil de encontrar el origen que no es producto de la buena forma de administrar los recursos de los contribuyentes.

Es una repetición de lo que ya se dio en el mismo gobierno la primera vez que fue alcalde el ingeniero Enrique Reina Lizárraga.

Una copia de la serie de irregularidades que en la obra pública se detectó tras analizarse la cuenta pública del primer trienio del ex diputado local y ex legislador federal que está volando a la candidatura a senador, revisada por el gobierno que lo sucedió presidido por José Inés Palafox.

Se encontró entre otras cosas que obras inconclusas se recibieron como terminadas, que las características técnicas de lo convenido no se cumplieron en algunos contratos con empresas constructoras que hasta tuvieron que devolver montos cobrados indebidamente.

Lo que fue de escándalo pudo taparse por la cúpula del Partido Acción Nacional a pesar de los hechos que en su momento dieron a conocer la fracción de regidores del Partido Revolucionario Institucional en aquél gobierno del “Pala”, sobre todo el que era coordinador de la fracción tricolor, el profesor David Topete Hernández, considerado por su desempeño en esa etapa como uno de los mejores regidores en la historia, el mejor seguramente.

El devolver dinero cobrado indebidamente, que no pasara nada, desinterés de la opinión pública, cobijó la situación de ese tiempo.

No pasó nada prácticamente, y ningún efecto tuvo en la persona del presidente Reina, la mayoría de los pocos que votaron el año pasado emitieron su sufragio a favor de él.

La corrupción somos todos, dirían los que lo llevaron a la silla principal de palacio por segunda ocasión.

Pero las consecuencias se están haciendo presentes.

Cómo no va a haber sobregiro si desde que inició el gobierno de Reina se dio un contrato amañado en que la administración tiene rentadas en forma permanente diez pipas de riego y una enorme máquina al empresario “pri-panista” Aurelio Esquer, lo que significa una erogación de varios cientos de miles de pesos al mes.

No es casualidad que el mencionado constructor y zar del transporte sea beneficiado por Reina con los contratos de suministro de materiales pétreos en la obra pública de la administración panista, como se está dando en los primeros meses del gobierno azul.

Huele mal este “acuerdo” de prestación de servicio y apunta hacia una reciprocidad por “apoyos” de campaña.

Abonos a la factura.

El alterado proyecto del nuevo estadio de béisbol que no sacará a San Luis del atraso en infraestructura deportiva y más para la práctica del deporte rey, debe ser otra inversión amañada.

El que se argumente fallas en el análisis de la mecánica del suelo no es argumento válido para que la empresa constructora incumpla lo convenido y cambie la naturaleza de la inversión, de concreto a láminas.

En lugar de aplicarse el castigo o sanción económica y cancelación del contrato de ejecución del referido estadio, parece se le facilita a los que ganaron la licitación a que alteren el proyecto original y que ganen más lana a costa de menos calidad.

Otra nada clara decisión del gobierno de Reina es la asignación de la obra de la avenida Internacional al mismo empresario de apellido Martínez que mal hizo el proyecto del malecón del Golfo de Santa Clara, una obra de mala calidad cuya terminación está en duda.

El mencionado contratista obtuvo el contrato quedando en segundo lugar en el concurso que se hizo, sin importar que no haya cumplido en la anterior por la que obtuvo buenas ganancias millonarias.

La asignación de contratos de la obra pública es un renglón oscuro y por ende es entendible la equivocada decisión del alcalde de mantener en la titularidad de la dependencia referida a su hermano Joel.

Al cabo no pasa nada.

En ocasión al pasado Día del Maestro la Secretaría de la Defensa Nacional lleva a cabo un evento anual de reconocimiento a quienes han destacado al servicio de la educación y esta vez se hizo tal distinción para la maestra María Elena Valenzuela Portillo, quien concluyó su brillante carrera siendo directora de la memorable Secundaria número 22 Miguel Hidalgo y Costilla.

Felicidades a la profesora Valenzuela quien pasó a la historia junto con los que hicieron posible el sueño de ir al célebre desfile de Pasadena, California, en el 2005, que mereció el reconocimiento a los “Angeles de Sonora” del gobernador de entonces Eduardo Bours Castelo.

Felicidades a la ameritada educadora.

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