El Eslabón Perdido – Sonora, antes y después del 5 de junio
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Humberto Melgoza Vega
Después de las elecciones del pasado domingo 5 de junio, en la que el PAN se alzó con la victoria en 7 de las 12 gubernaturas que estaban en disputa, el panorama político a nivel nacional cambió diametralmente. Y Sonora no es la excepción.
Pocas veces habíamos visto a un Manlio Fabio Beltrones tan desencajado, ni cuando mataron a Colosio; en el debate televisivo después de la elección se le miraba desconcentrado y a pesar de ser uno de los políticos más brillantes de este país fue vapuleado por el joven presidente nacional del PAN, Ricardo Anaya.
Si vamos a sacar cuentas entre ganadores y perdedores, los principales beneficiados del proceso electoral sin duda alguna son los panistas, quienes tendrán bajo su poder 11 gubernaturas, lo que nunca en su vida, situación que los pone en una situación inmejorable de cara a las elecciones presidenciales de 2018.
Sabedores que las elecciones a la presidencia se operan desde los estados, y de ahí se baja la línea hacia los municipios, al gobernar a la tercera parte de los mexicanos es entendible que los panistas anden pero si bien contentos, con una desbordada alegría que raya en la soberbia.
En teoría, el gran perdedor de la contienda es el PRI de Peña Nieto, un presidente de la República que no ha sabido canalizar el “mal humor social”, con millones de mexicanos que padecen en carne propia el pésimo manejo de la economía, un lloradero por todos lados, agobiados por la crisis; por los escándalos de corrupción y porque la violencia y la inseguridad siguen desatados en todo el territorio nacional.
Luego de décadas de sufrir fraudes electorales, los tiempos del partido único en donde el PRI si no ganaba, arrebataba, finalmente la gente está haciendo valer su voto y los organismos electorales lo están respetando, instrumento con el que reconocen a quien hace bien las cosas, y castigan a los malos gobiernos.
El mal humor social al que se refirió Peña Nieto, alentado por los escándalos de corrupción, como el de la casa blanca; los crímenes que lastiman a todo el país, como el de los estudiantes de Ayotzinapa y la presencia de gobiernos francamente criminales como el de Javier Duarte en Veracruz, terminaron por favorecer una votación adversa al PRI, que pudiera convertirse en una verdadera debacle si en el 2018 son sacados otra vez de Los Pinos, si no es por el PAN por el virtual candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien aparece como puntero en todas las encuestas.
Pero más que Peña Nieto, el rostro de la derrota lo representa Manlio Fabio Beltrones, el dios pagano de los sonorenses, visto como el iluminado por un importante sector de la prensa, quien además de perder el boleto para participar en la elección presidencial estará convertido en un lastre social, al no poder cumplir su promesa de ganar al menos 9 de las 12 gubernaturas que estaban en juego, quedándose solo con 5.
Además de que su proyecto personal se viene estrepitosamente abajo, también los planes para encumbrar a su hija Sylvana, a quien pretendía convertirla en senadora y de ahí catapultarla a la gubernatura. La joven y guapa diputada federal no cuenta con méritos propios y apenas es conocida por la sociedad sonorense, si acaso por el apellido, aunque ya dijeron los dueños de Ciudad Obregón que el poder no se hereda.
Con la caída en desgracia de Beltrones, paradójicamente quien agarra mayor poder es la gobernadora de Sonora, la tremenda Claudia Pavlovich, ya que su nombre está siendo referencia a nivel nacional, no solo por su persecución judicial contra el exgobernador Padrés, sino porque ha sabido vender muy bien su imagen como paladina de la transparencia, enemiga de la corrupción.
Y así, aunque la imagen de la gobernadora crece enormidades a nivel nacional lo cierto es que la circunstancia la obligará a bajarle unas rayitas, si acaso no en las investigaciones y procesos judiciales que se les sigue a una treintena de ex funcionarios, al menos sí en el caso particular de Guillermo Padrés, quien no ha sido dejado abajo por la cúpula de su partido, a pesar de tratarse de una papa caliente.
A la par que se le cae el proyecto a Beltrones y que en la misma medida se fortalecen los Bours, otro sonorense que automáticamente se considera firme candidato al Senado de la República es el flamante secretario general del PAN Nacional, Damián Zepeda Vidales.
Este nuevo escenario lo coloca prácticamente en la posición número uno en la fórmula al Senado y solo habría que complementar la mancuerna, desde ahorita desechen a López Caballero, cuyo destino irremediablemente está fuera del PAN, si desea seguir figurando en política, y uno de los que podrían complementar la dupla sería David Figueroa, sobre todo si su amiga Margarita Zavala se convierte en la candidata presidencial, y el otro con serias posibilidades sería el alcalde de San Luis Río Colorado, el inquieto Enrique Reina, quien tiene las cartas necesarias para aspirar a esa posición, pero primero deberá entregar buenas cuentas en el 27 Ayuntamiento.
Con la vacante que deja Sylvana Beltrones para la gubernatura, quiénes serán los guapos o guapas que le entren al quite, ¿el Pano Salido, el Maloro Acosta?, porque Ricardo Bours ya dijo que él lo que quiere es la gubernatura…
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