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Diálogo – La sombra del racismo en EU

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David Figueroa

El primer Presidente Afroamericano de Estados Unidos enfrenta sin duda el mayor reto en su mandato: frenar la ola de odio y muerte a raíz de un evidente resurgimiento racista en ese país.

La inédita matanza de cinco policías en Dallas la noche del jueves pasado no es aislada y se teme traiga consecuencias: que el mensaje haya calado a tal grado de inspirar a otros “vengadores raciales”.

El clima de alerta se ha extendido por todo el país. Micah Xavier Johnson, ex soldado de color de tan sólo 25 años de edad, disparó contra una docena de policías harto -dijo antes de morir- de años de abusos policiales contra los de su raza.

Lo sucedido es un grave síntoma de la realidad que viven estadounidenses, africanos y latinos en EU, más sin embargo no es algo nuevo.

El “estallido de Ferguson” en 2014 cuando un suburbio de la capital de Missouri ardió literalmente en llamas durante días de protestas y rebelión por el hartazgo de abusos policiales contra personas de piel negra, es sólo uno de los más recientes.

La larga lista de abusos policiales en ese país en contra no sólo de personas de color, sino en contra de latinos es interminable. Casos de muertes de personas desarmadas o baleadas por la espalda por elementos policiacos ya no son noticia.

Las estadísticas son frías y muestran claramente una actitud de racismo, no generalizada, pero cada vez más común; por ejemplo un afroamericano tiene el doble de probabilidad que cualquier otro ciudadano de que la policía lo pare por algún motivo, y tiene 20 veces más probabilidad de recibir un balazo de un policía.

Este mismo domingo, después de la venganza contra policías en Dallas se confirmó la muerte de otro afroamericano a manos de policías en Houston, Texas, según la información oficial al “desoír la voz de alto”; por eso organizaciones como Lives Matter y otras han cobrado fuerza al afirmar este  lunes que “los negros siguen siendo objetivo”.

Según el ex presidente Jimmy Carter, la escalada de odio podría provenir de cierta animosidad contra lo que representaría el primer Presidente de raza negra en la historia de Estados Unidos.

Carter argumentó hace apenas un par de meses que pese a la señal de esperanza que representó su elección, a ello obedece el surgimiento de personajes como Donald Trump y la fuerte reacción de republicanos conscientemente raciales.

Hay una preocupación real y la alerta es tal que Barack Obama interrumpió su gira en Europa para mandar un fuerte mensaje de unidad y serenidad con todo lo que él mismo y su color representa.

También los candidatos presidenciales suspendieron actividades para solidarizarse con las familias de los policías -Por cierto esta vez Trump envió un escueto mensaje de paz y no quiso hablar más del tema-.

No es común que el primer mandatario de color negro de la historia de EE.UU hable con tanta claridad sobre discriminación, pero en junio de 2015 había dijo lo siguiente en una entrevista como si temiera que este momento llegara:

“Del racismo no estamos curados; las sociedades no borran por completo de la noche a la mañana lo sucedido 200 ó 300 años antes…el legado de la esclavitud, las leyes de segregación racial y la discriminación en casi todas las instituciones de nuestras vidas proyectan una larga sombra. Eso sigue siendo parte de nuestro ADN”.

Ciertamente hay un racismo oculto en nuestras sociedades en todo aquél que no se define como tal, pero que provoca y promueve el odio o el rechazo consciente y hasta inconscientemente.

“Actualmente el principal problema no son los tipos que usan capucha, sino los que usan trajes” asegura Eduardo Bonilla-Silva, autor del libro Racism Without Racist.

Vivimos en una sociedad de prejuicios que suelen estar más ocultos que el racismo mismo, y que incluso negamos pero pueden traer consecuencias graves: hacia personas homosexuales, de color, de nacionalidades distintas, clases sociales, etcétera.

En su llamado a no caer en la desesperación y la confusión, el Presidente Obama vuelve a soltar con firmeza el reclamo al Congreso: “no podemos evitar que haya gente trastornada. Pero sí podemos limitar su acceso a las armas. En este debate no se puede pretender que la cuestión de las armas sea irrelevante, casos como este no hubiesen ocurrido de no haber tantas armas en las calles”.

Ese es el otro tema de temas en el vecino país del Norte, pues la clase política no se atreve o no quiere aceptar que está pasando algo con la facilidad que la ley otorga para que casi cualquiera pueda acceder y portar un arma libremente.

Recordemos que el Presidente de EU ha fracasado en su intento por reformar la legislación para acotar dichas facilidades.

Ojalá finalmente se tomen medidas al respecto de ambas cosas, frenar este racismo en las futuras generaciones y poner de una vez por todas control al uso de armas de fuego.

En tanto el Presidente anunció que llamará a un diálogo sensible entre las partes en la misma Casa Blanca para comenzar a superar este odio, donde estén presentes policías y diversas comunidades sociales.

Como País debemos solidarizarnos con nuestros vecinos del norte, recordando en cada momento que nuestras palabras y acciones traen consecuencias y que allá muchos de nosotros tenemos familia en busca de mejores oportunidades.

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